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OPINIÓN

¿Y si estaba de parranda qué?

¿Cuándo dejaremos de ser las mujeres quienes persigamos a los violentadores? | Paola Becerra

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En los últimos días se han registrado un alarmante numero de mujeres desaparecidas en el norte de México, particularmente Nuevo León, tan solo en el último mes se han abierto veinte carpetas de investigación por desaparición, y si hablamos del número entre enero y abril del 2022 es espantoso… casi trescientas mujeres desaparecidas.

Este fenómeno no es único del norte del país, Tabasco, por ejemplo, registra un incremento del 666% en el último año, así como Morelos y Tlaxcala. Ante todo esto, las desafortunadas declaraciones del Secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, Aldo Fasci Zuazua comentando que (y cito textual) “la mitad de los casos, son desapariciones por el simple hecho de que no se reportan con sus papás las menores o las mujeres adultas”.

Y sí, existe un número, irrelevante si es la mayoría o no, que deciden no avisar en sus casas a donde fueron, o bien se quedaron sin batería en sus teléfonos celulares, en fin; pero parecía que algunos medios de comunicación o autoridades como el secretario Fasci, criminalizan a las mujeres que se reportan como desaparecidas y aparecen sanas y salvas; dejemos de responsabilizar a las mujeres por la cantidad de alcohol que consumen, en quién confiamos o cómo se visten, debemos y sobre todo, deben quienes toman las decisiones; de garantizar la seguridad de cualquier mujer en la calle.

Hasta el momento, tenemos una secretaria de la mujer que ha renunciado, un grupo especial de doscientos elementos buscando a estas mujeres y un gobernador más preocupado en sus relaciones binacionales con sujetos impresentables como el gobernador republicano Greg Abott que realmente atendiendo de manera integral esta problemática.

Seguro muchas de mis lectoras son mujeres, y entre mujeres hemos tenido que crear mecanismos de protección y solventar la poca confianza que tenemos en las autoridades y en los elementos de seguridad; y es que somos las mujeres, quienes pedimos a nuestras amigas que nos envíen su ubicación en tiempo real para asegurarnos que el conductor que la lleva a su hogar no la desaparecerá, y somos las mujeres quienes hablamos a nuestras amigas para saber que su cita no intenta violentar su dignidad o ha intentado llevarla por la fuerza a su casa, somos las mujeres quienes tenemos que quemar puertas de palacios gubernamentales para que los políticos salgan de sus cuatro paredes y atiendan esta otra pandemia, la de la violencia desmedida.

Pero… ¿cuándo dejaremos de ser las mujeres quienes funjamos de investigadoras, peritos y persigamos a los violentadores?

Cuando los hombres entiendan que no son parte del problema, sino de la solución.