Fue un día histórico para la literatura en español: el 11 de octubre de 1990, el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. La noticia, hecha pública por la Academia Sueca en un comunicado que rápidamente dio la vuelta al mundo, consagró la trayectoria de un intelectual de pensamiento profundo y de una obra poética y ensayística de vasta influencia.
La academia justificó la elección destacando la "escritura apasionada y de amplios horizontes, caracterizada por una inteligencia de los sentidos y una integridad humanística" del autor. El poeta que puso en alto el nombre de México, tenía 76 años y desató una ola de júbilo y orgullo para el país y en toda Hispanoamérica.
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La sorpresa
Paz se encontraba en un hotel de Nueva York, participaría en la inauguración de una exposición. Aunque la llamada del presidente de la Academia Sueca confirmó el rumor que ya circulaba entre la prensa, Paz confesó sentirse sorprendido. En una rueda de prensa, el poeta comentó que el premio lo tomaba inesperadamente, especialmente porque el año anterior el galardón había recaído en el español Camilo José Cela.
"No creía que me fueran a dar el premio, por varias razones, pero la más importante es que el año anterior se lo habían concedido a Camilo José Cela, y parecía muy difícil que le dieran el Nobel dos años seguidos a escritores de la misma lengua", explicó el autor de Piedra de sol. Paz, sin embargo, se mostró visiblemente conmovido y optimista: "Un premio que me obliga a seguir escribiendo", declaró. También subrayó la importancia de la distinción para la literatura en español, al destacar que el premio se otorgaba a un poeta y ensayista "por razones legítimas de orden literario, no por mis opiniones políticas".
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Un pensador
La obra de Paz abarca géneros y temas esenciales, desde la indagación sobre la identidad mexicana en su ensayo capital El laberinto de la soledad (1950), hasta su lírica vanguardista y su reflexión sobre el amor, la política y la modernidad. El Nobel a Paz es, en gran medida, el triunfo de la poesía en una época marcada por el ensayo político y social, y la validación de un intelectual que, a lo largo de su vida, mantuvo un diálogo constante y crítico con su tiempo.
Con este galardón, Octavio Paz se unió al selecto grupo de escritores en español reconocidos por Estocolmo, reafirmando la vitalidad de la literatura hispanoamericana en el panorama mundial. La entrega formal del premio fue el 10 de diciembre de 1990 en Estocolmo, Suecia.