Solo imaginémonos a una mujer de avanzada edad que anda cargando más de 150 mil expedientes en un viejo burro sobre una vereda llena de piedras y de lodo, va caminando despacio, muy despacio.
Súbitamente alguien llega de parte de la reina llamada Claudia Sheinb…. y le dice que a su burro le van a quitar una pata, un ojo, una oreja y todas las muelas para venderlos en el mercado porque el dinero no alcanza para mantener a la nueva vecina que presume de moderna y viene muy demandante.
La vieja mujer llamada Junta de Conciliación y Arbitraje (de nombre feo, pero así le pusieron sus padres) alega que no va a poder llegar a su destino. Ella reclama: ¿Por qué le quieren cortar una pata a mi burro, dejarlo tuerto, una oreja…? ¡que locura! ¿Cómo se les ocurre?
En esa suerte anda la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México a quien ya anunciaron que le quitaran la cuarta parte de su presupuesto para 2023, o sea, debe caminar con tres patas a como dé lugar, a ver si puede.
De 463 millones 864 mil 554 pesos le van a quitar 122 millones 088 mil 788 pesos, que representan el 26.3% de su presupuesto. A pesar de que el presidente de esta instancia laboral Eleazar Rubio Aldarán el pasado dos de diciembre reclamó ante los diputados locales los recortes históricos y demandó un aumento, no le hicieron caso.
El presidente Rubio fue a solicitar 548 millones de pesos para atender todos los expedientes y en lugar de darle más recursos, el Congreso Local lo trasquiló como si su operación fuera de la menor importancia para este gobierno.
Con estas acciones tomadas en contra de la Junta de Conciliación y Arbitraje, la pregunta que flota por todos lados es si la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, o los diputados locales tendrán idea de una medida tan sórdida en perjuicio de la justicia laboral para 2023.
La respuesta es evidente, no tienen idea del grave perjuicio que esta acción representará para trabajadores y patrones, y por supuesto en las cargas de trabajo para los servidores públicos que seguirán laborando en esa institución de tres patas.
O es porque a la Jefa de Gobierno la están engañando de que esta medida no traerá consecuencias negativas, o quien la asesora pretende crearle un descrédito intencional.
Lo inaudito es que los despidos en esa oficina laboral no terminan, sino que se incrementan, están separando a secretarios de acuerdos (quienes resuelven las actuaciones en los expedientes), dictaminadores (encargados de elaborar los laudos), así como a los auxiliares de presidentes (funcionarios que atienden las audiencias en vivo).
Parece que, en lugar de resolver la atención a la justicia laboral, los estrategas financieros del gobierno quieren tirar a la anciana con todo y burro, perdón a la Junta de Conciliación y Arbitraje, al precipicio con graves consecuencias.
¿Ahora quién resolverá los conflictos en esa vieja Junta de Conciliación y Arbitraje? Esto avizora que los procesos laborales serán más lentos y algunos se paralizarán por los despidos que continúan.
Algunos apuestan por el nuevo modelo laboral, pero pareciera más de lo mismo, o incluso con mayor caos. El Centro de Conciliación que nace en las entrañas del viejo edificio de la Junta Local capitalina que a decir por el Maestro Rubio Aldarán “…presenta un hundimiento importante y es necesario una inversión para su rehabilitación…” refleja el tamaño de los retos.
En ese Centro de Conciliación de la Ciudad de México, que vive del presupuesto arrebatado de la Junta capitalina conviven 24 conciliadores locales y 5 federales que los apoyan. Atienden una conciliación por hora y están obligados a recibir 8 personas por jornada de trabajo, pero el exceso de demanda los empuja a atender más usuarios y en menor tiempo de lo previsto.
La mayoría de los solicitantes tienen que esperar de pie algunas horas para que los atienda un conciliador, sin distinción para casos individuales o colectivos, incluso los que llegan con un acuerdo o convenio elaborado por ellos mismos.
Se observa a los recién instalados conciliadores el agotamiento físico de algo que apenas inicia y una pérdida de brújula de los estrategas financieros que solo saben armar una justicia maltrecha de tres patas.
De otros avatares
Mientras redacto esta columna, la colonia doctores, donde se encuentra mi reducto de escribano, está en un caos por el cierre de calles por trabajadores del Poder Judicial de la Ciudad de México. Se les adeudan tres quincenas y su pago de aguinaldo, mientras los ilustres estrategas financieros del gobierno de la ciudad que castigan los aparatos de justicia cobran su salario normalmente, como si nada pasara.