El cuerpo de Ariadna Fernanda López Díaz fue encontrado por ciclistas que circulaban en una carretera en Tepoztlán. Ahora sabemos que estaba allí desde el 31 de octubre. Ariadna tenía 27 años, es la madre de un niño de siete. Los ciclistas tomaron fotografías de los tatuajes de la joven arrojada a una cuneta, para compartirlas en redes y encontrar lo antes posible a su familia. Espanto y urgencia: a esa muchacha desconocida una familia la espera. A esa muchacha la están buscando. Alguien reconocerá los tatuajes –una flor, un unicornio, un personaje con gorro rojo– y vendrá por ella. Como sabemos, hasta ese momento las personas más cercanas a Ariadna suponían aún que había tomado un taxi el domingo al salir de la casa de Vanessa y Rautel. Después el silencio. Un hoyo negro.
Las explicaciones de Vanessa no terminaban de convencer a sus amigas/os: ella se durmió y Ariadna se fue en un taxi. Insistieron. ¿Tomó un taxi de la calle o un Uber? ¿Alguien la vio subirse al carro? ¿A qué hora salió de la casa? Exigieron que se revisaran las cámaras de seguridad del edificio. Mientras tanto, en esa infame historia paralela, Rautel le indicaba a Vanessa qué responder a las preguntas. Se trataba de ganar tiempo. Presionada, Vanessa decidió recurrir a un último post de Ariadna en Facebook para insinuar que podría haberse suicidado: “Oye, ¿si viste sus publicaciones de fb? Y me contó allá que estaba muy triste. Más que pasarle algo, ¿no crees que fuera capaz ella misma de hacerse algo?” Ariadna perdió a su madre en 2018 y sus amigas/os en entrevistas hablaron de esa tristeza suya, de los problemas familiares que se sumaron a su pérdida. Seguramente Vanessa, su amiga, sabía bien de ese dolor que Ariadna traía consigo y decidió utilizarlo en esa escalada vil y absurda contra el tiempo.
¿Qué esperaba este par de seres helados que sucediera? Al abandonar el cuerpo en la zona de Morelos, Rautel supuso que recibiría apoyo para que el “caso” fuera “resuelto” y archivado: “intoxicación alcohólica y broncoaspiración”, fue el resultado de la necropsia que dio a conocer la Fiscalía de Morelos. De todas maneras, a la Fiscalía le quedaba por resolver dónde había sucedido, quién había presenciado los últimos momentos de Ariadna, y por qué habría decidido deshacerse –con esa inhumanidad– de su cuerpo. Por momentos, siguiendo la cronología de los hechos, una se pregunta en qué fantasías de poder habitaba ese hombre de la camioneta blindada que pagaba cuentas de 80,000 pesos en una noche de bar. El que se supuso interlocutor de personas tan “importantes”, que le iba a bastar con navegar por un tiempo para aterrizar en la impunidad. Rautel también supuso que las cámaras de seguridad de su edificio –colocadas a la salida del elevador y en el estacionamiento– se borrarían automáticamente en 24 horas.
Rautel le escribió a Vanessa: “Amorcito, me da miedo todo esto”, a lo que Vanessa respondió: “Sí, pero no es nuestra culpa”. Los “no culpables” estuvieron en el velorio de Ariadna. Se abrazaron “devastados” junto al féretro. Al parecer una de las personas presentes increpó a Rautel para que respondiera a la pregunta repetida desde el 31 de octubre cuando nadie más supo de la joven: ¿qué pasó con Ariadna? Rautel atendió a los cuestionamientos de los medios presentes en el velorio con frases particularmente extrañas: “Aquí estoy, por ella. Quiero hacer las cosas de la mejor manera, porque si de alguna manera... si ella me escogió a mí para esto, esta situación se dió así, quiero hacerlo de la mejor manera”. ¿Cómo podría Ariadna haberlo “escogido para esto”? ¿qué es “esto”? ¿La situación se dió “así” cómo?
El horror de esas imágenes: un hombre sale de un elevador con el cuerpo de una muchacha sobre el hombro. Los brazos delgados de la muchacha se mueven de manera mecánica cuando él camina. Lo vemos de nuevo en el estacionamiento. Ya sabemos que es Ariadna. Ya sabemos que no está inconsciente. Ya sabemos que sus piernas mantienen esa posición rígida porque está muerta. Ya sabemos que él es el novio de la “amiga”. Tras la intervención de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México y los resultados de una segunda necropsia, las/los expertas/os determinaron que se trató de un feminicidio provocado por “trauma múltiple”. Rautel y Vanessa están ya vinculados a proceso. El mensaje de Vanessa en TikTok para “despedir” a Ariadna: “Como cuesta despedirse y más sabiendo que tu partida fue hecho de un acto violento y cobarde, te escribo con el alma hecha pedazos de saber que seguramente luchaste hasta el final y no tuviste quien te ayudara...”
Gracias a la Fiscalía General de la Ciudad de México el feminicidio de Ariadna Fernanda no quedará impune. 27 años. Nos falta por conocer las circunstancias en las que la vida le fue arrebatada, a puerta cerrada y junto a personas en quienes confiaba. Pienso en su vida cortada de tajo. En su hijo. Sí, Ariadna esa noche, “no tuvo a nadie que la ayudara”. Sí, desprotegida e impotente: “Ella solita se fue”. Tan horriblemente solita.