En estos días ha tomado fuerza el debate por una muy probable reforma electoral que reconfigure nuestro sistema político y con ello, algunas reglas en la forma en que se organizar y desarrollan las elecciones en nuestro país. Las discusiones, sin entrar en materia de las propuestas que han sido presentadas, se han vuelto cada vez más intensas, por decir lo menos.
No obstante, e independientemente de lo que el Legislativo determine, que es la instancia facultada para crear o modificar normas constitucionales y legales, imaginemos amable lector y lectora, un escenario en donde cada que hay elecciones, si así lo deseamos, podemos ir a votar en la casilla a través de una urna electrónica el día de la jornada electoral o bien, votar por internet desde nuestra computadora, tableta, lap top o nuestro teléfono celular, además, en un periodo de unos siete días previos a que concluya la jornada electoral. ¿Sería fantástico no cree?
Pues ambos esquemas de votación ya se usan. Las urnas electrónicas, por ejemplo, se utilizan en nuestro país, en una escala muy pequeña, desde hace más de 15 años principalmente para recibir la votación para diversos cargos de elección popular a nivel local de forma vinculante. El voto por internet es una realidad, pero para las y los mexicanos que residen en el exterior para votar por Presidente y las Senadurías de la República; a nivel local, de acuerdo con lo establecido en las legislaciones electorales respectivas, por distintos cargos que van desde la gubernatura del estado, hasta alguna diputación de representación proporcional o diputación migrante.
Luego de la reforma constitucional de 2014 en que fuera creado el Instituto Nacional Electoral (INE), y bajo la visión modernizadora del legislativo, se abrió el esquema para instrumentar el voto por internet para las y los mexicanos residentes en el extranjero. Es así como en la elección de 2021, el INE emitió los criterios correspondientes para que 11 entidades federativas tuvieran este tipo de votación para con nuestros connacionales. En este sentido, la población mexicana tuvo dos opciones de votación: el tradicional voto postal que es utilizado desde 1996, o bien el voto por internet; casi el 67% decidió utilizar el voto por internet.
Para las elecciones del pasado mes de junio, 4 de las 6 entidades que renovaron al ejecutivo local sus connacionales pudieron votar desde el exterior, y para el año que entra, en 2023, las y los mexicanos oriundos de Coahuila y el Estado de México que viven fuera del país podrán votar por gobernadora o gobernador.
Bajo este contexto, bien podría el Legislativo analizar la posibilidad de que las y los mexicanos que vivimos al interior de la República, potenciando nuestros derechos políticos y electorales, podamos votar, además de hacerlo presencialmente el día de la jornada electoral como hasta ahora, por internet si así lo consideramos conveniente. Claro que, para ello, su implementación tendría que ser gradual, bajo la vigilancia de todas y todos los actores políticos, con las auditorias al proceso y sistemas informáticos y con el acompañamiento de instancias académicas, profesionales y de transparencia que le den certeza y transparencia a este tipo de mecanismo de votación electrónica que es ya usado en otros países con éxito.
Entre los múltiples beneficios que pudieran considerarse en un mediano plazo utilizando el voto electrónico resaltamos, entre otras, las siguientes:
- La posibilidad de mayor participación ciudadana en las elecciones e, inclusive, en ejercicios de participación ciudadana;
- Un ahorro presupuestal en un mediano plazo al prescindir de algunos funcionarios o funcionarias de casilla, de sistemas que den las tendencias electorales como los conteos rápidos o los programas de resultados electorales preliminares, entre otros;
- La optimización y prontitud en la emisión de resultados electorales que, con la modificación a la normativa electoral, pudiera generarse el cómputo de las elecciones el mismo día de la elección en cuanto cierren las casillas electorales;
- El sistema por internet evitaría errores aritméticos lo que beneficiaría la fluidez de los resultados electorales, entre otros tantos aspectos más.
Imagine amable lector o lectora, votar de esta forma nos ahorraría largas filas para votar en un solo día; podríamos votar desde cualquier lugar de la República o incluso del mundo. Al ser un sistema digital, se podría incluir la fotografía de las y los candidatos lo que nos permitiría visualizarlos mejor.
Imagínese lector o lectora, que los ahorros presupuestales de este novedoso sistema de votación puedan tener un destino específico para potenciar, por ejemplo, becas a estudiantes de bajos recursos, utilizarse en infraestructura, obra y servicios públicos y que, bajo una consulta ciudadana que se realizara también por internet, la población pueda definir sus necesidades específicas y que el gobierno tuviera obligación legal de ejecutarlas.
En fin, sólo imagino, pero ojalá y el Legislativo sea sensible y, al menos, analice, este esquema de votación con seriedad y pensando en el beneficio de las y los mexicanos.