LOS ÁNGELES, California. – La reportera Brittny Mejia del diario estadounidense Los Angeles Times realizó una inmersión de varios días en los campos de California para experimentar y documentar la realidad de los trabajadores agrícolas migrantes.
Mejia se unió a una cuadrilla que recolectaba sandías mini y melones. Descrita por ella misma como "La Americana" en el campo, la reportera, quien es hija de un inmigrante mexicano, experimentó rápidamente la exigencia física del trabajo.
En el campo, Mejia batalló para liberar un melón de su tallo espinoso y se quedaba rezagada mientras los hombres experimentados avanzaban con un rápido movimiento del cuchillo. Los trabajadores soportan semanas laborales de seis días, realizando tareas agotadoras bajo temperaturas que en verano a veces superan los 100 grados Fahrenheit.
Te podría interesar
Después de solo tres días de trabajo, Mejia reportó que su espalda baja y antebrazos le dolían, y que terminaba cada día agotada. Esteban Rodriguez, un trabajador con unas 40 temporadas de experiencia, tuvo que instruirle sobre el peligro del sol y la necesidad de hidratación constante, advirtiéndole que el trabajo en el campo exige una habilidad que la mayoría da por sentada. El mismo Esteban, quien había llegado de Sinaloa a los 17 años buscando el famoso sueño americano, utiliza la frase que define la perseverancia de los jornaleros: planea seguir trabajando "Hasta el cuerpo aguante" (hasta que su cuerpo aguante).
Miedo a ICE y una fuerza laboral envejecida
La mayoría de los trabajadores con los que Mejia interactuó eran inmigrantes, muchos provenientes del mismo pueblo agrícola en Sinaloa. Aunque algunos tienen estatus legal, se estima que más de la mitad de los aproximadamente 350,000 trabajadores agrícolas de California carecen de documentos.
La política migratoria ha exacerbado el miedo: a pesar de que el presidente Trump había reconocido la importancia de los trabajadores para los agricultores, la amenaza de las redadas se mantiene viva en los campos. El propietario de la granja, un partidario de Trump, admitió estar confundido por los mensajes contradictorios de Washington y sospechó que una cuadrilla habitual no se presentó ese año por temor a viajar debido a las redadas.
Muchos trabajadores indocumentados utilizan documentos válidos de otras personas para conseguir empleo. Un joven de 23 años, Angel, explicó que, aunque trabajan con documentos falsos, "todavía nos quitan los impuestos... no es como si no estuvieras pagando impuestos por tus cosas".
Además, el informe señala que la fuerza laboral está envejeciendo, con un aumento del 64% en California de trabajadores agrícolas entre 55 y 64 años de 2009 a 2019. Los estadounidenses no latinos rara vez buscan estos trabajos; la última vez que llegaron a la granja, trabajaron una semana y no regresaron.
"El sueño americano nos consume"
La necesidad es el motor de estos trabajadores. Una mujer que trabajaba ilegalmente con una visa de turista reveló que su motivación era poder construir una casa para su hijo en México, ladrillo a ladrillo, con el dinero ganado en la cosecha. De vuelta a casa, un día de trabajo en el campo solo le daría unos 250 pesos (aproximadamente $14).
La ardua labor, la separación familiar y el miedo constante se resumen en la frase que la reportera escuchó del capataz Raúl: "El sueño Americano nos consume".
La experiencia de Brittny Mejia reveló la habilidad que se requiere para cosechar frutas que se dan por sentadas en las tiendas, y la gran cantidad de sacrificios que las familias están dispuestas a hacer, a pesar de que el riesgo de ser deportados significa "perderlo todo".
lrc
