Solo 43% por ciento de las mujeres mexicanas participan en el mercado laboral, frente a un 75% por ciento de los hombres, revela el Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2025 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
A pesar de una leve mejora en la brecha de informalidad entre mujeres y hombres —que pasó de 3.1 a 2.8 puntos porcentuales—, persisten fuertes desigualdades tanto en el acceso al empleo formal como en las condiciones salariales.
Contexto: la informalidad laboral se refiere a trabajos que no ofrecen prestaciones sociales ni seguridad jurídica, como el acceso a instituciones de salud, ahorro para el retiro o estabilidad contractual. Cuando se analiza esta condición bajo una perspectiva de género, la brecha de informalidad indica cuántas más mujeres que hombres se desempeñan en empleos precarios.
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Desigualdad persistente en el salario
Además de las diferencias en acceso al empleo formal, el IMCO señala una brecha salarial de género cercana al 16% por ciento a nivel nacional. Esto significa que, en promedio, las mujeres ganan 16% por ciento menos que los hombres por realizar trabajos similares. En algunas entidades, como la Ciudad de México, esta diferencia se eleva hasta 19%.
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Aunque esta diferencia ha disminuido a nivel nacional, hay entidades donde se mantiene muy alta: en Yucatán, por ejemplo, alcanza los 7.01 puntos porcentuales, mientras que en Tabasco es de apenas 0.11 puntos.
Por sectores, la desigualdad también es evidente. En industrias como los servicios profesionales, culturales y de preparación de alimentos, las mujeres ganan entre 25 y 39% por ciento menos que sus pares hombres. En contraste, en sectores como la construcción y minería, las mujeres llegan a tener ingresos superiores, aunque su representación en esas áreas sigue siendo marginal.
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Baja participación en el mercado formal
El estudio advierte que la tasa de participación económica de las mujeres en México —que oscila entre 43 y 46 por ciento — es significativamente inferior al promedio de los países de la OCDE, que ronda el 67% por ciento. Este rezago implica que millones de mujeres enfrentan mayores barreras para acceder a empleos con prestaciones, estabilidad y posibilidades de crecimiento profesional.
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A esto se suma que solo una fracción de los centros laborales en México aplica medidas formales para promover la igualdad. De acuerdo con el IMCO, únicamente 521 centros de trabajo cuentan con la certificación de la Norma Mexicana de Igualdad Laboral y No Discriminación, lo que refleja un bajo compromiso institucional para cerrar estas brechas.
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Potencial de crecimiento económico con más mujeres en el empleo formal
Reducir estas desigualdades no solo es una cuestión de justicia social, sino también de impacto económico. El IMCO estima que elevar la participación femenina en el mercado laboral hasta niveles de la OCDE podría aumentar el PIB nacional hasta en 8.4% por ciento hacia 2035. Asimismo, incorporar a más mujeres en empleos formales podría sumar 6.9 billones de pesos a la economía mexicana en la próxima década.
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Aunque México ha logrado avances importantes en igualdad política, como la paridad en el Congreso, las cifras del ICE 2025 revelan que en el terreno económico y laboral persiste una amplia brecha de género. Superarla requerirá políticas públicas más eficaces, incentivos para la formalización del empleo femenino y un mayor compromiso de las empresas para erradicar prácticas discriminatorias.
