La violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres en el entorno digital representa un mecanismo de intimidación, control, discriminación y desprestigio, así como una limitación de sus libertades y derechos humanos. El abuso y el acoso digital socavan la libertad de expresión y trastocan la seguridad, dignidad, privacidad e integridad de las víctimas. En el caso de las mujeres que ejercen el periodismo, este fenómeno tiene un doble impacto, tanto para las profesionistas como para las audiencias de los medios de comunicación, pues este tipo de violencia no solo vulnera la seguridad e integridad de aquéllas, sino que también censura y limita el ejercicio periodístico, la libertad de prensa y de expresión, y el acceso a la información por parte de éstas.
Un informe elaborado por la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF) afirmó que, para las mujeres periodistas, los ataques de género siguen siendo una parte persistente de la rutina diaria en su labor profesional. En este estudio se subrayó que estas agresiones en línea suelen hacer referencia al cuerpo, a los rasgos personales, apuntes sobre sus familiares y esfera íntima. Además, que estas amenazas en Redes Sociales tienen una naturaleza sexista encaminada a intimidar o avergonzar a la periodista, cuestionar su rigor intelectual y las credenciales profesionales de las mujeres.
Para la UNESCO, la violencia en línea ha significado un nuevo frente para la seguridad periodística. De acuerdo con el Informe “Violencia en línea contra las mujeres periodistas: Instantánea mundial de la incidencia y las repercusiones”, elaborado por este organismo, en colaboración con el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ), las agresiones en el ámbito digital incluyen ataques selectivos, con frecuencia con amenazas de violencia física o sexual, violaciones a la privacidad y a la seguridad digital, expresiones insultantes, mensajes privados de acoso, vigilancia, amenazas para dañar su reputación profesional o personal, abusos basados en su imagen, así como campañas de desinformación y desprestigio.
En el panorama mundial, este informe de la UNESCO y el ICFJ encontró que, de las más de 900 mujeres periodistas de 125 países, al menos 73% por ciento habían sufrido violencia en línea mientras realizaban su trabajo. En este análisis se advirtió que los discursos que alientan la estigmatización de la prensa son un elemento que desencadena violencia en línea en contra de las periodistas, y que las temáticas relacionadas con el género, junto con la política y las elecciones, son los asuntos que con mayor frecuencia aumentan el acoso.
En el contexto nacional, en lo que va del año 2022, el Programa de Libertad de Expresión y Género de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) tiene un registro de 24 agresiones a mujeres periodistas, -en la modalidad de violencia digital. En estos casos reportados, se encontró que la fuente de información principal en la que se denunció violencia digital es la política, especialmente en la cobertura de asuntos relacionados con casos de corrupción, seguridad, crimen organizado, medio ambiente o salud. Asimismo, en estos casos se dieron agresiones a la libertad de expresión como: hostigamientos, descréditos de labor, amenazas e intimidaciones.
Los casos de abuso en línea se incrementan exponencialmente, lo cual ha orillado a las periodistas a la autocensura, a cerrar sus perfiles en plataformas digitales o dejar su trabajo en respuesta a la violencia digital. Por ello, a nivel internacional se ha llevado a cabo alianzas para contrarrestar los abusos y violencias que las mujeres periodistas enfrentan en el ámbito digital, por ejemplo, la colaboración entre la Fundación Thomson Reuters, la UNESCO, el INSI, y la IWMF, mediante la cual se desarrollaron herramientas prácticas y legales para contrarrestar el acoso en el entorno digital: “Guía práctica mujeres periodistas sobre cómo responder al acoso en línea”, y la guía para conocer los derechos. Asimismo, junto con Google, la Fundación Thomson Reuters puso en marcha una herramienta digital denominada TRFILTER, a través de la cual se permite documentar y gestionar el acoso y los abusos en línea.
Estas herramientas, que hacen un especial énfasis en la seguridad digital y la salvaguarda de los derechos de acceso a la información y protección de datos personales como insumos para asegurar los derechos humanos de las periodistas, representan una vía para contrarrestar el acoso digital al que son sujetas las mujeres que ejercen el periodismo. Indudablemente, y a la par del uso de estos insumos fruto de los esfuerzos colaborativos, se requerirá que la sociedad en su conjunto tome conciencia sobre este fenómeno de violencia que ha alcanzado y permeado el entorno digital. El trabajo de las mujeres en el periodismo es imprescindible para nuestras sociedades y las democracias, por lo que garantizar y buscar un ejercicio profesional seguro para ellas, nos beneficiará a todas y todos.