#INFILTRADO

Lenin Canchola, el poderoso narco que trabajó en un 7 Eleven

Lenin representa uno de los mayores triunfos de Harfuch, pues se le perseguía desde hace muchos años, pero siempre escapaba. | Antonio Nieto

Escrito en OPINIÓN el

En la unidad habitacional el Rosario se había ido la luz. También afuera, en sus alrededores, la penumbra se había apoderado de las calles. Todo lo que se oía eran rumores de coches que iban y venían hasta que ya nada se escuchó. Era septiembre de 2017 y la oscuridad que dominaba el gran conglomerado de departamentos de interés social tenía un fin: ocultar la llegada de Jonathan Lenin Canchola a la más importante narcojunta de la última década en Ciudad de México.

De casi un metro 90, robusto, bigote ralo, ojos rasgados y ropa de diseñador, Lenin había pedido al anfitrión, Pedro Ramírez, el “Jamón”, cabecilla del cártel de la Unión, que la narcojunta se llevara con la mayor seguridad posible y éste último mandó a que su gente provocara un apagón que duró toda la noche y que permitió que la reunión transcurriera como en el fondo de una cueva, bajo el amparo de las sombras.

Para esas fechas, Lenin ya era uno de los mafiosos más buscados del país, pero el cártel de la Unión y su líder, José Alberto Maldonado López, el “Betito” tenían aún más poder. A cinco años de aquella junta que asoció a Lenin con Betito y con otros líderes criminales como Juan Balta y el Negro Aguas, el de apellido Canchola hizo crecer su organización -los Malcriados 3AD- hasta convertirse en la segunda amenaza más desafiante para las autoridades capitalinas y del Estado de México después de la Unión. Lenin proviene de una amplia familia criminal, famosa por secuestros como el de Rubén Omar Romano, ex director técnico del Cruz Azul y por protagonizar fugas de diferentes cárceles, desde donde sus miembros operaban con señorío. Sin embargo, Lenin no siempre fue un pomposo y temible delincuente. En manos de este reportero está un informe de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana donde se desmenuza la carrera delictiva de Canchola, detenido en julio y vinculado a proceso este fin de semana por asociación delictuosa y un secuestro. Causa sorpresa leer que le encontraron dos trabajos registrados, uno en Waldo’s y otro en la cadena 7 Eleven, bajo el folio Y6023351106. En ambos aparentemente contó con seguridad social y no personificó ningún incidente. Nacido el 6 de enero de 1984 y criado en las colonias Tepeaca y las Águilas, en la alcaldía Álvaro Obregón, Lenin dejó rastro de haber trabajado como auxiliar general en estas tiendas, antes de caer en prisión por primera vez, el 25 de agosto de 2005 por robo. Estuvo un corto periodo de tiempo en el Reclusorio Sur hasta finalmente salir absuelto. Volvería a ser encarcelado en 2010 por encubrimiento por receptación, pero obtuvo su libertad condicional semanas más tarde. A partir de ese año, lo único que se sabe es que se dedicó a vender relojes y, por supuesto, al secuestro.

Los secuestros del “Carnal”

El “Flaco” y el “Rastas” aguardaban el cambio de luz en el semáforo, a bordo de un Jetta gris, cuando un taxi blanco con rosa les cerró el paso. Era la tarde del 30 de noviembre de 2016, en Alta Tensión y Periférico. Una Suburban gris y una moto con dos hombres armados se sumaron al operativo. “¡Bajénse, par de perros! Ordenó el copiloto de la motocicleta y el Flaco intentó maniobrar el coche para huir, pero de la Suburban bajaron cuatro individuos que los apuntaban con armas largas. La suerte del Flaco y el Rastas estaba echada. Se los llevaron a una casa de seguridad y los tuvieron confinados a un cuarto donde durante tres días no vieron otra cosa más que un muro blanco maltrecho por la humedad. Horacio, el Flaco fue liberado tras pagar 100 mil pesos, pero del Rastas no se supo más.

Pocos la cuentan si cayeron en manos de los Malcriados 3AD. Uno de esos pocos fue un militante de MORENA que fue privado de la libertad el 29 de mayo de 2020 en Álvaro Obregón. Para su fortuna fue liberado el mismo día, pero con la consigna de enviar un mensaje a algunas autoridades que se negaban a colaborar con los Canchola o el “Carnal” como también le dicen. Vivió en Acapulco, en Oaxaca, en Huixquilucan, Querétaro y recientemente en Nuevo Léon -donde fue capturado- y desde ahí coordinó el avance de su grupo criminal de Santa Fe hasta Toluca, plaza de la Familia Michoacana. Siempre lo hizo, según cuentan, sin el apoyo de sus tíos o primos, uno que incluso no recibió ayuda de Lenin cuando fue capturado por la Policía de Omar García Harfuch hace unos meses, tras una trifulca cerca del Metro Lagunilla y que actualmente está preso en el Reclusorio Norte. Lenin representa uno de los mayores triunfos de Harfuch, pues se le perseguía desde hace muchos años, pero siempre escapaba, lo que dejaba entrever su capacidad de corromper autoridades. Cuajimalpa se convirtió en su bastión, apoyado por trabajadores de la Alcaldía que transportaban droga y armas en vehículos oficiales. Pero lo más oscuro de esos contubernios está en un expediente olvidado en los cajones de la Fiscalía capitalina, en el cual no solo se menciona a Lenin Canchola, sino al propio Edil, Adrián Ruvalcaba, pero eso lo platicaremos la próxima semana.

Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.