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Escuchar a la tierra es escucharnos a nosotros mismos

El año 2020 sirvió para darnos cuenta que el planeta pide a gritos la colaboración y ayuda de cada uno de los seres que la habitamos. | Nasheli Resendes

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Escrito en OPINIÓN el

Lombardía, Italia. Después de la pandemia y con el problema del coronavirus aún latente, es hora de enfrentar un reto vital: el cuidado de la naturaleza y el planeta. La semejanza entre los problemas mencionados son el modo de afrontarlos, debe ser de una manera global y no individual, con el fin de alcanzar resultados en el menor tiempo, y así obtener un beneficio próspero para la naturaleza y la humanidad. Nuestras acciones deben partir con una educación ambiental que nos dará como fruto un planeta más sano y por ende una vida más plena y saludable para todo el mundo.

El año 2020 sirvió para darnos cuenta de una manera tangible que el planeta pide a gritos la colaboración y ayuda de cada uno de los seres que la habitamos. Podemos iniciar individualmente buscando producir menos basura, menos compras compulsivas, menos desperdicio de alimento, ahorrar agua, no verter productos nocivos o con aceite en el desagüe, hacer la separación de residuos orgánicos e inorgánicos. Reducir el uso del plástico, usar productos naturales en el hogar. Una acción individual formará un colectivo. 

Estamos en la era que se vuelve indispensable actuar en grupo y no de manera personal.

Ciudad de México es una de las urbes más grandes de la tierra. Al crecer y nacer ahí nunca había reflexionado acerca de su volumen. Un día durante un viaje en avión una persona extranjera me señaló que el fin de la ciudad no se veía desde el aire, me impacté, antes no lo había notado, esto confirma su inmensidad. Tal episodio, me llevó a reflexionar acerca de la gran cantidad de desechos que una ciudad puede generar.

En el lejano 2012 la Ciudad de México cerró el Bordo Poniente, uno de los depósitos de basura más grandes del mundo. Se localizaba en la Zona Federal del Lago de Texcoco. De 1985 a 2010 se depositaron ahí más de 76 millones de toneladas de basura, poniendo en riesgo la población ante posibles inundaciones, lo que llevó a su clausura definitiva. En ese entonces el gobierno de la ciudad se comprometió a generar nuevos sitios y estrategias para los residuos urbanos acondicionados para operar sin impacto nocivo al medio ambiente y a la población. 

El año pasado después de haber vivido un período de paro total de actividades la gente pudo respirar aire más limpio y producir menos contaminación en todos los sentidos. Debemos continuar con este aprendizaje y practicar hábitos sanos.

Organismos especializados en reciclaje señalan que 97% del aluminio reciclado en la ciudad se exporta, el vidrio lo recicla la compañía Vitro. Es importante que funcione el mercado de desecho para sustancias contaminantes como acetona, pinturas y pesticidas. El PET es un gran mercado de reciclaje comprado por industrias en Toluca o en el extranjero. En 2007 señalaban que se producían cada 24 horas 12, 364 toneladas de basura por 9 millones de personas de las cuales únicamente un 14.7 % fue reciclado. 

Fuentes gubernamentales de la ciudad señalaron que por individuo se producían residuos en 1990 por 500gr. En el 2000 incrementó a un kilogramo. No todos los residuos son orgánicos, hay también los inorgánicos que en su mayoría, pero no a todos se les da una nueva vida, los cuales contaminan el medio ambiente. Otra de las amenazas son los líquidos contaminantes de la basura que terminan en mantos acuíferos, de estos últimos se obtiene el 70% para consumo dentro de la metrópoli.

En Italia el vertedero sigue siendo el método de gestión predominante para los residuos urbanos. En 2011 el 42% del total de residuos producidos se eliminó bajo tierra.

De acuerdo al periódico corriere della Sera, en 2018 un ciudadano producía 487 kg de basura. El costo medio para ocuparse de los desechos en 2013 era de 90 euros por tonelada y en el 2018 aumentó a 110 euros por tonelada.

Se recicla el 55% de la basura urbana, la cual equivale a 29,6 millones de toneladas en todo el país.

Italia es considerada uno de los países europeos en línea con los objetivos de reciclaje fijados por la directiva de la UE para el 2025. Sin embargo, hoy en día hay que trabajar con respecto al plástico; ya que para otros materiales se ha alcanzado el objetivo.

Una vez que hemos consumido algo, nos tardamos un año en volver a generarlo. Mientras más avanza el tiempo, más nos agotaremos, por tal motivo es sustancial reducir los desechos y reciclar lo más posible, lo cual también nos ayudará ahorrar energía, y en el ámbito económico es muy conveniente.