LA LITERATURA DE RACHID BOUDJEDRA

El repudio: alucinante relato de una historia inconfesable

Rachid Boudjedra, un brillante narrador argelino que utiliza la escritura como instrumento de lucha. | Jorge Iván Garduño

Escrito en OPINIÓN el

¿Qué hace al hombre… hombre?, o ¿a la mujer, mujer? Esta es una pregunta que en realidad se ha formulado decenas de veces y hasta se ha procurado dar una contestación razonable quizá millones de ocasiones; muchos podrían tener una respuesta en primera instancia.

Antes de dar alguna opinión, revisemos las aristas que este cuestionamiento nos proporciona realmente a través de una de las áreas por excelencia que ahonda en las preguntas esenciales y que busca descifrar la naturaleza del ser humano, me refiero a la literatura, una manera artística que nos asiste en la exploración de universos diametralmente contradictorios e insondables llanamente, pero que también nos permite penetrar en los rincones de la realidad diaria.

Y es en el trabajo literario donde encontramos un relato que nos deja reflexionar, contemplar y hermanarnos sobre los problemas relacionados con el creciente deterioro cultural de los países árabes en materia de desigualdad de género, mediante el sencillo manejo del lenguaje en una temática desmitificante del hombre-hombre y la mujer-mujer, situación que nos obliga a estar con los sentidos bien atentos.

Esta obra literaria a la que me refiero es “El repudio”, novela que data de 1972 y que representa una de las obras más famosas de Argelia y de la literatura magrebí, escrita originalmente en idioma francés, y en la que su autor, Rachid Boudjedra (Argelia, 1941), nos permite observar la sexualidad desenfrenada de las naciones del norte de África.

Con un manejo estilístico de conciencia ideológica, Boudjedra nos expone la terrible irrupción de la cultura del despojo en el país argelino, que está acompañada siempre de una petulante hipocresía, y sobre el horror que una vana superstición puede suscitar en la vida de más de una persona.

Los personajes de esta realidad transformada en literatura, se caracterizan por las sombras que proyectan metafóricamente fuera de la habitación, mientras que la luz del mundo del exterior, del que se esconden dos amantes que han sido expulsados, la luz reposa en la piel de ellos al ser proyectada por la mirada perdida de sus ojos, producto de la infancia que le fue robada a una mujer.

Todo lo anterior es la escena primordial de un relato que vierte un joven argelino en un pequeño cuarto a su amante francesa, quienes serán cómplices de una historia reveladora, de los engranajes que mueven al terror a cientos de miles de hombres y mujeres que se encuentran en situaciones en extremo similares.

Esta obra en la que la ficción queda a un lado, procede de una realidad creciente que aborda asuntos relacionados con preocupaciones humanas, temas de violencia, descomposición del tejido social, segregación sexual; sembrando y provocando horror en una nación en crisis y desfiguro ideológico durante las últimas décadas.

Por todo lo expuesto, podemos expresar que el relato que hace un joven a una mujer, más que una memoria de hechos, es el sometimiento filosófico que empuja a un hombre a reconocer el valor femenino a través de un monólogo histórico, permitiéndose ambos alcanzar su madurez y, a través del diálogo y no del sexo, acceder a su identidad masculina, revalorando a su interlocutora en un gesto de honor.

Finalmente, el eco de esta novela resuena de forma estridente en el cuarto cerrado en que se suscita, inundando las calles de la ciudad donde habita la inusual pareja, desbordándose la historia por todo Argelia hasta alcanzar el cabo de Buena Esperanza, y de ahí penetrar en tan serena y oscura noche a todos los corazones del mundo.

Rachid Boudjedra, un brillante narrador argelino que utiliza la escritura como instrumento de lucha.

 

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