EDUCACIÓN EN MÉXICO

México, último lugar en gasto educativo en la OCDE

Con la inversión más baja de la OCDE, una distribución interna distorsionada y un deterioro sostenido en cobertura y aprendizajes, México enfrenta un escenario educativo marcado por retrocesos

Créditos: Cuartoscuro / Ilustrativa
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México es el país que menos invierte por estudiante en los 38 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El gasto anual por alumno de primaria es de 2 mil 933 dólares, mientras que el promedio internacional asciende a 11 mil 902 dólares, casi cuatro veces más.

Países con menor PIB per cápita, como Colombia, Bulgaria, Turquía, Hungría, Lituania o Rumania, destinan más recursos por estudiante que México.

El informe “Educación en un vistazo (Education at a Glance 2024)”, de la OCDE confirma el rezago histórico del país en inversión educativa, tanto en infraestructura como en recursos para docentes y operación escolar.

A ese contexto se suma que buena parte del presupuesto educativo federal es absorbido por becas universales, lo que ha reducido el gasto disponible para escuelas, universidades y programas de mejora.

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Además, en 2026 el panorama no cambiará pues de acuerdo al presupuesto aprobado México mantendrá un gasto educativo equivalente a 3.19% del PIB, el nivel más bajo desde 2018, a pesar del ligero aumento global que experimenta.

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Becas se cuentan como inversión educativa

El académico Eduardo Backhoff Escudero, expresidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), detalló que el gasto educativo “real” está distorsionado por transferencias sociales que se registran como inversión educativa.

Backhoff explicó que, del total del gasto en educación, alrededor de 1.1% del PIB corresponde a gasto privado, mientras que el gasto público representa aproximadamente 4% del PIB, sumando en total 5.2%, por debajo del promedio de la OCDE

El especialista subrayó que el gobierno federal destina cerca de 180 mil millones de pesos en becas, lo que representa “como el 15 o 16% del gasto público en educación”.

Ese monto, dijo, no necesariamente beneficia a quienes más lo necesitan y, al ser universal, “le quita el dinero que se iba a las escuelas”. Según Backhoff, “hay que becar a los que lo necesitan, no a toda la población”, porque hacerlo generalizado “le está quitando recursos al gasto sustantivo en la educación”.

Backhoff advirtió que esa composición ha provocado que México se aleje aún más de los estándares internacionales: la OCDE recomienda que el gasto educativo represente alrededor del 20% del presupuesto público. 

Baja en educación superior

En educación superior, el deterioro es más visible: el gasto por alumno pasó de alrededor de 78 mil pesos en el sexenio anterior a 40 y tantos mil pesos en la actualidad. Esto, pese a la creación de universidades como las Benito Juárez. “Quien más ha sufrido un deterioro en educación es educación superior”, dijo. Las universidades, agregó, “han tenido mayor incremento de estudiantes” pero están “haciendo más con mucho menos”.

Su diagnóstico coincide con el análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), que advierte que, en el Proyecto de Presupuesto 2026, el gasto por alumno cae en educación media superior, superior y posgrado, y sólo aumenta en educación básica debido al crecimiento del programa de becas.

Backhoff también enfatizó que las becas universales no han mejorado la cobertura, ni la permanencia, ni el aprendizaje. La cobertura (porcentaje de niños atendidos por edad) “ha decrecido” en primaria y secundaria. Asimismo, los indicadores de aprendizaje muestran una caída acelerada: mientras que en 2018 “cerca de dos de cada tres estudiantes aprendían lo básico”, hoy “es uno de cada tres”, según los resultados de PISA, el único indicador disponible tras la eliminación del INEE y posteriormente de MejoraEdu.

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El especialista alertó además que las becas universales pueden ampliar desigualdades entre estados. Al otorgarse por igual a zonas ricas y pobres, dijo, se ignora la vulnerabilidad diferencial. En educación superior, por ejemplo, la proporción de estudiantes indígenas ha disminuido mientras que la de estudiantes no indígenas ha aumentado, lo que refleja un incremento aproximado del “10% en inequidad”.

Sobre el costo futuro de mantener un gasto educativo con bajo impacto, Backhoff prevé un estancamiento prolongado: si no cambian las políticas, “seguiremos retrocediendo y se seguirán ampliando las brechas educativas entre los más pobres y los menos pobres”, lo contrario a lo que promete el gobierno.

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La inversión más baja desde 2018

Con la inversión más baja de la OCDE, una distribución interna distorsionada y un deterioro sostenido en cobertura y aprendizajes, México enfrenta un escenario educativo marcado por retrocesos. Tanto los datos internacionales como los análisis técnicos coinciden en que, sin un cambio en las prioridades presupuestales, el país profundizará su rezago frente al resto del mundo.

De acuerdo con el análisis del CIEP sobre el Paquete Económico 2026, México mantendrá un gasto educativo equivalente a 3.19% del PIB, el nivel más bajo desde 2018. Aunque el presupuesto total para educación aumentaría ligeramente, los recortes se concentran en educación superior, posgrado, cultura y educación media superior, mientras que el mayor crecimiento se destina a becas de educación básica, como la Beca Universal Rita Cetina, cuyo presupuesto aumentaría 58.5%.

“Esta composición preserva la brecha entre lo que México invierte y la recomendación internacional —de entre 4% y 6% del PIB— y revela un sistema que prioriza transferencias sociales por encima del fortalecimiento del capital humano”, destaca el CIEP.

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