REFORMA POLÍTICA ELECTORAL

Más confrontación

Nuestro país no está para confrontaciones estériles, México no necesita más divisiones. | Ivonne Ortega

Escrito en OPINIÓN el

En el ámbito político en ocasiones hay que decir las cosas varias veces para que algunas personas y grupos entiendan: nuestro país no está para confrontaciones estériles, México no necesita más divisiones.

Tanto Morena y sus aliados como PAN-PRI-PRD insisten en llevar la reforma político electoral al debate público como asunto central de la vida de nuestro país, empeñados en lanzarse en un tonel de dimes y diretes como si asuntos como la permanencia del INE fueran discutibles, o peor aún, moneda de cambio.

Vivimos tiempos en que la incertidumbre de las acciones de gobierno impactan los acuerdos internacionales firmados por la misma administración federal que ahora los transgrede, en que las autoridades nacionales intentan rebasar los alcances de la justicia federal con decretos a modo disfrazados de seguridad nacional.

Hoy más que nunca se requiere fortalecer las instituciones democráticas, el INE en primer término.

Cuando vemos y escuchamos a los dirigentes de la alianza PAN-PRI-PRD decir que “siempre sí” dejarían atrás su moratoria constitucional en temas electorales, necesariamente nacen las suspicacias. Su historial de arreglos y la reciente exhibición de sus formas y modos de acordar hace muy difícil concederles algo de confianza.

Pero también vemos a un presidente Andrés Manuel López Obrador que quiere volver el desfile del 16 de septiembre en un despliegue de fervor patrio armado, a la usanza de los dictadores que presumen sus arsenales como medio de disuasión, para protestar por las consultas requeridas por Estados Unidos y Canadá en el marco del TMEC, y arremete contra Estados Unidos por “financiar seudo ambientalistas contra el Tren Maya” cuando justo acaba de reunirse con él y no dijo una palabra del asunto.

Claro, no dijo nada en Estados Unidos. Aquí, sí.

Confrontaciones, enfrentamientos, barrepiés buscapleitos por todos lados. Eso no es lo que requiere el país.

México, reitero, necesita que las autoridades se ocupen en resolver los grandes problemas nacionales, que no desaparecen con repartos de dinero al estilo Morena. Feminicidios, desapariciones, matanzas, inflación desbocada, nuevas epidemias en puerta (y otra vez nos dicen que no es nada grave), demandan que el gobierno trabaje, y sus funcionarios no anden en campaña electoral anticipada.

Ese es el planteamiento: trabajar para aliviar el incremento de los precios en la canasta básica, reducir la violencia en México, asegurar oportunidades de desarrollo para todas las personas.

Sí, podemos discutir los asuntos político electorales, pero hay que entender que el momento para una reforma electoral de fondo que cambie las instituciones y modifique el sistema político representativo, ya pasó. 

Una reforma de gran calado, que verdaderamente persiga el perfeccionamiento de órganos de representación, de formas de elegir a gobernantes y congresistas, que evalúe y disponga sobre la conformación y funcionamiento de instancias electorales y jurisdiccionales, requiere visión y temporalidad. Ese tiempo era la elección intermedia.

Ahora, en la segunda mitad de un sexenio y en medio de una sucesión presidencial adelantada, ¿qué mueve el impulso aparentemente reformador de Morena y sus aliados, y de PAN, PRI y PRD?

Por el lado del gobierno, seguir incrementando su repertorio retórico en vez de gobernar, y atrapar al INE para someterlo a la voluntad del presidente.

Por el lado aliancista, confrontar en vez de proponer, plantear escenarios favorables en el 2024, esto último común también al gobierno, Morena y sus aliados.

¿Y la ciudadanía? A seguir en medio de un fuego cruzado de enfrentamientos políticos, de inseguridad y crisis económica y de salud.

En serio, tienen que revisar sus prioridades.