El cáncer de mama es el más frecuente y ocasiona el mayor número de muertes en mujeres a nivel mundial conforme a la Organización Mundial de la Salud. Lamentablemente nuestro país no es la excepción ya que representa la primer causa de muerte en mayores de 25 años. Se estima que una de cada siete mujeres va a desarrollar cáncer de mama y cada 70 minutos una mujer pierde la vida.
En los últimos diez años, han fallecido en México poco más de 64 mil 700 mujeres lo que promedia 6 mil 476 anuales, pero de 2018 a 2020 esta cifra se ha incrementado a 7 mil 535 defunciones anuales por esta causa, lo que debe ser motivo de preocupación. Tan sólo de 2020 a 2021 se ha observado un crecimiento de 35% en la atención de nuevos casos al pasar de 8 mil 723 a 11 mil 746. A nivel local, la Ciudad de México es la entidad en donde se presenta el mayor número de casos, y fallecen el 25% de las mujeres que lo padecen. Además, no se debe perder de vista que durante la pandemia muchas mujeres no acudieron a hacerse su revisión anual por miedo al contagio y, como lo señala la organización México Social, quienes ya contaban con un diagnóstico probablemente no pudieron recibir el tratamiento adecuado debido a la saturación del sistema de salud pública.
Sin embargo, no todas son malas noticias ya que la detección temprana puede hacer la diferencia y salvar vidas. En países desarrollados el índice de supervivencia es de aproximadamente el 80% gracias a que más del 70% de los diagnósticos se realizan al inicio de la enfermedad, lo que contrasta con países como el nuestro en que la detección temprana es apenas de entre el 10 y el 15% por lo que únicamente alrededor del 50% de las pacientes logran sobrevivir.
De ahí la importancia de que las mujeres se auto exploren y asistan a sus centros de salud o con su médico de confianza para realizar sus chequeos periódicamente, sobre todo conforme avanza la edad que es uno de los principales factores de riesgo -en México la media es de 51 años mientras que en países desarrollados es de 63 años-.
Como cada año, en octubre se conmemora el mes de la sensibilización contra el cáncer de mama también conocido como el mes rosa, que precisamente tiene como propósito visibilizar, generar conciencia y detonar acciones para su detección oportuna, tratamiento adecuado y cuidados paliativos. Es necesario tener presente que no se trata de un asunto que solo incumba a las mujeres pues además de que, aunque en mucho menor medida, puede afectar a hombres, la comprensión y acompañamiento a quienes enfrentan esta enfermedad es fundamental, por lo que debemos involucrarnos como familia y como sociedad.
Generalmente en estos días abundan los discursos en los que las y los funcionarios públicos y legisladores hablan de su compromiso con las mujeres y la lucha contra el cáncer de mama, por lo que debemos aprovechar para exigir que esas sentidas palabras se traduzcan en acciones concretas que permitan garantizar recursos suficientes a fin de que todas puedan acceder a un diagnóstico oportuno y a una adecuada atención. Habrá que estar pendientes de la próxima aprobación del presupuesto de egresos para 2023 así como de los programas que se impulsen desde las instituciones públicas.
También es un buen momento para reconocer y apoyar la gran labor de organizaciones de la sociedad civil y fundaciones como FUCAM que brindan atención de primera calidad a aquellas mujeres que no cuentan con otras opciones para atenderse, lo que se ha agudizado con la eliminación del Seguro Popular, el fracaso del INSABI y la precarización en general del sistema de salud. En lo personal, no me cansaré de compartir y agradecer profundamente por la gran atención y el trato humano que hemos recibido en mi familia durante estos últimos cinco años.