Desde las 22:00 horas del viernes, los ocupantes de un Seat Ibiza negro vigilaban las instalaciones de Radio Fórmula en avenida Universidad. El coche estaba parado, pero con el motor encendido, del lado opuesto de la avenida. Apenas salió la camioneta donde iba el periodista Ciro Gómez Leyva, el Seat inició su marcha, hizo una vuelta en U y siguió a su objetivo.
Así consta en videos del C2 Sur analizados por agentes de Investigación y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. A las 11:02, la camioneta salió del estacionamiento de Radio Fórmula y avanzó por Universidad hacia el sur. Detrás de ésta se observa el Seat Ibiza negro donde van dos individuos, uno de los cuales se mantiene al tanto de su teléfono celular. Entonces apareció la motocicleta Pulsar donde van el conductor, de chamarra gris y el tirador, de chamarra blanca con rojo, ambos con casco. A dos cuadras de la residencia de Ciro, las cámaras registran al Seat Ibiza negro ya por delante de la camioneta se encarga de obstaculizar el paso del vehículo, disminuye la velocidad y en un punto con poca iluminación, la moto acelera, se empareja y el tirador abre fuego.
El periodista sobrevivió gracias al blindaje de la unidad, la cual le asignó su empresa, al igual que un chofer con la doble función de escolta. El Seat Ibiza negro enfila hacia la alcaldía Benito Juárez, lo mismo que la motocicleta y los sicarios. A las 11:14 horas, el tirador arroja la chamarra roja con blanco sobre la calle Parroquia, en la colonia Del Valle e instantes después, desciende de la moto justo frente a un acceso de la unidad habitacional Miguel Alemán. El tirador se interna por los oscuros pasillos de la unidad, pero se ignora si se queda en alguno de los cientos de apartamentos o si sale por otro acceso para tomar otro transporte. Por su parte, la moto aceleró hacia el norte y se le captó por última vez en el puente vehicular de Avenida Central, en los límites de la Gustavo A. Madero y el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México. Así se reconstruyó el antes y el después de la agresión a Ciro Gómez Leyva, quien a pesar de salir ileso, experimentó un atentado que parece obra del crimen organizado. Sin embargo, las indagatorias apuntan a que un grupo delictivo fue contratado por terceros para matar a Ciro. Es decir, es muy probable que los que ejecutaron el ataque sean parte de una célula diferente a la que diseñó el plan y diferente a la que otorgó los recursos.
El motivo, según expresó el propio Ciro, es incierto; no había recibido amenazas previas, pero se cree que su trabajo periodístico y lo que su imagen representa para varios cotos de poder político es lo que llevó a alguien a pagar por su cabeza. Especular sobre esto sería muy dañino tanto para Ciro, en su calidad de víctima, como para las investigaciones, que hoy por hoy tienen en vilo al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch y a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Por lo pronto, la prioridad es dar con los autores materiales y de ahí partir para alcanzar a los intelectuales y para eso las primeras 48 horas son fundamentales. Hasta el momento, los esfuerzos policiacos no han resultado. El ataque fue perpetrado por profesionales que cuidaron los detalles e incluso utilizaron el método más efectivo para cometer un asesinato en las megalópolis como la CDMX: una moto, un “muro” y una .9mm. Dos casquillos percutidos fueron recuperados de la escena del crimen: hasta ahora, el arma no está relacionada con más delitos. El tiempo corre y se vuelve más difícil atrapar a los responsables materiales con toda la certeza de serlo. Como usted sabe, un “pagador” usualmente es enviado a mover el vehículo utilizado en el crimen o a trasladar el arma y es ahí donde son pescados por la Policía, sin que la detención sirva más que para acallar el ánimo de la gente que exige justicia, pero que muy poco servirá a robustecer la investigación y así llegar a las cabezas. Como periodista insto a las autoridades a que hagan una indagatoria profesional y profunda, pues que hayan intentado acabar con la vida de un periodista como Ciro Gómez Leyva arroja luz, una tenebrosa luz, de lo que podría sucedernos a cualquiera, en cualquier momento, en cualquier lugar.
Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.