Parte importante de la propuesta de reforma electoral está dirigida a la administración del organismo electoral que va desde sustituir al actual Instituto Nacional Electoral (INE) por otra instancia que se llamaría Instituto Nacional de Elecciones y Consulta (INEC); en este paso, por ejemplo, perdería la atribución de ser la instancia responsable de la conformación del padrón electoral que es un insumo básico para la organización y desarrollo de las elecciones federales y locales e inclusive, de ejercicios de participación ciudadana.
La pretendida reforma también busca desaparecer los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) e incluso los tribunales electorales locales que, de entrada, rompería la esencia de nuestra Constitución Política que se consolidó por el respeto a la soberanía de los Estados y bajo un pacto federal. Esta propuesta, además, traería múltiples consecuencias, explico algunas.
La nueva institución electoral tendría a su cargo los procesos electorales tanto federales como locales; los ejercicios de participación ciudadana a nivel federal y múltiples ejercicios ciudadanos a nivel local de acuerdo con la normativa de cada entidad federativa. Este panorama se observa muy complejo de seguir y materializar porque en cada Estado las reglas electorales o de participación ciudadana no son iguales y, en algunos casos, diametralmente opuestos.
Para darnos un ejemplo de la complejidad de una propuesta así que trastocaría las atribuciones que el Legislativo determinó darle al INE en 2014, planteamos algunas dudas.
- El cómputo de las elecciones, ¿se regiría bajo la normativa federal? Por ejemplo, en la Ciudad de México un esquema que ha funcionado bien y que es digno de ser analizado es que la legislación electoral local establece que el cómputo se realiza a la conclusión de la jornada electoral, en cambio a nivel federal el cómputo se efectúa hasta el miércoles siguiente a la fecha en que se llevó a cabo la elección.
- El voto de las y los mexicanos residentes en el extranjero se efectúa de acuerdo con reglas de cada legislación electoral. Me explico. A nivel federal nuestros connacionales pueden votar por Presidente de la República y Senadores; a nivel local, de acuerdo a la normativa de cada Estado, pueden votar por la renovación del ejecutivo local o la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, o por una diputación de representación proporcional o en alguna otra entidad por una diputación migrante. ¿Se unificaría la normativa para que nuestros connacionales puedan votar por distintos cargos de elección popular desde el exterior?
- En ejercicios de participación ciudadana existen entidades que realizan distintos tipos de procesos y en algunos casos utilizan el sistema de votación tradicional por medio de papeletas y, en otros, han desarrollado un sistema de voto electrónico por internet, por ejemplo. ¿Prevalecerían ambos métodos de votación?
¿Se unificarían?
Otra propuesta de reforma plantea la elección, por ejemplo, de las consejeras y consejeros del INE a través del voto popular, lo que colocaría a dichas figuras en la necesidad de hacer algún tipo de campaña para que sean visibles, la gente las y los conozca y eventualmente puedan votar por el de su preferencia.
Esto implicaría, además de la erogación de recursos, la probable intervención de actores políticos que buscarían potenciar sus perfiles de candidatos y candidatas que viciaría el proceso y perdería la legitimidad que estas figuras deben ostentar.
Ahora bien ¿Qué pasaría con las atribuciones que hoy ostenta el INE? ¿Las conoce plenamente la instancia que presentó la propuesta de reforma? Una propuesta así, ¿le conviene al país y a nuestro sistema democrático en estos momentos? Yo creo que existiría mucho riesgo de cambiar la esencia de nuestro sistema democrático en estos momentos toda vez que el experimento de su éxito o fracaso correría en la elección federal y local de 2024.
No obstante, el Legislativo tendrá la decisión última y, esperemos, que la determinación que al final decidan sea pensando en el largo camino que históricamente hemos transitado para contar, al fin, con un sistema que ha mostrado sus bondades. Que existen cosas que modificar o instrumentar como el voto electrónico son urgentes, pero debe ser gradual y no bajo un esquema de cambio radical y, en algunos casos hasta sin sentido.