Las turbulencias no cesan en el AICM, donde el deterioro a nivel operacional y laboral ha cruzado todo límite razonable... con decirles que ocho personas han sido despedidas arbitrariamente, acusadas del presunto homicidio de un hombre que murió por coronavirus y en el IMSS. O sea, ¿cómo?
Esto ocurrió en el área de Subdirección de Terminal y Supervisión de Transportación Terrestre, encabezada por Óscar Ernie Orozco Perea, quien, en un lapso de ocho meses, ha liderado un despido masivo en el sector para colocar, cosa rarísima, a sus allegados, incluidos su hijastro, Óscar León, y su propio hijo, pasando por encima de la reputación de los empleados despedidos con difamaciones que, hasta hoy, no se han sustentado.
Les cuento que esta historia de terror laboral comenzó el pasado 17 de septiembre, cuando, tras haber trabajado 23 años en distintas áreas del aeropuerto, Angélica, una ex trabajadora, quien me pidió ocultar su identidad por temor a más represalias, fue despedida junto a otras siete personas, acusadas de supuestas prácticas de corrupción, pero además de haber asesinado al profesor David Martínez, antiguo encargado de Transportación Terrestre. Así como lo están leyendo.
“En agosto de 2021 fallece mi jefe por secuelas del covid y llega a la subdirección el licenciado Óscar Ernie… prácticamente desde que él llegó, me congeló. A los 15 días me llaman de Recursos Humanos para decirme que era mi último día de trabajo”, recuerda Angélica. “Cuando yo les pregunto el por qué, me dicen que el licenciado Óscar me está acusando de actos de corrupción y del presunto asesinato del profesor David Martínez”. Sí, leyeron bien, asesinato.
Cuando los empleados confrontaron a Orozco Perea sobre la naturaleza de estos señalamientos, el funcionario afirmó que incluso existía una carpeta de investigación por el crimen, pero se negó a entregarles un folio o el número de la carpeta de investigación.
En su lugar, los presionó para aceptar una renuncia voluntaria, para evitar “consecuencias graves” y hasta la cárcel, y les exigió salir de las instalaciones por su propio pie; si no, los haría sacar a la fuerza por los policías.
En shock, y sintiéndose totalmente vulnerables, los ocho empleados aceptaron una liquidación que ni siquiera se acercaba a lo que por ley les correspondía, y ahora se enfrentan al hecho de que estas acusaciones han impactado en su oportunidad de conseguir empleo en otros lugares, señalados de corruptos y hasta asesinos, sin que haya una sola prueba de malas prácticas en su contra.
“(Orozco Perea) dijo que había recibido 5 millones de pesos en sobornos”, recuerda Angélica; “pero tengo una demanda porque mi casa está hipotecada. Dijo que recibí un auto del año, pero tengo un carro de 10 años de antigüedad. Dijo que me dieron joyas, viajes al extranjero y hasta que tenía una nómina alterna, pero estoy en la calle”, expone, destacando que, a casi un año de que surgieran las acusaciones, no ha recibido una sola notificación de alguna investigación en su contra; no se ha notificado sobre ningún balance que determine un solo caso de corrupción, y mucho menos existe algún motivo que justifique la acusación por el asesinato del profesor David Martínez, quien falleció en el IMSS tras contagiarse de covid”.
Nada. Lo único que se ha movido en todo este tiempo es que los ex empleados fueron difamados en Amanecer Aéreo, una revista que se difunde localmente en el AICM.
Ellos, por su parte, emitieron una denuncia al Órgano de Control Interno del aeropuerto, por la cual el Sistema Integral de Denuncias Ciudadanas (Sidec) abrió una investigación con el folio 76590/2021. No obstante, parece que las indagatorias están congeladas y el tema fue archivado.
Antes del despido, Angélica era cabeza de familia, pues su esposo acababa de perder su empleo; así pues, suplicó por permanecer en el AICM, y hasta estuvo dispuesta a ser remitida a otra área con tal de no perder su sustento económico.
Pero la decisión de Orozco Perea estaba más que tomada, pues ya desde semanas antes había colocado a allegados suyos en los puestos de las personas que, muy oportunamente, tacharía después de corruptas y asesinas.
Con decirles que el octavo empleado fue despedido apenas en mayo, acusado de los mismos motivos que el resto del área.
Para este punto, Angélica ya ni siquiera espera recuperar su empleo, pero, pese a las represalias que teme por compartir esta información, cree que es imprescindible limpiar su imagen y las de sus ex compañeros, y también exponer la situación dentro del AICM para evitar que más empleados padezcan las prácticas arbitrarias de trabajadores como Orozco Perea.
Admite que, cuando la 4T llegó al poder, ella estaba llena de esperanza por un cambio, pero, lejos de lo que se presume sobre el supuesto fin de los compadrazgos, se da cuenta de que las cosas están peor que nunca en espacios como el AICM, donde ella misma fue víctima de la práctica de nepotismo.
Luego de la salida de Carlos Morán Moguel al frente de la administración del lugar, ya quedó claro que el presidente AMLO reconoce que el AICM necesita un cambio de dirección. Ojalá el vicealmirante Carlos Velázquez, nuevo director del AICM, tome nota de esta injusticia y haga lo propio. Léase, correr a Óscar Ernie Orozco Perea y sus secuaces y recontratar a los empleados injustamente despedidos o transparentar si hay alguna carpeta de investigación en su contra, para defenderse.
La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en El Financiero, reproducida aquí con autorización de la autora.
* Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.