En un mundo donde la conectividad es cada vez más esencial para la vida cotidiana, el internet satelital se ha convertido en una alternativa clave para llevar servicios digitales a regiones remotas o con limitada infraestructura terrestre. Esta tecnología, que alguna vez se consideró costosa y lenta, ha evolucionado rápidamente en los últimos años, posicionándose como una opción viable frente a los servicios tradicionales de fibra óptica y cable coaxial.
A diferencia del internet convencional, que depende de redes físicas como cables subterráneos o torres celulares, el internet satelital utiliza satélites en órbita para transmitir datos entre el usuario y un centro de control terrestre. El usuario necesita una antena parabólica y un módem especializado para recibir y enviar señales hacia los satélites, que a su vez se comunican con estaciones en la Tierra conectadas a internet.
Tradicionalmente, los satélites geoestacionarios (ubicados a 35,786 km sobre la Tierra) ofrecían velocidades limitadas y una alta latencia, lo que dificulta el uso de plataformas de videollamada, videojuegos en línea o streaming en alta calidad. Sin embargo, empresas como Starlink han revolucionado este panorama con constelaciones de satélites en órbita baja (LEO, por sus siglas en inglés), que reducen significativamente la latencia y mejoran la velocidad.
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El mercado global del internet
Contexto: El mercado mundial del internet satelital está en pleno auge. Starlink, de SpaceX, lidera actualmente la carrera con más de 6,000 satélites en órbita y presencia en más de 70 países. Su objetivo es brindar conexión rápida incluso en los lugares más alejados del planeta, como comunidades rurales, zonas montañosas o embarcaciones en altamar.
En el caso de México, por una parte existe Telmex, subsidiaria de América Móvil, ha explorado el uso de internet satelital en zonas de difícil acceso, aunque su enfoque principal sigue siendo la expansión de su red de fibra óptica.
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Por otro lado se encuentra Totalplay, perteneciente al Grupo Salinas, también se ha enfocado en la fibra óptica, pero ha mostrado interés en soluciones inalámbricas y por satélite para complementar su red.
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¿Por qué es importante la evolución del internet de fibra óptica al internet satelital?
La evolución del internet de fibra óptica al internet satelital representa un cambio tecnológico clave en la forma en que se ofrece conectividad global. Mientras que la fibra óptica ha dominado por su velocidad y estabilidad, el internet satelital busca democratizar el acceso en zonas remotas, rurales o sin infraestructura terrestre.
La fibra óptica ha sido durante décadas el estándar de oro en conectividad, permitiendo velocidades de hasta 1 Gbps y una latencia mínima. Sin embargo, su despliegue depende de infraestructura física: cableado subterráneo o aéreo, permisos de obra civil y mantenimiento constante. Esto la hace inviable en zonas de difícil acceso geográfico, como sierras, selvas o zonas de muy baja densidad poblacional.
Ahí entra el internet satelital, una tecnología que ha avanzado de manera exponencial gracias a la inversión privada y a la miniaturización de satélites de órbita baja (LEO, por sus siglas en inglés). Empresas como Starlink, de Elon Musk, han demostrado que es posible ofrecer velocidades competitivas, más de 100 Mbps, con una latencia aceptable.
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Así será el nuevo internet
En un giro inesperado en la competencia por llevar internet de alta velocidad a cada rincón del planeta, Alphabet, la empresa matriz de Google, ha presentado oficialmente Taara Lightbridge, un revolucionario sistema de conectividad que promete marcar un antes y un después en las telecomunicaciones globales. A diferencia de sus competidores que miran hacia el espacio, como Starlink de Elon Musk o la apuesta de Amazon en su proyecto Kuiper, Google ha puesto su mirada en la Tierra y en el aire.
El sistema Taara utiliza terminales del tamaño de un semáforo, equipadas con sensores, espejos y sistemas ópticos que se alinean de manera automática para establecer enlaces ópticos de alta velocidad. Mediante haces de luz láser que viajan a través del aire, esta tecnología puede transmitir datos a velocidades de hasta 20 Gbps en distancias de hasta 20 kilómetros, sin necesidad de cables de fibra óptica ni del costoso despliegue de satélites.
Esta innovación representa una alternativa disruptiva frente al modelo que hasta ahora ha dominado la carrera por la conectividad global. Mientras Starlink ha lanzado miles de satélites para cubrir áreas remotas con internet satelital, Google propone una solución terrestre.
Uno de los grandes atractivos del sistema Taara es su capacidad para operar en una amplia variedad de entornos: desde zonas urbanas densamente pobladas hasta regiones rurales, montañosas e incluso sobre cuerpos de agua. Esta versatilidad le permite superar muchas de las limitaciones que enfrenta la instalación de fibra óptica, especialmente en regiones con infraestructura deficiente o terrenos de difícil acceso.
La incursión de Google en este sector llega en un momento clave, cuando la demanda de conectividad rápida y confiable crece exponencialmente, tanto en países desarrollados como en regiones emergentes. La competencia entre gigantes tecnológicos por liderar el mercado del internet global ha dejado claro que la conectividad es la nueva frontera del poder digital.
AJA
