Desde la instrumentación de incrementos de dos dígitos al salario mínimo, cada vez hay más mexicanos que ganan un salario mínimo. Una situación que encarece la nómina, donde no todos los empresarios pueden ofrecer prestaciones de ley, exponen expertos.
Reconocen que los aumentos al salario mínimo mejoraron el poder adquisitivo de millones de mexicanos. En la actualidad hay 23.6 millones de personas que ganan hasta un salario mínimo: 115% más que en 2019, cuando inició el primer incremento histórico.
Desde "México, ¿Cómo Vamos?", Brenda Flores comentó que el incremento salarial es positivo porque mejora la calidad de vida, pero también encarece las nóminas, especialmente de micro y pequeñas empresas, lo que podría llevarlas a la informalidad o incluso al cierre.
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“Tiene un encarecimiento en las nóminas de las empresas, para que realmente funcionen los aumentos se deben acompañar de una política económica más amplia que reduzca la informalidad”, afirmó la analista.
Flores subrayó que uno de los principales problemas del mercado laboral en México es precisamente la alta informalidad, por lo que pidió crear condiciones para que las empresas puedan mantenerse en la formalidad y absorber los aumentos salariales.
El salario mínimo general pasó de 88.36 pesos en 2018 a 279.94 en 2025.
Este 27 de noviembre, iniciará la negociación del incremento al salario mínimo para 2026, por lo que, el Consejo de Representantes de la Conasami analizará las propuestas de las empresas, sindicatos y del Gobierno Federal, para decidir de cuánto será el incremento, aunque se estima que estará entre 11 y 12%.
Para Carlos López Jones, director de Consultoría Empresarial en Tendencias Económicas y Financieras, la meta gubernamental de llevar el salario mínimo a 500 pesos diarios al final del sexenio podría traer efectos no deseados.
“Cuando se incrementa tanto el salario mínimo generas presiones inflacionarias; no todas las empresas podrán ofrecer prestaciones de ley. Vamos a ver un mercado negro laboral, es decir, trabajadores que ganan el salario mínimo, pero ya sin prestaciones o que se vuelvan informales”, señaló.
El analista advirtió que algunos sectores, como la manufactura, podrían incluso considerar trasladar operaciones a destinos con mano de obra más barata.
Contexto: De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2019 10.95 millones de trabajadores percibían hasta un salario mínimo, lo que entonces representaba el 19.8% de la población ocupada, hoy son el 40.1% de la población ocupada. El crecimiento en este grupo plantea desafíos para mantener incrementos salariales sin efectos adversos en precios, particularmente en sectores sensibles.
Banxico prevé presiones inflacionarias
La gobernadora del Banco de México (Banxico), Victoria Rodríguez Ceja, señaló que se prevé un incremento del 12% al salario mínimo. Este ajuste ya está incorporado en la estimación inflacionaria de 3.5% para finales de este año y 3.0% para el siguiente.
Por su parte, el subgobernador de Banxico, Jonathan Heath, reconoció que los aumentos han fortalecido el ingreso de los trabajadores con menores recursos, pero subrayó que también generan presiones en los precios, sobre todo en los servicios alimenticios.
“Ha sido muy positivo para fortalecer el poder adquisitivo de las clases más bajas, sin embargo, esto se está acotando (…) este aumento afecta a muchos sectores, pero especialmente a los servicios alimenticios. Si se mantiene esta política vamos a ver que se va a mantener la persistencia de la inflación en servicios”, advirtió.
Una deuda con millones de trabajadores
Desde una perspectiva distinta, Paulina Gutiérrez, directora ejecutiva en Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, aseguró que no existe evidencia de que los incrementos al salario mínimo impulsen la inflación. Por el contrario, afirmó que los ajustes han permitido mejorar el poder adquisitivo.
“En el país hay 20 millones de personas con trabajo asalariado y entre ellas 6.4 millones en trabajos formales ganan aún salarios de pobreza. Esto se puede terminar en 2026 con un incremento de 16% al salario mínimo general, suficiente para dos canastas básicas”, sostuvo.
Aunque la especialista respalda aumentos mayores a los previstos, apuntó que estos deben ser diferenciados según la región. En la Frontera Norte, dijo, el crecimiento ya no debería ser de doble dígito, sino cerca del 4%.
