En nuestro país pareciera que los tiempos electorales no toman pausa alguna, han pasado apenas dos meses desde que tuvimos proceso electoral en seis entidades de la república y ya se están cocinando las campañas para renovar las gubernaturas del Estado de México y Coahuila en el 2023.
En esta ocasión abordaré esta última, pues tiene características particulares que llaman la atención. En Coahuila se ve una elección cerrada que pondrá a prueba el desempeño de las actuales dirigencias de los partidos que conforman la alianza; coordinación, acuerdo y una buena campaña serán indispensables para mantenerse competitivos de cara a la jornada electoral.
Definir el candidato podría no ser una tarea fácil, sin embargo, ya se ven tendencias e intenciones en las encuestas. Diversos nombres son los que circulan, pero por parte de la alianza el mejor posicionado hasta el momento es el priista Manolo Jiménez, quien es el actual Secretario de Inclusión y Desarrollo Social en la entidad y que también se desempeñó como Alcalde de Saltillo en dos ocasiones, siendo el primer Presidente Municipal de la capital en ser reelecto.
MORENA está también haciendo lo suyo, perfiles como el del ex panista Luis Fernando Salazar, Ricardo Mejía o Armando Guadiana resuenan en las encuestas con números muy cerrados, aun no sé ve un abanderado definitivo, pero no hay que olvidar que Guadiana ya perdió una elección cuando enfrentó al actual gobernador Miguel Riquelme.
El tiempo corre y la alianza se tiene que poner las pilas, preparar sus cuadros y elegir muy bien a sus estrategas y consultores, pues requerirá de todo su arsenal para frenar la ola de triunfos morenistas que los han relegado en otras entidades.
El PRI de Coahuila es uno de los mejor articulados del país, así lo ha demostrado en diversos procesos electorales, la operación del exgobernador y diputado Rubén Moreira quien es el actual coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados será vital para obtener buenos resultado en el proceso electoral, y no creo que esté dispuesto a perder su estado natal y uno de los últimos bastiones que le queda al PRI.
Un factor determinante en la elección es el desempeño del actual gobernador Miguel Ángel Riquelme, quien se ha mantenido muy bien evaluado en los diversos rankings de gobernadores. Durante estos cinco años de su administración se ha distinguido por ser el gobernador priista mejor evaluado y ha mantenido un PRI unido en la entidad.
Riquelme es un gobernador que puede dar continuidad a su partido en Coahuila, buenos resultados lo respaldan y se ve que desde hace meses ha estado muy al pendiente de fortalecer cuadros que le puedan dar el triunfo a la alianza.
Si bien es cierto que el PRI se ve debilitado en lo general, no hay que olvidar el trabajo local, más de la mitad de los coahuilenses lo evalúan de manera positiva y ha logrado mantener una relación saludable pero independiente del Gobierno Federal.
En Coahuila el PRI luce fuerte y competitivo, tiene amplias posibilidades de ganar si hace bien su tarea y no permite que la actual crisis priista ensombrezca la campaña y sus protagonistas.
Una gran parte de las cartas están sobre la mesa, pero aún nos falta ver si los priistas saben aprovechar la buena mano que les deja el gobernador. El resultado de la elección a gobernador en Coahuila hay que dejársela al tiempo y al trabajo bien hecho.