Un informe de la organización Datos sobre Ubicación de Conflictos Armados (ACLED, por sus siglas en inglés) coloca a México en el cuarto lugar mundial en violencia, siendo superado únicamente por Palestina, Myanmar y Siria.
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A pesar de no estar en guerra, señala que el país enfrenta altos niveles de violencia que afectan a gran parte de su población, quienes están expuestos a ataques armados, violencia política y disturbios, similares a los de países en conflicto bélico. La mayoría de estos eventos violentos se concentran en la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Chiapas, Veracruz y Sinaloa.
De acuerdo con el Índice de Conflictos publicado este mes, ACLED destaca que "los gobiernos de Myanmar, la nueva presidenta de México y la coalición del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, están al borde del 'control versus poder'". La organización señala que esto ha generado un aumento drástico de la violencia y la proliferación de grupos violentos, sin que exista un control claro sobre cómo se resuelve el conflicto.
"Los resultados son aumentos drásticos en las tasas de violencia y más grupos violentos, mientras que la influencia sobre cómo evoluciona y termina la violencia es esquiva”, resalta.
El informe también menciona que los lugares más violentos del mundo enfrentan diversas formas de conflicto, desde bombardeos en el Medio Oriente, violencia de turbas en India, una guerra civil de cárteles en México, hasta conflictos yihadistas internos y mercenarios en el Sahel. Asimismo, se refiere a las tensiones en el Mar Rojo, el estancamiento en Ucrania y la violencia contra civiles en Sudán.
El crimen organizado se ha transformado en América Latina
Por otro lado, el informe señala que América Latina vive una transformación significativa en la forma en que operan las estructuras de crimen organizado, una situación que es cada vez más compleja para los gobiernos de la región.
Expertos y organizaciones internacionales indican que los grupos criminales han evolucionado, tanto en su composición como en sus operaciones; esta transformación incluye nuevas modalidades de negocio, expansión territorial y mayor anonimato de sus líderes, factores que complican la lucha contra ellos.
Un aspecto clave de este cambio es la fragmentación de las organizaciones criminales. En el pasado, pocos grupos dominaban el mercado de la cocaína y otras actividades ilegales. Hoy, el panorama es más diverso y descentralizado.
La desmovilización de las FARC en Colombia en 2016 dio paso a nuevos actores en las zonas cocaleras, mientras que la pandemia de Covid-19 también jugó un papel al inundar la región con cocaína de bajo valor, favoreciendo la proliferación de grupos criminales.
Diversificación de los negocios ilegales
También destaca que las mafias internacionales, como las albanesas y las italianas, se han sumado a la dinámica criminal de la región. Estos grupos no buscan controlar territorios, sino aprovechar las cadenas de suministro y maximizar las ganancias.
En paralelo, el narcotráfico sigue siendo el eje de las operaciones criminales, aunque ahora con una diversificación de los negocios ilegales. El tráfico de personas, la prostitución, la minería ilegal y las drogas sintéticas se suman al portafolio de actividades de los grupos.
Otra característica es el anonimato de los nuevos líderes del crimen, ya que lejos de la exposición pública de figuras como Pablo Escobar, los cabecillas actuales prefieren mantenerse en el anonimato, lo que dificulta aún más la labor de las autoridades. Los narcos modernos se protegen con redes de contadores, abogados y otros expertos, y entienden que el dinero es más eficaz que la violencia.
El crimen organizado afecta a nuevos países
A lo largo de la región, países que antes no eran afectados por el crimen organizado ahora experimentan niveles alarmantes de violencia e inseguridad.
Ecuador, por ejemplo, ha visto un aumento dramático en los homicidios, pasando de ser un país de tránsito de drogas a uno de distribución. Otros países como Chile y Costa Rica también han comenzado a enfrentar la expansión del crimen organizado, lo que muestra la creciente globalización de estos grupos.
“Hay que aclarar que estos países siempre han tenido delincuencia local. Pero lo que observamos ahora es que sus realidades nacionales están siendo cambiadas por el ingreso de organizaciones internacionales, por la mutación de sus propias pandillas locales y por el control de ciertos territorios o puertos”, explicó Mundo Pablo Zeballos, exoficial de inteligencia chileno y consultor internacional de crimen organizado a BBC.
Según los expertos, esto ocurre principalmente por la búsqueda de lugares más seguros por donde transitar la mercancía ilegal. “Están buscando nuevas rutas porque ahora Colombia o el puerto de Santos, en Brasil, están tan identificados que cualquier cargamento tiene más alto riesgo de incautación”, señaló Jeremy McDermott, codirector de InSight Crime, una institución que se especializa en investigar el crimen organizado en América.
Además, la crisis migratoria ha facilitado la expansión de estos grupos, especialmente el Tren de Aragua, que ha crecido debido a la diáspora venezolana. Sin embargo, las naciones afectadas por este fenómeno no están preparadas para enfrentar estos grupos criminales.
Por todo esto, los expertos coinciden en que las estrategias utilizadas hasta ahora para combatir al crimen organizado deben ser revisadas y actualizadas.