¿Es posible la regeneración de piel y tejido quemado, y ayudar a las personas que han sido expuestas al fuego, como en el caso de la conflagración de La Concordia, el pasado 10 de septiembre?
Es posible, pero la investigación en torno a las medidas que beneficien a pacientes aún está en sus fases iniciales, afirma María Guadalupe Flores Sánchez, titular del laboratorio de Ingeniería de Tejidos y de Impresión 3D de la Universidad La Salle.
Una de sus líneas de investigación está enfocada a buscar la regeneración del tejido epitelial (los que cubren los órganos del cuerpo) o la piel; otra es sobre las patologías dentro del cartílago, principalmente de personas adultas mayores que ya tienen un desgaste a nivel articular, en especial en rótula y cadera. La última línea es la de tejido óseo para casos de niños cuyos huesos del cráneo no se unen como debería ser.
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La posibilidad pasa por la biocompatibilidad
El principal objetivo del laboratorio es el uso de nuevas tecnologías como la bioimpresión 3D y la medicina regenerativa, usando células del propio paciente para atender estas patologías o traumatismos.
“Cuando falta tejido es cuando la ingeniería respectiva tiene una alternativa, utilizando las células del mismo paciente y haciendo el uso de biomateriales, ya sean sintéticos o naturales, pero que sean biocompatibles”, remarca Flores Sánchez, afuera del laboratorio donde trabajan ocho personas.
La biocompatibilidad significa que no haya rechazo por parte del paciente para hospedar ese nuevo biomaterial. Sin embargo, la investigadora aclara que primero debe probarse a nivel de laboratorio, bajo ciertas normativas y áreas que deben de estar esterilizadas, para después proponer su uso a nivel clínico.
Flores Sánchez explica que la investigación de la regeneración de piel puede resultar vital para las personas quemadas. La piel es un tejido “plano”, con diferentes capas, pero cuando esas quemaduras ya atraviesan la piel y empiezan a tocar a otros tejidos que son vitales, es un reto regenerar, que implica costos y diferentes niveles de investigación.
“Las quemaduras de piel son uno de los grandes retos. No solo se transfiere a la profundidad que tiene una quemadura, sino a la extensión o área que toca, hablando de casos del 80 y 90% de quemaduras en pacientes”.
Con la tecnología se busca acortar los tiempos, pero sobre todo darle un trato personalizado a los pacientes en donde se puedan usar biomateriales o hidrogeles que puedan extenderlos al área afectada y que sean biocompatibles. En casos como estos el tiempo es un factor de vida o muerte, puntualiza.
En el caso del laboratorio de la Universidad La Salle, que pertenece al Centro Transdisciplinario de Investigación, Desarrollo e Innovación, los trabajos para regenerar este tipo de tejidos suman ya cinco años.
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Aún falta camino por recorrer
Sin embargo, para beneficiar a personas quemadas, como las víctimas de la conflagración causada por una pipa en el puente de La Concordia, aún faltan fases.
En Estados Unidos ya se tienen algunos parches, pero son pequeños. En México, la universidad La Salle investiga para desarrollar esa posibilidad, junto con instituciones como el Instituto Nacional de Rehabilitación, el Hospital Infantil de México Federico Gómez, el Centro de Ortopedia Regenerativa, la UNAM y la UAM, pero aún se encuentra en fase inicial.
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“Tenemos un planteamiento inicial con un protocolo de investigación aunado con la clínica y después pasa por un Comité de bioética para comenzar a hacer los primeros estudios y análisis de diferentes patologías. Después, debe pasar por la fase preclínica, algunos utilizando un modelo animal y otros solamente un cultivo in vitro, para después pasar al mediano y largo plazo y poder atender a pacientes dentro de la clínica, obviamente avalado nuevamente por el Comité de bioética y la Cofepris, ya que estamos aquí en México”.
En este tipo de investigación trabajan biólogos, físicos, programadores, científicos, especialistas dentro de la medicina y ortopedistas y además aprovechan las nuevas tecnologías.
VGB