Entre 2011 y 2013 escuché en Alemania acerca del Fracking y de la Industria 4.0. Sobre los mismos temas oí en México entre el 2017 y 2018, es decir, después de casi 6 años. En esto, me refiero a que los temas dominaron el discurso público, y éste fue iniciado por políticos de diversos partidos y corrientes ideológicas. Al respecto, estoy consciente de que los temas han sido estudiados, debatidos y analizados desde hace mucho más tiempo en ambos países (y tal vez al mismo tiempo), pero me parece destacable que estos asuntos sean de dominio público y del conocimiento no solo de grupos cerrados, sino de toda la población.
De igual manera, en el año 2006 existieron temas que dominaban el discurso y la agenda política alemana. La idea del emprendedurismo, la innovación industrial, el cambio climático, entre otros, se leían en portadas de periódicos locales, nacionales, en la radio, en la TV y en los sitios web populares de aquel tiempo. Por ejemplo, se hablaba de incubadoras de empresas y de cómo ésta era una forma de crear nuevos negocios y estabilidad económica para la población a través de ellos. Al mismo tiempo, también se debatía cómo las industrias alemanas y europeas podían ser amenazadas por nuevas tecnologías como el Internet, o teléfonos inteligentes. Estos casos, al igual que los anteriores, tardaron cerca de 5 años o más en dominar el discurso político y público nacional mexicano.
Esos ejemplos que menciono en los párrafos anteriores, no hacen referencia al rol de los medios de comunicación en la difusión de conocimientos y que éstos lleven a la esfera pública temas de interés nacional. Tampoco hago referencia a lo cerrado y compactos que pueden llegar a ser en ocasiones los círculos académicos o de expertos que existen en México, y en cualquier país del mundo. Más bien, hago referencia a que estos temas, como en el caso alemán, fueron iniciados por sus políticos, llevándolos a ser parte de la agenda pública alemana, y no sólo de su esfera política. Por ejemplo, escuchar y ver a la canciller en la radio o en la TV hablar sobre asuntos como la industrialización 4.0 o sobre el cambio climático, es una muestra de cómo los políticos generan discusión a niveles político y público – sin olvidar que ahora mismo, escucharla o verla puede hacerse a través de YouTube, Instagram, Facebook, o Snapchat–.
Insisto en afirmar, así como lo he dicho antes en otros textos de esta columna, que no trato de enaltecer el caso alemán, y menospreciar el mexicano: todas estas observaciones son un simple contraste entre ambos casos. Entonces, continúo afirmando que no es el caso que todos los alemanes sean expertos en temas económicos, empresariales y de industria, sino que hay actores sociales, políticos y económicos que hacen entendible y accesible para los no expertos información que es relevante en lo político y en lo público. Éste es un reto que los divulgadores de la ciencia entienden y han entendido muy bien desde hace mucho. En el caso alemán, que el país cuente con círculos de expertos no es suficiente, y por ello buscan que los expertos se vinculen con los no-académicos o con aquellos que no tienen acceso al conocimiento. Por ello, líderes de diferentes sectores, propician la discusión y difusión de temas de relevancia nacional. Entre más discusión mejor, pues se encuentran soluciones más nutridas desde el punto de vista participativo, y menos sesgadas.
Ahora bien, respecto al caso mexicano, busco entre mis recuerdos del periodo 2006-2018 algún tema sobre el cual México haya discutido primero que Alemania, pero no logro encontrarlo. Sin embargo, estoy seguro que habrá algo, pero no lo conozco – quizás algún lector sepa sobre algún tema parecido a los que presenté al inicio de este texto. Pero, ¿por qué no se habló públicamente en México del Fracking, o de la Industria 4.0? ¿se habló primero del blockchain en México que en otros países? ¿se habla ahora mismo de los beneficios de la inteligencia artificial para la industria actual y de las nuevas industrias que están por nacer derivada de ella? Estas preguntas me recuerdan que en México hay gente capacitada y experta en dichos temas, que tienen los mismos o más conocimientos que otras personas de otra nacionalidad. Sin embargo, para que estas cuestiones se discutan a nivel nacional, las élites políticas deben de dar el ejemplo y comenzar a ampliar el diálogo entre los mexicanos, de todas las clases y de todas las edades. En general se necesita eso, pero un poco más. México necesita mentes brillantes (preferentemente de los políticos) que pongan en la esfera pública temas de interés nacional, y que se fomenten no solo los diálogos a nivel político, sino también público.
En resumen, necesitamos que las elites políticas mexicanas lleven los temas no solo a donde se encuentran los políticos electos por el pueblo, sino también que lleven lo político al público, y que se le dé la oportunidad a todos los interesados, especialmente a aquellos que no se les ha dado la oportunidad de participar anteriormente y que tienen información que nutrirá dicho diálogo. Para alcanzar aquel estado, por el momento basta con repudiar a aquellos que tratan de ser más listos que la mayoría y que rompen las reglas y que se burlan de las leyes. Comencemos pues con darle ánimo a los que trabajan día a día de manera honesta para llevar el pan a su casa, y dignificar todo trabajo: desde la ama de casa, hasta el científico de datos.