El 15 de septiembre se conmemora la convocatoria al pueblo hecha por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, alentando a la rebelión independentista en contra del dominio español, episodio que marcó el inicio de la construcción de la nación mexicana, a partir de un ideario político que apelaba a la libertad y soberanía de los pueblos como pilares democráticos.
Coincidentemente, desde 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la Resolución A/RES/62/7, decidió que cada 15 de septiembre se celebre el Día Internacional de la Democracia, con la conciencia de la importancia de la participación activa de las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación y de su interacción con los gobiernos en todos los niveles en la promoción de la democracia, la libertad, la igualdad, la participación, el desarrollo, el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y el Estado de derecho.
Es posible señalar que la evolución histórica del Estado mexicano tiene una base conceptual significativa tanto en la idea de democracia como en la de independencia, pues ambas reivindican la soberanía popular en la conducción de una nación de iguales. Bajo este contexto, considerando que en nuestra Constitución se señala que la democracia debe ser entendida no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo, es posible identificar avances importantes hacia un modelo así, pues con el impulso de luchas y movimientos sociales y con el consenso de diversos actores políticos, en las últimas décadas se ha configurado un esquema institucional y normativo que privilegia el robustecimiento de las prerrogativas de las personas.
La instauración de instancias autónomas para la tutela de libertades y para la atención de temas especializados del ámbito público; la consolidación del acceso a la información y la transparencia que, con todo y algunas resistencias, se consolidan como herramientas útiles para la sociedad; las reformas penal de 2008 y en materia de derechos humanos de 2011, así como la judicial de 2021, son expresiones del modelo de democracia constitucional que se basa en la protección de las libertades fundamentales, mismas que se constituyen en límites al ejercicio del poder.
Por supuesto, la realidad puede requerir repensar y replantear aspectos políticos e institucionales, por lo que la democracia conlleva el ejercicio deliberativo y de análisis, ante la complejidad y el constante cambio en nuestra sociedad, pero esto siempre debe tener, como referente esencial, al conjunto de valores constitucionales fundamentales, en un esquema respetuoso de la división de poderes, que garantiza el control político a partir de la noción de pesos y contrapesos.
Hoy, tenemos la oportunidad de celebrar un aniversario más del inicio de la gesta de independencia y hacer igual con la conmemoración internacional por la democracia. Como sociedad, se debe asumir la responsabilidad de mirar en retrospectiva, para no olvidar de dónde venimos; igualmente, se requiere el compromiso para continuar con el perfeccionamiento de nuestro modelo de vida en común, sin admitir ningún retroceso en lo que se ha alcanzado.
La tarea es continuar fomentando la imprescindible intersección entre la legitimidad del poder y la legitimidad jurídica, lo que se actualiza cuando el gobierno se somete a la ley y actúa acorde a ella; así como la conciliación entre la democracia representativa y la democracia participativa, a partir de entender que no es suficiente con acudir a las urnas en periodos electorales, sino que es necesaria la participación activa de las personas en el acompañamiento y toma de decisiones que afectan a la sociedad.
La democracia es ideal cuando existen las condiciones adecuadas de colaboración de las personas en la consecución de los objetivos del interés general, con información oportuna y detallada sobre la forma como operan las instituciones y con las herramientas cívicas suficientes para exigir rendición de cuentas a los gobernantes.
Por lo anterior, el reto es atender eficazmente problemáticas tales como la pobreza y desigualdad; la inequidad en educación y salud; la inseguridad; el desempleo; entre otras, que erosionan las posibilidades de las personas para ejercer a plenitud los derechos asociados a la vida política en colectivo. La precariedad en las capacidades cívicas es el principal riesgo para el modelo democrático.
Ojalá que la celebración del inicio de la lucha que culminó con la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la ciudad de México en 1821 sirva para recuperar dos de sus reivindicaciones: la independencia nacional y la unión de los mexicanos, ambas significativas para conmemorar también el Día Internacional de la Democracia.