En su primer Grito de Independencia como presidenta de México —y la primera mujer en ocupar el cargo—, Claudia Sheinbaum lanzó 22 arengas, su mensaje se centró en las causas sociales y en la memoria histórica, al recordar a cuatro mujeres que lucharon por la libertad del país, una de ellas Leona Vicario.
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, mejor conocida como Leona Vicario nació en la Ciudad de México el 10 de abril de 1789, fue hija del comerciante español Gaspar Martín Vicario y de la criolla Camila Fernández de San Salvador y Montiel. Quedó huérfana a los 18 años de edad, y quedó bajo el tutelaje de su tío, el doctor en leyes y abogado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador.
Gracias a la posición familiar y a los bienes heredados de sus padres, estudió Bellas Artes y Ciencias. A través de los estudios, Leona Vicario desarrolló un enorme sentido crítico frente al mundo y años después comenzó a ejercer el periodismo. Desde joven mostró gran interés por las ciencias, las artes y las lenguas, lo que le dio una formación amplia y la convirtió en una mujer culta y con ideas propias. Es considerada la primera periodista del país.
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Vicario publicó en diarios como: El Semanario Patriótico Americano, El Federalista y El Ilustrador Americano, en este último los insurgentes observaron su trabajo y se pusieron en contacto con ella. Cuando la Guerra de Independencia estalló, Leona Vicario se unió al movimiento. Desde la Ciudad de México les daba información de lo que ocurría en la capital mexicana, además de ayudarles con algunos bienes para apoyar la causa libertaria.
Durante la lucha por la Independencia de México formó parte de la sociedad secreta Los Guadalupes, dedicada a apoyar a los combatientes con información, recursos económicos, medicinas y armas. Su casa llegó a ser un centro de operaciones para los insurgentes y ella misma se encargaba de transmitir mensajes y noticias.
En 1813, Leona Vicario contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo. Ese mismo año fue encarcelada tras descubrirse su participación como conspiradora y su apoyo al movimiento de Independencia. Sin embargo, logró escapar y se refugió en Oaxaca.
Tanto ella como su esposo recibieron la oferta de un indulto a cambio de abandonar la causa insurgente, pero se negaron y continuaron huyendo. Poco después, Leona se unió a las tropas de José María Morelos y Pavón, reafirmando su compromiso con la lucha por la Independencia de México.
En 1817, Leona Vicario dio a luz a su primera hija, pero poco después ambas fueron apresadas. Una vez más se le ofreció el indulto, esta vez con la condición de partir a España. Ella aceptó, y mientras se tramitaban los documentos fue trasladada a Toluca para permanecer en confinamiento.
Con el tiempo, el gobierno le otorgó el indulto y le restituyó sus bienes, lo que le permitió regresar a su hogar en la calle de Cocheras —actualmente República de Brasil— en la Ciudad de México.
Tras la consumación de la Independencia, continuó siendo reconocida por su compromiso y su valentía. En 1827 el Congreso la declaró Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria, un título que refleja la importancia de su legado.
Leona Vicario murió a los 53 años de edad, el 21 de agosto de 1842 en la Ciudad de México, fue la única mujer civil en México que ha recibido funerales de Estado y sus restos descansan en la Columna de la Independencia, junto a los de otros héroes de la nación.
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