Cuando Daniel Defoe publicó su novela “Robinson Crusoe” a principios del siglo XVIII, la crítica literaria inglesa calificó a esta obra dentro del género infantil, muy a disgusto de su autor, quien la concibió con una trama sencilla para la naciente sociedad adulta europea bajo el símbolo del colonialismo, del hombre perfecto y de la moral suprema.
Algo muy similar le ocurrió a Mark Haddon al publicar su novela “El curioso incidente del perro a medianoche” (2003, Salamandra), una extraña y cautivadora obra en la que sus editores, debido a la gran popularidad que obtuvo –en un primer tiraje en el mercado– dentro del círculo infantil, se vieron en la necesidad de ofrecerla a los lectores en dos impresiones, una dirigida a los adultos y otra más para los niños y jóvenes.
Y fue así como Mark Haddon, con sus dos ediciones magistrales bajo el brazo, emprendió el camino que le llevaría a ganarse a los afamados lectores ingleses, después a los críticos y, por último, a los sectores más ilustrados de la Europa contemporánea… para finalmente, en la mayoría de los casos, recibir un reconocimiento universal.
Haddon nació en 1962 en Northampton, Inglaterra, ha sido autor de varios libros para niños, además de pintor, ilustrador y caricaturista para diversas ediciones literarias, ya sea propias o de otros creadores, lo que le ha permitido imbuirse en la vertiginosa espiral de la narración infantil y saberse poseedor de un imponente talento.
El protagonista de la historia es un muchacho de 15 años, llamado Christopher Boone, quien sufre de síndrome de Asperger, una forma leve de autismo que le impide ser capaz de percibir y comprender emocionalmente al mundo que le rodea, sin que esto signifique una limitante para su innata inteligencia.
Y mientras Christopher se avoca aparentemente a la tarea terapéutica de escribir un libro, nos devela un mundo extraño donde las cosas rojas son buenas pero las amarillas y las marrones malas, donde está prohibido mezclar los colores de los alimentos en el plato, donde la gente nunca debería de mentir y donde todo se entiende de manera literal; asimismo el autor nos devela lentamente la aversión de su protagonista de ser tocado, su miedo a los ruidos y así nos podemos enterar que su vejiga, en diversas ocasiones, es incontrolable.
Amante de los perros y de las historias detectivescas al estilo Sherlock Holmes, Christopher, que vive en un pueblo inglés de provincias llamado Swindon con su padre viudo, decide averiguar quién ha matado con un rastrillo de césped al perro del vecino, siendo esta la hebra del descubrimiento de verdades mucho más dolorosas que afectarán la vida del joven Boone, su padre y sus vecinos, hecho que incluso lo conduce a conocer la verdadera historia de la muerte de su madre.
Mark Haddon nos presenta una novela llena de patetismo, honestidad y de la totalidad de sí mismo, vertida en un narrador improbable, que sin embargo estaría catalogado como uno de los más intensos de los últimos años por ser divertidísimo, desgarrador y absolutamente anti sentimental, que vierte a lo largo del libro toda una serie de datos extraños e inusuales y almacena en su cerebro tanta información que podría ser inverosímil tanta información.
“El curioso incidente del perro a medianoche” es una novela de un autor inglés que nos obliga a replantearnos la coherencia de lo que suponemos es una sociedad sana, que al verse enfrentada a una mente joven, inocente y sincera afectada por el síndrome de Asperger tambalea y se desgrana, en definitiva, un gran acierto de Haddon construida bajo un ambiente agridulce, detectivesco y plagado de explicaciones matemáticas que cautivarán al lector.