La copa del Mundo es una fiesta global que se celebra cada cuatro años. Miles de millones de personas en el mundo la vemos y algunos cuantos suertudos de cada país pueden asistir. Cada delegación de país participante viaja con la bandera que la esperanza no sabe de probabilidades y cada uno se prepara lo mejor que puede bajo cada circunstancia. México es un país altamente futbolístico, donde la mayor parte de la población sigue los juegos de la selección y se invierten y gastan millones de dólares desde señales de transmisión, anuncios, playeras y los más afortunados viajaran a poder presenciar los partidos.
Los eternos cocos de México son dos, el primero es el miserable quinto partido, al cual difícilmente accederemos, y el segundo es el mal comportamiento de los connacionales en las sedes mundialistas. Como ejemplos tenemos el del joven mexicano que apagó la llama eterna en París en el mundial de Francia 1998 o el del mexicano que intoxicado se aventó de un crucero en Brasil y murió. Los desmanes por la fiesta, el alcohol, la testosterona o el exceso de recursos, hacen que los mexicanos se conviertan en una dificultad en los países anfitriones. Esto también pasa con muchos otros países, tenemos a los hooligans ingleses, barras argentinas, y un largo etcétera.
Este año, a la corcholata Ebrard se le ocurrió que, como secretario de todos los moles y ajonjolí de la Secretaría de Relaciones Exteriores, era una “brillante idea” enviar miembros de la Guardia Nacional a cuidar a los pocos mexicanos afortunados de poder asistir al único mundial realizado en invierno en Qatar.
Qué reverenda jalada se le ocurrió a este desesperado pre-corcholata. ¿Quién le dijo que es válido que nuestros impuestos cuiden a los mexicanos en el exterior? Esa responsabilidad es literalmente del país anfitrión. ¿Quién le susurró al precandidato que se maquilla de catrina, que la Guardia Nacional debe cuidar a los mexicanos hasta ese país? Es responsabilidad de los pocos afortunados que van, comportarse y no hacer necesario que México gaste en ellos.
Esta medida populista fifí es una de las ya innumerables ideas burdas de Marcelo el carnal sin carnal. Es como si México mandara a la Guardia Nacional a cuidar mexicanos a Estados Unidos por su mal comportamiento.
Cada mexicano ejecutado en México por violencia durante el mundial puede ser imputable a Marcelo Ebrard. La decisión de Ebrard de enviar miembros de la Guardia Nacional a Qatar y dejar de hacer el trabajo para el cual fueron contratados y se les paga, que es salvaguardar la seguridad de los mexicanos en el territorio nacional. Seguramente los “robot fans” del carnal justificarán sus desatinos, pero ellos no justificarán la frivolidad de mandar a la Guardia Nacional.
El México de hoy enfrenta numerosos retos y gigantescas crisis que es prioritario atender antes de andar de tour mundialista, el pretexto de que la comitiva enviada para poner en marcha el Centro de México en Qatar será una herramienta que nos permita ser una mejor sede mundialista en 2026 suena superficial y pareciera que es la única “razón” que da sentido a esta iniciativa.
La desesperación de Ebrard lo está llevando a hacer tonterías. Pero seguramente lo veremos en los partidos de México en Qatar en representación del presidente. Ojalá durante el Mundial de Fútbol de este año no haya ningún ejecutado, porque de así serlo, algo de sangre estará en las camisas de pre-campaña del carnal Marcelo.