1.- En el tramo final de su mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador busca afanosamente trascender no solo con sus mega obras de diseño apresurado, de costos fuera de control, de destrucción ecológica y utilidad limitada.
Busca darle un sello histórico a los términos axiológicos de su paso por la presidencia mediante una definición que tardó cuatro años en encontrar y definir para la posteridad de un populismo disfrazado de izquierda regeneradora.
2.- La movilización multitudinaria convocada por López Obrador y su 4T como respuesta a la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y en el marco de su llegada al poder, fue el pretexto ideal –como anillo al dedo— para darle una nueva dimensión y un significado histórico a su forma y estilo de gobernar y rehacer a un país lacerado por el viejo y criminal sistema priista, por el bandidaje panista y por el saqueo perredista y de otros colores partidistas en los distintos niveles de gobierno y poder político que han explotado al país.
3.- López Obrador, todo un dechado de modestia y autoelogio, calificó a su mandato y a su paso por la historia nacional como un “humanismo mexicano”, una suerte de definición para tratar de escapar de los lugares comunes dIctados por la zoología priista y panIsta en turno.
4.- El humanismo mexicano preconizado por el presidente tabasqueño como el sello, el lema y la filosofía de un gobierno de hondas transformaciones es, en realidad, una lacerante colección de excesos, de ideas e intenciones, de omisiones y torpezas criminales que siguen marcando y definiendo, para mal, la ruta crítica de un régimen que oculta, suprime y disfraza –siempre con otros datos—las realidades que no pudo, no quiso o no supo cambiar.
5.- La inseguridad, la criminalidad y el desastre en el que se convirtió la agenda de combate a la delincuencia en todas sus formas a cuatro años de mandato del humanismo mexicano, desnudan en forma escandalosa el tamaño del infierno en el que el obradorismo sumió al país.
7.- Los más de 132 mil asesinatos cometidos en menos de seis años de no somos iguales, somos distintos, las más de 30 mil desapariciones forzadas, los feminicidios que no cesan, los cientos de fosas clandestinas, las masacres y las estrategia militar de combate al crimen, reventada por los cuatro costados, constituyen la verdadera envoltura de una filosofía del revanchismo que no se atreve a admitir errores, excesos, mentiras, falsas promesas y sí, en cambio, culpa del desastre a los otros, a los de antes, repitiendo al final las fórmulas del pasado inmediato.
8.- El humanismo mexicano de López Obrador es una herida que no cierra, es un discurso abusivo, falaz, revanchista y opaco, por decir lo menos, que oculta las líneas del fracaso ante la violencia en la que, como efecto teatral, se ha empoderado a las fuerzas armadas para redondear un falso discurso de salvación emergente en el que la administración de la tragedia aparece como verdadero hilo conductor de una formas de gobierno autócrata, recesiva, como de nueva dictadura perfecta.