El narcotráfico en México ha pasado de estar dominado por unas cuantas estructuras hegemónicas a convertirse en una red de microcárteles y células regionales. Según la línea del tiempo elaborada por el Dr. Víctor Manuel Sánchez Valdés, entre los años 2000 y 2025 el mapa criminal mexicano ha mutado en al menos 40 grupos delictivos identificables.
Durante los primeros años del siglo XXI, los grandes protagonistas eran el Cártel del Golfo, el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Juárez, el Cártel de Tijuana y la Familia Michoacana. Sin embargo, las capturas, muertes y rupturas internas derivaron en una fragmentación sin precedentes.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el promedio mensual de homicidios dolosos en Sinaloa pasó de 39.4 casos (julio 2023–junio 2024) a 107.08 (julio 2024–junio 2025), un incremento del 170 %. Este repunte coincide con los enfrentamientos entre las dos facciones, que disputan puntos estratégicos como Culiacán, Mazatlán y el corredor costero hacia Nayarit.
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El fenómeno no es nuevo: cada proceso de fragmentación criminal suele detonar un ciclo de violencia. Casos anteriores lo confirman. En Guerrero, el rompimiento de los Beltrán Leyva con el Cártel de Sinaloa provocó un aumento de homicidios entre 2009 y 2013. En Tamaulipas, la separación de Los Zetas del Cártel del Golfo en 2010 derivó en una escalada similar entre 2010 y 2012.
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Investigadores como Laura Atuesta y Samantha Pérez (2018), José Carlos Hernández y Guillermo López (2023), y Cristian Márquez (2024) han documentado esta correlación entre fragmentación y violencia. Su trabajo coincide con la evidencia empírica: tras la “guerra contra el narcotráfico” iniciada en 2006, el proceso de división de los cárteles se aceleró drásticamente. Hoy, señala Sánchez Valdés, operan más de 150 organizaciones criminales medianas y grandes en el país.
Del Golfo a los Zetas: el inicio de la ruptura
El Cártel del Golfo, uno de los más antiguos, sufrió su fractura más importante en 2010 con la escisión de Los Zetas, antiguos aliados y brazo armado que se independizó. A partir de ahí, surgieron facciones como los Metros, Ciclones, Escorpiones y Rojos, que hoy mantienen presencia en Tamaulipas y el noreste.
La expansión y división de Sinaloa
El Cártel de Sinaloa, liderado históricamente por Joaquín "El Chapo" Guzmán y posteriormente por Ismael “El Mayo” Zambada, también enfrentó divisiones internas. De su estructura se desprendieron grupos como Los Chapitos, Los Mayizos, Los Cabrera, Guerreros Unidos, Los Rojos y Unión Tepito, reflejando la fragmentación incluso dentro del bastión más poderoso.
El 25 de julio de 2024, Ismael “El Mayo” Zambada García, histórico líder del Cártel de Sinaloa, fue secuestrado y entregado a las autoridades de Estados Unidos. El veterano capo fue llevado con engaños por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, lo que detonó una ruptura violenta dentro de una de las organizaciones más longevas del país.
La traición provocó la división del Cártel de Sinaloa en dos facciones: Los Chapitos, encabezados por los hijos de “El Chapo”, y La Mayiza, conformada por operadores leales a “El Mayo”. Desde entonces, ambos grupos se disputan con violencia los territorios tradicionales del cártel, principalmente en Sinaloa, Sonora y Baja California.
CJNG: el nuevo poder hegemónico
De los restos del Cártel del Milenio y tras el enfrentamiento con Los Zetas, surgió el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Bajo la dirección de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, se consolidó como una de las organizaciones con mayor expansión, generando también escisiones como Cártel Nueva Plaza y Los Guerreros Celestiales.
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La persistencia de la violencia
La gráfica muestra que, aunque algunos grupos desaparecen, otros emergen constantemente. Esto ha complicado la estrategia de seguridad nacional: cada fragmentación genera nuevos liderazgos, nuevas alianzas y conflictos locales que alimentan la violencia en estados como Michoacán, Jalisco, Guerrero, Tamaulipas y Zacatecas.
¿Por qué se fragmentan los cárteles?
El estudio identifica tres causas principales detrás de este patrón:
- Traiciones internas, que erosionan la confianza y detonan rupturas. Ejemplo: la creación del Cártel de los Beltrán Leyva en 2008, tras la detención de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo”, hecho por el cual su hermano Arturo culpó a “El Chapo” Guzmán.
- Crecimiento económico de una célula, que impulsa su independencia. Tal fue el caso de Teodoro García Simental “El Teo”, exoperador del Cártel de Tijuana, quien en 2008 se escindió para formar su propio grupo y pactó temporalmente con el Cártel de Sinaloa.
- Pérdida del liderazgo principal, por captura, muerte o extradición, que genera vacíos de poder. Ejemplo: la caída de Omar Treviño Morales, líder de Los Zetas, en 2015, dividió a la organización en dos vertientes: Zetas Vieja Escuela y Cártel del Noreste.
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