La violencia contra las niñas y mujeres es un fenómeno que preocupa al mundo ya que atenta no sólo en contra de los derechos y libertades de este importante sector de la población, sino que impide a las naciones que sus habitantes convivan y se desarrollen en condiciones de igualdad, equidad y justicia.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha indicado que una de cada tres mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género y que cada 11 minutos aproximadamente, una mujer o niña, muere asesinada.
En nuestro país, de acuerdo con el Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal de 2021, el delito de violencia familiar (en el que se considera una aproximación a la violencia contra las mujeres) presentó la segunda mayor frecuencia en 2020, en gran medida, por la pandemia de covid-19 de ese año.
Por su parte, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en Hogares (ENDIREH) de 2021, hecha pública a finales de agosto de 2022, muestra que 50.5 millones de mujeres de 15 años y más ha experimentado, al menos una vez a lo largo de su vida algún tipo de violencia; esto constituye alrededor del 70% de este sector de la población.
La violencia contra las mujeres se da en distintos ámbitos, la ENDIREH hace el estudio en cinco ámbitos: escolar, laboral, comunitario, familiar y en relación de pareja. Las estimaciones que presenta el INEGI revelan que el espacio en donde las mujeres experimentan más violencia es el comunitario (45.6%), seguido de la relación de pareja (39.9%), el ámbito escolar (32.3%) y, finalmente, el laboral (27.9%).
Otro dato demoledor de este interesante ejercicio muestra que alrededor de 21 millones de mujeres de 15 años y más (casi el 42%) experimentaron algún tipo de violencia durante su infancia; 33.9% experimentó violencia física, 21.6% violencia psicológica, 12.6% violencia sexual y 3.4% manifestó no recordar el tipo de violencia.
Estos datos que se presentan en nuestra nación; los registros a nivel mundial y, sobre todo a raíz del brutal asesinato de las hermanas Mirabal, mujeres y activistas que lucharon por sus derechos contra el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, llevó a la Asamblea General de las Naciones Unidas a adoptar la Resolución 48/104 para la eliminación de la violencia contra la mujer definiéndola como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
Justo estos antecedentes sirvieron de marco para que en 1999 la ONU proclamara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Asimismo, esta fecha marca el comienzo de la estratégica Campaña Únete de la ONU en el que ha determinado que durante 16 días que concluyen el 10 de diciembre, fecha que coincide con el Día Internacional de los Derechos Humanos, debe ser el momento preciso para buscar movilizar a la sociedad para que se solidaricen con los movimientos feministas de todo el planeta y con ello visibilizar sus derechos.
Para ello, la propia ONU ha establecido 10 medidas generales para contribuir a erradicar la violencia contra las mujeres. Al respecto, México ha establecido normativas importantes, ha generado protocolos, manuales directrices, criterios, entre otros documentos, pero tal vez, lo más importante, es repensar nuestra propia educación para que desde temprana edad se empiece a generar una educación con perspectiva de género que vuelva natural poder plasmar en políticas públicas, presupuestos públicos, entre otros, este tipo de perspectiva cuyo único fin es generar una sociedad más justa para todas y todos; una sociedad igualitaria en derechos, en libertades; con plena visibilidad a todos los seres vivientes que traerá como consecuencia un mejor desarrollo en todos los rubros para esta gran nación.