¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene tu apellido o por qué lo llevas? Más allá de ser una simple firma legal o administrativa, los apellidos son testigos silenciosos de nuestra historia, cultura e identidad. Su origen, evolución y función han cambiado con el paso de los siglos, y en México, su uso tiene una rica y diversa trayectoria que se remonta a tiempos prehispánicos y coloniales.
En ese contexto, los apellidos son nombres de familia que se transmiten de generación en generación para identificar el linaje o pertenencia a un grupo familiar. Hoy en día, cumplen funciones legales, administrativas y sociales, pero en sus inicios, tenían un sentido más profundo: marcaban el lugar de origen, el oficio, la pertenencia a una clase social o incluso características personales.
En muchos casos, los apellidos nacieron como apodos o descripciones. Por ejemplo, en Europa medieval era común ver nombres como Hernández ("hijo de Hernán"), Herrera (relacionado con los herreros), o Del Río (por vivir cerca de un río).
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Contexto: El uso de los apellidos en el México antiguo
Antes de la llegada de los españoles, las civilizaciones indígenas de Mesoamérica no usaban apellidos como los conocemos hoy, pero sí tenían sistemas complejos de nombres ligados al linaje, la familia, la nobleza o incluso la fecha del calendario.
En las culturas náhuatl, por ejemplo, era común que los nombres incluyeran referencias simbólicas o naturales, como Cuauhtémoc ("águila que cae") o Nezahualcóyotl ("coyote en ayuno"). La nobleza mexica podía llevar nombres compuestos que hacían referencia a su linaje y su lugar en la jerarquía social.
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Con la conquista española en el siglo XVI, se impuso el sistema de nombres y apellidos europeos. Los pueblos originarios fueron bautizados con nombres cristianos, y muchos adoptaron apellidos españoles —algunos por asignación de los misioneros, otros por conveniencia o imposición. En algunos casos, conservaron sus nombres indígenas como apellidos, como Xochitl, Tepetl o Tecpanécatl.
Si tienes estos apellidos podrías tener descendencia de reyes mexicas
Aunque la mayoría de los apellidos que usamos en México tienen raíces españolas, algunos aún conservan su origen en la nobleza mexica. Estos apellidos son verdaderos vestigios de la historia prehispánica y pueden indicar un linaje directo con antiguos tlatoanis, los máximos gobernantes del imperio mexica antes de la conquista.
Nombres como Moctezuma, Cuitláhuac, Xicoténcatl o Nezahualcóyotl no sólo se conservan en calles, monumentos y libros de historia, también sobreviven como apellidos que llevan algunos mexicanos hasta hoy. Según especialistas en genealogía e historia, conservar uno de estos apellidos podría significar que eres descendiente directo de casas nobles indígenas, algunas de las cuales conservaron sus títulos y tierras incluso durante la época colonial.
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Los últimos grandes líderes del imperio mexica antes de la llegada de los conquistadores. Aunque sus apellidos actuales suenan más europeos que nahuas, muchos conservan con orgullo la conciencia de su linaje. Durante el periodo virreinal, los matrimonios entre nobles mexicas y españoles no fueron inusuales. Estas uniones no solo permitieron a ciertas familias conservar privilegios y títulos, sino que también fusionaron dos mundos: el indígena y el europeo. De estos enlaces surgieron los siguientes apellidos:
- Tovar y de Teresa
- Moctezuma
- Andrade
- Cano
- Olivera
- De Alvarado,
Estos apellidos que han perdurado a lo largo de generaciones y que hoy en día pueden encontrarse en familias mexicanas con un legado directo de los antiguos gobernantes de Tenochtitlán. Estos descendientes no solo son portadores de apellidos; son, en esencia, los herederos vivientes de uno de los imperios más importantes de Mesoamérica. Su existencia nos recuerda que la historia prehispánica no terminó con la conquista, sino que sigue latiendo en el presente.
AJA
