MUJERES Y SU CONTRIBUCIÓN AL SISTEMA FISCAL

Mujeres y su contribución al sistema fiscal

La reducida participación de las mujeres en el mercado laboral tiene impactos significativos en la economía y en la recaudación fiscal del país. | Sunny Arely Villa Juárez* y Tania Beltrán Castillo**

Escrito en OPINIÓN el

La participación de la mujer en el ámbito económico es primordial para disminuir las desigualdades y violencias estructurales. En México la Participación Laboral Femenina ha sido históricamente baja. La brecha con respecto al promedio de los países de la OCDE fue de 16 puntos porcentuales en 2021 y durante la pandemia el empleo de las mujeres se vio más afectado que el de los hombres debido al aumento en la carga de trabajo no remunerado causado por el confinamiento.

Sin embargo, al último trimestre de 2022 los datos muestran un buen camino: 46.2% de las mujeres en edad de trabajar están empleadas o buscan activamente un empleo. Esta cifra es la más alta con datos de la ENOE y es 0.8 puntos porcentuales superior a los niveles prepandemia. No obstante, aún existen brechas por cerrar: la participación de las mujeres en el mercado laboral es inferior por 30 puntos porcentuales que la de los hombres, quienes en el mismo periodo tienen una participación de 76.5%. A su vez, 43.6% de las mujeres ocupadas labora en el sector formal y 5.8 millones de mujeres declararon que están disponibles para trabajar, pero por su contexto no lo hacen. 

Además, la mayor parte de las mujeres trabajadoras se concentran en empleos que se han relacionado culturalmente con tareas femeninas: 13% de ellas trabajan en ventas; 12% en trabajos domésticos y otros trabajos de limpieza; 6.7% en preparación de alimentos y servicios de alimentos; 5.4% en docencia y 3.8% en cuidados personales y del hogar. Estos empleos suelen estar mal remunerados, poco valorizados y tienen pocas oportunidades de desarrollo profesional. En contraste, solo el 0.1% de las mujeres empleadas se desarrollan en la categoría “Funcionarios y altas autoridades de los sectores público, privado y social”.

La recuperación laboral de las mujeres se concentra en los ingresos más bajos. En 2022, hay 60% más mujeres que ganan el salario mínimo con respecto a 2019. A pesar de que el salario mínimo creció 57% en ese periodo los datos muestran la precarización del trabajo femenino: en 2022 el salario mínimo por día fue de 172 pesos, según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI). Si consideramos que una mujer trabaja 20 días al mes, 9.1 millones de mujeres ganaron 3,457 pesos al mes (1 salario mínimo). En contraste, solo 250 mil mujeres ganaron más de 17,287 pesos al mes (más de 5 salarios mínimos). 

La baja participación de las mujeres está asociada a que la carga de trabajo no remunerado y el trabajo doméstico es asumido principalmente por ellas. En el último trimestre de 2022, el 91.1% de las mujeres que tenían un empleo también realizaban labores domésticas, mientras que solo el 2.1% de ellas se dedicaba exclusivamente al trabajo remunerado. Por el contrario, el 21% de los hombres empleados dedicaba todo su tiempo al trabajo remunerado, y el 59.3% de los hombres ocupados trabajaba y realizaba tareas domésticas. 

La reducida participación de las mujeres en el mercado laboral tiene impactos significativos en la economía y en la recaudación fiscal del país. De acuerdo con las proyecciones del Simulador Fiscal CIEP, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) representa actualmente el 6% del valor del PIB. Por su parte, los hombres contribuyen con el 64% de esa cantidad, es decir, el 3.8% del PIB. Por otro lado, las mujeres sólo aportan el 36%, lo que equivale a un 2.1% del PIB. La participación de las mujeres en la recaudación fiscal podría incrementarse si se nos facilita el acceso al mercado laboral formal bien remunerado. Igual sueldo a iguales trabajos

La incorporación de las mujeres al mercado laboral tiene un impacto positivo en el crecimiento económico del país, en una mayor recaudación de impuestos y contribuye a la sostenibilidad del sistema fiscal. Sin embargo, esta mayor participación se debe ver reflejada en empleos formales y bien remunerados. Asimismo, es fundamental que se reconozca y distribuya de manera equitativa la carga de trabajo doméstico y de cuidados entre los distintos sectores de la sociedad: privado, público y social, para evitar doble carga de labores para las mujeres.

Para más información de la situación del empleo femenino post pandemia, el impacto fiscal de ello y su relación con el trabajo de cuidados, consulta la investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) ‘Fortalecimiento de la participación laboral femenina. Recuperación post pandemia’.

* Sunny Arely Villa Juárez

Directora de operaciones y fortalecimiento institucional

Es doctora en políticas públicas; maestra en administración pública y política pública y licenciada en economía por la Escuela de Gobierno del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Cuenta con estudios sobre políticas públicas en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Georgetown. Se especializa en estudios del presupuesto y gasto público, economía de los cuidados, análisis de incidencia y prospectivos. Tiene experiencia en impulsar la Agenda 2030 a través de los datos abiertos y la participación ciudadana. Colaboró en el Centro Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, en el Centro para el Desarrollo Regional y Nacional. Actualmente colabora como docente en el Tec de Monterrey y es Directora de Operaciones y Fortalecimiento Institucional en el CIEP donde hace investigación en economía de los cuidados y trabaja por una sociedad mejor informada y más participativa en temas fiscales.

** Tania Beltrán Castillo

Investigadora

Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en la Universidad de Toulouse II-Le Mirail (Francia). Durante la licenciatura formó parte del Equipo de Debate de la Facultad de Economía y fue ayudante de profesor SNI III para la clase de Investigación y Análisis Económico en la misma Facultad. Ha colaborado en el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED-UNAM) en investigaciones en temas de desigualdad, desarrollo económico y género. Obtuvo el primer lugar en el concurso de ensayos “La Economía Mexicana a Debate” en su segunda edición. Actualmente colabora en el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria en temas de Economía de los Cuidados. Considera que para alcanzar el desarrollo es necesario poner en el debate los temas de género y cuidados.