JUSTICIA LABORAL EN LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE FEDERAL Y DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Las Juntas laborales del rencor

En la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje y en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México se está perdiendo el control ¿Y la justicia laboral para los trabajadores? | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

Antes, los mensajes me los encontraba debajo de la puerta, hasta en los buzones (de madera o metálicos). Era divertido si era de una persona conocida, porque llegaban noticias buenas. Aunque, a veces, podían ser malas. Ahora ya no es así, basta con abrir el teléfono móvil o la computadora, y llegan de todas partes. Confieso que el recibido esta mañana, a pesar de provenir de una vieja amiga que está en plena agonía, me puso contento.

El mensaje era de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, que ha sufrido las de Caín y de paso nos ha convidado su mala suerte a quienes la acompañamos en estos últimos años en eso de probar su justicia laboral.

El mensaje de mi amiga de antaño dice que ¡le han aumentado el presupuesto en 44 millones 205 mil 735 pesos! para pasar de $743,845,647 del año 2022 a $788,051,382 para el 2023. Falta que la Cámara de Diputados no le quite lo asignado a causa de los proyectos estratégicos, y que la alegría se nos vaya al suelo.

Los aguafiestas me pueden decir que es un aumento que no alcanzará para nada porque representa apenas un poco más de 3 millones 683 mil pesos por mes, y se requiere aumentar el personal que trabaja en esa institución laboral al menos el doble de lo que hoy se tiene.

La tardanza de los juicios, las fechas que se prolongan, hacen que litigar para quienes defienden trabajadores o patrones sea una verdadera pesadilla. Algunos a nuestra vieja amiga le dicen que vive en el castillo del rencor, no del terror, por el desgaste que significa la defensa laboral.

Para lograr que los juicios se adelanten un poco, los abogados recurren a amparos ante los juzgados de distrito, que también están desbordados de expedientes. Eso obliga a nuestra antigua amiga a atiborrar de audiencias las Juntas Especiales, que deben de llevarse a cabo por orden judicial. Programan 15 audiencias cada media hora, y sólo hay siete espacios para que se celebren.

Esto provoca que haya hasta tres horas de retraso en cada audiencia y, si se tiene la mala suerte de que se señalen después de la una de la tarde, generalmente se suspenden “por lo avanzado de la hora”. Porque el personal de la Junta se retira religiosamente a las quince horas.

La mayor parte de las audiencias no se notifican y no es extraño que los abogados acudan por una nueva fecha para que se celebre 5 o 6 meses más tarde. En ese castillo del rencor sólo se ven caras de fastidio y cansancio. No hay sillas donde sentarse y las esperas son interminables. Ahora que está de moda la Guardia Nacional es posible que quienes litigan tantas horas de pie, pasen la prueba de resistencia y, con suerte, hasta les den una acreditación.

Debido a los retrasos, en el pequeño espacio de la Junta del rencor están todos los abogados en espera de audiencia, conviviendo o tropezándose entre ellos, los de las programadas a las 9 de la mañana con las del mediodía. Es como una justicia de multifamiliar del siglo pasado, combinada con papeles polvosos, donde se conjuntan personas y viejos expedientes.

Es común que después de tanta espera se les informe a los heroicos abogados que el tóner de la impresora se acabó y que deben recoger su acta al día siguiente. Hay algunos defensores que mejor se ponen a bailar una cumbia para que no se les derrame la bilis.

Cuando preguntan por qué no se notificó el caso, responden los empleados: 

–¡Ay, abogado!, debe saber que en esa alcaldía donde está su caso no tenemos actuarios y la plaza ya no existe.

–Le recomiendo que no se ampare abogado, porque mi jefa es muy rencorosa, su caso se va a alargar más y el laudo seguro vendrá en contra. 

Casi al cerrar la puerta me encuentro otro mensaje, y es de otra vieja amiga: la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México. Me dice que su presupuesto de $441,775,766 está congelado desde 2021, y para 2023 se lo redujeron, ahora debe compartirlo con los nuevos Centros de Conciliación que están en el mismo edificio.

Al equipo de expertos conciliadores de esa Junta Local ya se les avisó que se van despedidos sin indemnización alguna. Hasta les pidieron la renuncia sin darles ninguna opción de empleo, a pesar de ser de los más capacitados del país. Me platican que a algunos los sacaron con policías, dándoles un trato indigno, y que dejaron en su lugar a los recién contratados por la nueva administración.  

Nuestras antiguas amigas, las Juntas de Conciliación y Arbitraje parecen barcazas que pierden el control, con muchas entradas de agua, y con el grito de: ¡sálvese quien pueda!

¿Y la justicia laboral para los trabajadores? Bien gracias, está en el pantano.