En la primera entrega de este artículo se describió la transformación que experimentó el flujo de migrantes no documentados en la frontera sur de Estados Unidos durante el año fiscal estadounidense 2022, dicha transformación se evidenció con el aumento del 37% del número de migrantes detenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y por una afluencia distinta de nacionalidades a las que en años anteriores se habían registrado.
Contrario al aumento de las detenciones de migrantes, los decomisos de droga a través de la frontera México-Estados Unidos disminuyeron un 35% con respecto al año fiscal 2021, pero al igual que los flujos migratorios, el tráfico de drogas, o al menos los decomisos, también ha cambiado en composición.
De acuerdo con las estadísticas de CBP, la marihuana es la droga con mayor descenso en las incautaciones pues redujo un total del 60% de 2021 a 2022 y un 83% si se considera como año de partida el 2020. Es posible que la disminución en los decomisos de marihuana esté estrechamente vinculada con un proceso gradual para su legalización en Estados Unidos. De hecho, hoy en día 21 de los 50 estados de la Unión Americana tienen legalizada esta droga para fines recreativos, mientras que en 37 estados se contempla para usos médicos. Si bien podría pensarse que la despenalización de la marihuana a nivel nacional es una acción política de la administración de Joe Biden, es de destacar que, por ejemplo, en dos de los cincos estados dónde fue sometida a votación la legalización de la marihuana durante las elecciones intermedias del 8 de noviembre, uno de ellos es demócrata (Maryland) y el otro republicano (Missouri).
Por otro lado, también en el año fiscal 2022 las incautaciones de heroína en la frontera con México disminuyeron un 70% con respecto al 2021, así como las de metanfetaminas redujeron un 13% y las de cocaína un 6%.
No obstante, las incautaciones de fentanilo aumentaron en un 33% con respecto al año fiscal 2021. Esto, sin embargo, indica que el fentanilo cada vez más se está convirtiendo en el flagelo estadounidense hablando de consumo de drogas. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, 107,375 personas en Estados Unidos murieron por sobredosis de drogas en 2021, de las cuales el 67% de esas muertes involucraron opioides sintéticos como el fentanilo, el cual es hasta 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. Sólo en California 5,722 de los fallecimientos por sobredosis de drogas estuvieron relacionadas con el fentanilo y 224 muertes fueron entre adolescentes de 15 a 19 años.
En términos de tráfico de drogas, en Estados Unidos se está clamando cada vez más que los cárteles han tomado el control operativo de la frontera y que la Patrulla Fronteriza es cada vez más asediada a raíz de que ha sido retirada de sus funciones de primera línea para concentrarse en procesar a un número récord de migrantes indocumentados. Sin embargo, el gran volumen de fallecimientos por sobredosis de drogas denota un problema de salud pública dentro de Estados Unidos, es más fácil acusar a los países productores y de tránsito de droga de esta tragedia que desarrollar una campaña de salud seria para reducir el consumo de estupefacientes o incluso pensar en la legalización como se está haciendo con la marihuana.
Al igual que con la migración, ignorar las tendencias que van tomando el tráfico de drogas es ignorar las realidades internas y externas de los países involucrados. Esa ignorancia consciente desvanece la oportunidad de crear políticas nacionales, binacionales y regionales para abordar una transformación de flujos migratorios y de drogas cuyo punto álgido es la frontera sur de Estados Unidos, pero que comienza más allá de México y Centroamérica.