Madrid, España. Son casi las 6 de la tarde de un viernes cualquiera en la capital española y me encuentro en una de las diversas cafeterías en el centro de la ciudad, el flujo de personas que salen por la noche para cenar e ir de fiesta hace una tregua en este horario, un café con leche es el mejor detonante para empezar a plasmar las realidades que acontecen en este tiempo entre México y España. Actualmente estamos viviendo una convulsionada relación diplomática entre ambos países, como resultado de una serie de declaraciones del ejecutivo mexicano. La exigencia de una disculpa pública a la corona española por los abusos realizados durante la conquista hace más de 500 años, y la propuesta de paralizar las relaciones entre ambas naciones, debido a los abusos que han cometido las empresas españolas en el territorio nacional en palabras del presidente de México.
Todo ello ha impactado y se puede constatar en el retraso del beneplácito por parte del gobierno español a la propuesta de embajador del gobierno mexicano, por suerte, y para fortuna de nosotros los simples mortales, la gran relación que existe entre ambos pueblos está marcada por el hermanamiento e historia de muchísimos años, muy por encima de cualquier declaración desafortunada de los gobiernos.
Dicho lo anterior, me gustaría enfocar la edición de esta columna para hablar sobre el papel que jugamos los migrantes mexicanos en los procesos electorales de nuestro país. Desde 2005 con los acuerdos del Instituto Federal Electoral para la participación en la elección presidencial de los mexicanos residentes en el exterior, se responde a un reclamo de muchos años de las organizaciones de paisanos en Estados Unidos, sobre el papel y aporte que juegan los connacionales en el extranjero, y que ha abierto la puerta para hacer valer su voz, además de iniciar un camino de aprendizaje. Sin embargo, el índice de participación sigue siendo aún bajo comparado con los millones de personas que se encuentran fuera de nuestro país, a pesar de los esfuerzos que se realizan por parte del Estado.
Haciendo un recuento de lo anterior, la primera participación de los mexicanos en las elecciones federales data de 2006 en la elección presidencial, dejando de manifiesto el trabajo por parte del Instituto Nacional Electoral, de los diversos Consejos Estatales Electorales, así como de las diversas representaciones diplomáticas de México. Aunado a esto, en cada elección se ha ido consolidando un paso hacia adelante, como lo fue la incorporación del voto a senadores, las elecciones a gobernador, el voto electrónico y la figura del diputado migrante a nivel federal y local, este último por cierto, trajo consigo ejercicios que han permitido despertar el interés y entusiasmo de la ciudadanía en el extranjero, como se pudo comprobar en la elección de 2021 en la Ciudad de México, en donde incluso hubo un debate virtual de todos los candidatos de las diversas fuerzas políticas, con la finalidad de que el electorado pudiera constatar y analizar las diversas propuestas presentadas por ellos, en lo que para mi gusto ha sido un claro ejemplo del avance que se tiene en este tipo de elecciones.
Hace un par de semanas tuve la oportunidad, por invitación del Instituto Electoral del Estado de Tamaulipas, de participar en un conversatorio organizado por el Instituto Nacional Electoral sobre el proceso electoral de este año 2022, en el que participaron los organismos estatales electorales, las representaciones diplomáticas y la sociedad civil, de este punto de encuentro se desprendieron grandes propuestas en aras de mejorar los procesos electorales, pero también fue una oportunidad para conocer el entusiasmo desinteresado por parte de las organizaciones ciudadanas por apoyar en varias acciones que tienen que ver con la difusión del voto y el apoyo para la obtención de la credencial de elector.
En mi intervención señalé algunos puntos que considero importantes, desde la visión de un mexicano que radica en España, entiendo que mi realidad puede ser distinta dependiendo del país de residencia, pero creo que pueden ser de aplicación general.
El tema de participación en los procesos electorales pasa primero por un tema de responsabilidad ciudadana, obviamente existen áreas de mejora en el tema de difusión, en los procesos de credencialización, etc. Pero la principal responsabilidad recae en cada uno de los que estamos fuera de México.
Considero la necesidad de sistematizar una estrategia que permita la vinculación de los organismos electorales con la mayor cantidad de asociaciones de mexicanos alrededor del mundo, con esto, lo que se buscaría es que la información de alto nivel de parte del INE llegue a cada mexicano migrante en el extranjero y concientizar de la importancia de la participación. El acercamiento que puede existir al día de hoy, es más una consecuencia del entusiasmo de algunas organizaciones y del trabajo de los organismos electorales y las representaciones diplomáticas.
La creación de comités de trabajo del voto que incluya a los líderes comunitarios por países o regiones en el caso de Estados Unidos, a las autoridades del INE y a las autoridades de la Cancillería.
Finalmente, y no menos importante, debemos avanzar hacia procesos electorales que nos permitan a los migrantes mexicanos acudir a votar a nuestras representaciones diplomáticas, como se hace en otros países, de esta forma el número de participación de mexicanos en el extranjero en las jornadas electorales puede ser mayor con respecto a las cifras que se manejan actualmente.
Hay una frase del ex gobernador de Texas, Rick Perry que dice “La democracia funciona mejor cuando tenemos una ciudadanía activa”, si queremos que la voz de los migrantes mexicanos sea escuchada por los gobiernos de nuestro país, tenemos que tener una mayor participación en los procesos electorales.