Los perros se han convertido en parte de las familias, quienes los integran núcleo dotándolos de los cuidados necesarios para su supervivencia, sin embargo, los constantes ladridos del can podrían ser un factor de un conflicto legal que incluso llevaría a los dueños de las mascotas a pagar multas.
Resulta que los ladridos de un perro pueden causar daño moral, al menos eso definió un fallo del Tribunal de Guanajuato instancia que sancionó con una multa al dueño de un perro de raza Husky siberiano, quién afecto la salud de un menor de edad, causándole insomnio, bajo rendimientos escolar y otros malestares.
Antecedentes del caso
En 2023, Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato dirimió un litigio aparentemente simple, donde un vecino demandó al propietario de un perro de raza Husky siberiano por los ladridos continuos del animal, alegando que estos habían afectado severamente la salud mental y emocional de su hijo menor.
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Inicialmente en un primer momento, el dueño del Husky gano la demanda civil interpuesta por la familia del menor afectado, sin embargo, en una apelación presentada por los padres de familia del menor afectado se llevó el caso ante la Novena Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.
La instancia superior procedió a una revisión exhaustiva de los argumentos y pruebas presentadas inicialmente, donde se determinó que efectivamente los ladridos del Husky estaban perturbando la salud del menor, de acuerdo con los dictámenes periciales en psicología había una evidente afectación al niño, y aunque no se midieron los decibeles del ladrido del perro se consideró que debieron ser lo suficientemente fuertes para escucharse en la casa del vecino.
Ante ello, el Tribunal de Guanajuato resaltó la omisión del juez de primera instancia en valorar adecuadamente la prueba pericial, la cual demostraba el impacto negativo de los ladridos continuos en el desarrollo emocional y cognitivo del menor. Por ello, el Tribunal fundamentando su decisión en los artículos pertinentes del Código Civil para el Estado destacando la obligación de reparar el daño causado al menor.
Sin duda esta sentencia podría abrir un precedente importante, ya que actualmente esta es una problemática que enfrentan muchas personas en diversas partes del país.
Contexto: Nuevas reglas para dueños de mascotas en la CDMX
En diciembre de 2023, en la Ciudad de México entró en vigor la nueva reforma a la Ley de Bienestar y Protección de los Animales en la capital del país. Este nuevo reglamento establece nuevas obligaciones para los tutores de animales de compañía o mascotas.
Con la reforma a la Ley de Bienestar y Protección de los Animales es importante aclarar la definición de animal de compañía según esta nueva ley, y se define con las siguientes palabras:
"Aquel que convive con los seres humanos, viven bajo sus cuidados, preferentemente establece una relación afectiva en la que ambos resultan beneficiados, sin interés lucrativo o utilitario y que, debido a la naturaleza de su especie, no representa un riesgo para los seres humanos u otros animales".
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EL principal objetivo de esta ley es que las personas que tengan bajo su cuidado una mascota, en el entendido de la definición de esta en la reforma antes mencionada, tienen la obligación de ejercer una tutela responsable, entendida como la salvaguarda de su trato digno y respetuoso con "condiciones favorables de nutrición, ambiente, salud, comportamiento y estado mental", prohibiendo tajantemente cualquier tipo de maltrato o crueldad.
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Estas son las obligaciones de Ley de Bienestar y Protección de los Animales:
- Inscribir a tu mascota en el Registro Único de Animales de Compañía (RUAC), es decir el CURP de los animales
- Será obligatorio el uso de collar o pechera de forma permanente en tu mascota a la hora se pasear con tus mascotas por la vía pública; asimismo este deberá portar una placa con los datos de identificación del animal, de su persona tutora y su clave del RUAC
- Dentro de los hogares de las mascotas las personas tutoras deberán proporcionar agua fresca y alimento balanceado
- Se debe esterilizar responsablemente al o los animales bajo su tutela
- Mantener vigente su cuadro de vacunación
- Facilitarle la socialización con otras personas o animales de compañía
- Recoger las heces fecales durante sus paseos en la vía pública
- Otorgar protección contra las condiciones climáticas físicas o térmicas, una zona de sombra y reposo, así como un sitio de resguardo