El día siguiente a la matanza del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, el periodista Jacobo Zabludovsky evadió mencionar el ataque a los estudiantes que se manifestaban pacíficamente en aquel lugar y editorializó aquella mañana trágica con un estilo críptico: “Hoy fue un día soleado”.
Esta frase, y lo que verdaderamente ocurrió en Tlatelolco la tarde-noche del 2 de octubre de 1968 fue uno de los capítulos más oscuros de su vida profesional, pues Zabludovsky habló de apenas "unos disturbios"… y nada más.
Durante la segunda mitad del siglo XX, en México el Cuarto Poder tuvo un rostro y nombre: Jacobo Zabludovsky, el periodista incorruptible que significó el alfil perfecto que empoderó al Quinto Poder.
...Para el periodista fue un día soleado, como aquel quien habla del clima para evitar hablar de la muerte... la muerte que entumeció el corazón de miles de mexicanos que más que soleado, fue para ellos un día nublado, negro, de una negrura incómoda que aprisionó a millones de millones que se quedaron inmóviles en aquella noche tumbados en la plaza -la llamada de las 3 culturas- tras arrebatarles el alma, o moribundos deambulando en una sociedad sin memoria...
La responsabilidad de quienes informan es ésa: Informar. No opinar, no tomar partido, no suavizar, no ocultar... Es duro, es complicado, se arriesga, en ocasiones, la vida misma; pero es parte del oficio, de la vocación. Miles mueren cada día, pero no de la forma en que “murieron" los estudiantes aquel 2 de octubre del 68.
El jueves falleció el periodista Jacobo Zabludovsky en un día nublado, lluvioso... Así quedó marcado y no es mi responsabilidad, ni lo publico aquí para hacer sentir mal a nadie, siempre, insisto, será lamentable la muerte de un hombre, aún cuando fuere el más desalmado, que no es el caso; sin embargo, reflexionemos: ¿Fue correcto decir que el clima era la mayor noticia ese día?
Jacobo Zabludovsky fue un gran profesionista del periodismo, que supo abrirse paso con las reglas establecidas de aquel entonces, vigentes durante la segunda mitad del siglo XX. Simplemente era impensable oponerse al sistema que dio vida a la televisión mexicana, ya que recordemos que el primer programa televisado fue el informe de Gobierno del aquel entonces presidente Miguel Alemán, y el gran acierto de Zabludovsky fue tener la viveza para sacarle jugo a ese sistema jugando sus propias reglas e insertarse en la historia de la televisión mexicana.
Es cierto, no podríamos entender el periodismo televisivo en México sin Jacobo Zabludovsky, pero tampoco se podría entender el otro imperio, el del Quinto Poder, sin Jacobo Zabludovsky.
Sin embargo, Jacobo Zabludovsky –hijo de judíos procedentes de Polonia– al menos debió haber tenido el valor de pedir perdón años más tarde por esa editorial: “Hoy fue un día soleado”, algo que hasta su muerte, nunca hizo, sólo se justificó diciendo que aquellos años eran otros tiempos, donde estuvo sometido a las exigencias de la empresa en la que trabajaba y la línea que no debía cruzar, a la que prefirió renunciar en 1998 debido a “la injusticia” del que fue objeto su hijo Abraham antes que a la memoria de los caídos del 68.
Hoy vivimos otros tiempos, y entiendo que fue un hombre imperfecto como lo somos todos.
Lamento su muerte.
Saco en conclusión que: Lo que hagamos o dejemos de hacer en nuestro presente resonará en la eternidad.
Tengamos memoria. Seamos congruentes.