#SOBREMESA

¿Por qué la saña, señor fiscal?

El pasado sábado se cumplió un año de las fotos que le tomé a Lozoya departiendo felizmente en el Hunan. | Lourdes Mendoza*

Escrito en OPINIÓN el

Por qué a mí no me deja defenderme, y a la familia del criminal confeso Emilio Lozoya, a quien ya le gané dos instancias por la demanda civil que le interpuse por daño moral, hasta los asesoró y llevó de la manita, como lo pudimos escuchar en unas grabaciones, para que su madre regresara de Alemania, donde estaba encarcelada, y llegara a México y quedara arraigada en su casa.

A 1 año…

El pasado sábado se cumplió un año de las fotos que le tomé a Lozoya departiendo felizmente en el Hunan, y hoy se cumple un año de la declaración del presidente “Si bien no es ilegal, sí es inmoral”. Cómo dejar de recordar que, tras compartir las fotos en Twitter y asegurar que con estas imágenes quedaba en evidencia el pacto de impunidad entre Lozoya y la FGR, la 4T se me fue nuevamente encima, diciendo que yo no las había tomado, como si eso fuera lo importante y no que el criminal confeso, el ícono de la corrupción del gobierno de EPN, anduviera feliz de la vida sin poder comprobar uno solo de sus dichos.

Jenaro Villamil fue uno de los primeros en salir a decir que esas fotos no eran de ese momento; el impresentable y violentador de mujeres de Simón Levy hasta pagó 500 dólares a quien, según él, las había tomado (se vale reírse).

A mí, inexplicablemente, me metieron en un lodazal donde no me tocaba estar; 17 personas, 16 hombres y una sola mujer, la única periodista. Todos acusados por miles de millones de pesos y yo, la única mujer, por una bolsa, ese fue el precio que puso a mi persona y a mi trabajo el criminal confeso de Emilio Lozoya, a quien he exhibido como un vulgar mentiroso en los tribunales civiles.

Son dos denuncias, la civil y la penal

Hoy nueva e increíblemente mi presunción de inocencia y mis derechos humanos para defenderme están siendo vulnerados por la FGR, pues el ministerio público de la fiscalía de la CDMX está solicitando la denuncia que Emilio Lozoya hizo ante esta dependencia para integrarla en la denuncia por falsedad de declaraciones que interpuse contra Emilio Lozoya, y el fiscal me la está negando. Sí interpuse dos demandas vs. Lozoya, una por daño moral, que es civil, y otra por falsedad en declaraciones, que es penal. Ah, delito que se persigue de oficio. Señor fiscal Alejandro Gertz Manero, señor subprocurador Alejandro Ramos, ¿ya le abrieron la carpeta de investigación pertinente a Emilio Lozoya?

¿Por qué la saña, señor fiscal?

Desde el día uno, 19 de agosto de 2020, que se filtró la denuncia, dije que era mentira, que me estaba difamando y que lo demandaría y llegaría hasta las últimas consecuencias, y lo he cumplido. De hecho, déjenme contarles que, tras apelar la primera sentencia, la Novena Sala Civil le contestó, entre otras cosas (váyanse por un fuerte porque lo necesitarán para celebrar):

“La sala advierte que el demandado está equivocado en sus reclamos, primeramente porque la c. María de Lourdes Mendoza Peñaloza sí logra comprobar todas y cada una de sus manifestaciones, así como la falsedad de las declaraciones del demandado, así como los errores en los que se encontraba el demandado, puesto que la sala dice que la labor del demandado, al realizar una denuncia, es conducirse con verdad, con independencia de que si esa denuncia se iba a divulgar en medios de comunicación; por lo tanto, al haber hecho declaraciones falsas, es esa conducta la causa generadora del daño moral que se está reclamando”.

¡Quihúboles! ¡Así o más claro! Ah, y déjenme contarles que ya estamos en la tercera instancia, en el amparo, pues Milo se niega no sólo a indemnizarme (dije que donaré el dinero a la estancia infantil donde adopté a mi hija), sino a pagarles los costos y gastos de ambas instancias a mis abogados, como lo han obligado las sentencias de la primera y segunda instancias civiles.

Estamos a menos de un mes de que Lozoya tenga sus audiencias, 4 y 7 de noviembre, y los mexicanos sepamos si por fin la 4T comenzará los juicios vs. Lozoya por Agronitrogenados y Odebrecht, o pasará de ser el ícono de la corrupción con EPN, al ícono de la impunidad con AMLO.

Por sus mentiras tiene a Carlos Treviño y a Ricardo Anaya fuera del país y tuvo a Jorge Luis Lavalle más de un año en la cárcel, y lo que no es mentira es que el dinero del soborno de Odebrecht está en sus cuentas, en las de nadie más.

Una de las promesas más importantes de AMLO, por quien yo voté, fue que la justicia fuera cercana a la gente, no selectiva, justicia digna que trajera paz y bienestar. Terminar con las persecuciones de Estado y con circos mediáticos. Para ello, finalmente se logró la plena autonomía de la Fiscalía General de la República, pero luego vino el caso de Emilio Lozoya.

Pienso que al presidente le vendieron esa historia como cierta, éste ordenó hacer pública la denuncia e incluso la recomendó como una lectura obligatoria, lectura que dijo tener que interrumpir para poder dormir.

Para el fiscal Gertz no importo. No existo. Sin embargo, y como lo dije la primera vez, no pienso renunciar.

¿Ser autónomo es ser un hoyo negro donde todo se vale? ¿Implica ser todopoderoso?

En el asunto de Iguala se han evidenciado, no patadas, sino puñaladas bajo la mesa, pugnas internas, traiciones y freno de mano para los que la FGR protege o les ha dicho que protejan. Todo eso es público ya; ¿y a mí no me dan copia de la denuncia? ¿Es algo personal? ¿Es por mi independencia periodística?

Los sistemas de justicia deben regirse por la transparencia, la responsabilidad y la rendición de cuentas, pero, sobre todo, por acatar la ley y no hacer un viacrucis para el ciudadano.

Así pues, si tengo que promover un amparo, lo haré, si tengo que pedir una audiencia para que el MP federal le explique a un juez su negativa y yo exhiba sus abusos, lo haré.

Vale la pena. Por mí, por mi familia y por todos ustedes, mis lectores.

Todos los mexicanos merecemos saber la verdad y corroborar que el asunto que se prometió como el más importante contra la corrupción en la historia reciente, no fue más que una fabricación y una mentira que nació de la boca y cobardía de un criminal confeso para salvar su pellejo.

¿Ya me va a dar mis copias, doctor Gertz?

La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en El Financiero, reproducida aquí con autorización de la autora.

* Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.