El costo financiero de la deuda en México proyectado para 2026 alcanzará un billón 572 mil millones de pesos cifra que está por encima del gasto de salud de 995 mil millones de pesos, plantea el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El costo financiero contempla el pago de intereses, desplazando la inversión y otros gastos prioritarios.
El IMCO destacó que esos recursos representan 13.4% del gasto total del gobierno federal para el siguiente año y 4.1% del PIB de 2016.
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“Superando el gasto previsto en Salud (2.6% del PIB) y Educación (3.3% del PIB)”, enfatizó el organismo en el análisis del Paquete Económico 2026.
De acuerdo con el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2026, para el sector salud se estima una asignación presupuestal de 995 mil millones de pesos.
El IMCO proyecta una asignación de 1 billón 267 mil millones de pesos para el sector educación en 2026, lo que equivale a 3.3% del PIB, monto por debajo del promedio que destinan los países de la OCDE (4.3% del PIB) y el 8% establecido en la Ley General de Educación.
Contexto: el pasado 8 de septiembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó el paquete económico al Congreso mexicano, en donde se contemplan más de 20 billones de pesos de deuda.
Uno de los mayores gastos
De acuerdo con el IMCO, el costo financiero de la deuda tiene un aumento de 10.4% real frente a 1 billón 400 mil millones de pesos estimados para 2025, lo cual es reflejo de un mayor saldo de deuda y tasas de interés con un promedio de 6.6% durante el año.
“El servicio de la deuda se perfila como uno de los mayores gastos del gobierno, reduciendo el espacio para invertir en otros segmentos prioritarios”, destacó el instituto a cargo de Valeria Moy.
Se desplaza la inversión y otras prioridades
El Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP) enfatizó que la deuda pública, medida a través de Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), ascendería a 52.3 % del PIB en 2026, con un endeudamiento neto de 4.1 % del PIB y un costo financiero de igual magnitud.
“Este patrón refleja que una parte creciente de los recursos públicos se destina al pago de intereses, desplazando la inversión y otros gastos prioritarios”, agregó
Hacia 2031, bajo supuestos de menor tasa de interés y crecimiento cercano a 2% anual, el costo financiero se moderaría a 3.1 % del PIB.
“Sin embargo, persisten riesgos asociados a la transición demográfica, la baja productividad y la caída en la producción petrolera. En este contexto, la sostenibilidad fiscal y la equidad intergeneracional son elementos centrales para garantizar estabilidad y espacio fiscal en el mediano y largo plazo”, destacó.