En 2019, cuando Donald Trump amenazó por primera vez con imponer aranceles a México si no se detenían las caravanas migrantes, Marcelo Ebrard, entonces canciller, y Mike Pompeo, secretario de Seguridad Interna, negociaron que México recibiría a los migrantes que Estados Unidos no quería en su territorio.
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"En esos días, el el que iba a ser el canciller, todavía no lo era, Marcelo Ebrard, ya negociaba con el gobierno de Estados Unidos un programa de de retorno de los solicitantes de refugio a México, que después se conoció como el "Quédate en México".
Ebrard aceptó el programa “Quédate en México” impulsado por Trump, una negociación en la no participaron otros funcionarios mexicanos, pero de la que Andrés Manuel López Obrador estaba enterado, dijo Tonatiuh Guillén, primer comisionado del Instituto Nacional de Migración durante el gobierno ese gobierno en entrevista con La Silla Rota.
Esa experiencia es ejemplo de lo que no debe repetirse, dijo el investigador del Colegio de la Frontera Norte.
“Tampoco se puede negociar solamente con una oficina del gobierno de Trump. Hay que establecer diálogos mucho más amplios con otros sectores que ahorita en Estados Unidos están muy activos y que forman parte de la resistencia a las locuras de los gobiernos de Trump”, señala Guillén.
Lecciones a seguir
Tonatiuh Guillén renunció al INM en junio de 2019, debido al acuerdo que México suscribió con Estados Unidos en materia migratoria, un acuerdo del cual, afirma, no fue parte y que solo fue negociado por Marcelo Ebrard, exsecretario de Relaciones Exteriores y Mike Pompeo, exsecretario de Estado de Estados Unidos.
“Creo que el error más importante que se debe de evitar son estas negociaciones unipersonales. El gobierno de México necesita un aparato profesional calificado que afortunadamente sí existe y que está en el servicio exterior mexicano. Se debería tener un consejo de política exterior basado en esa experiencia y trazar una estrategia sobre esa base”, recomienda el ahora investigador de El Colegio de la Frontera Norte.
Para el especialista, dicha negociación unilateral llevó a un cambio significativo en la política migratoria de México en 2019, convirtiendo al país prácticamente en un "tercer país seguro" mediante el programa "Quédate en México".
En 2019, el gobierno mexicano aceptó militarizar el control migratorio, lo que incluyó el despliegue de la Guardia Nacional y el Ejército en tareas de contención de flujos migratorios.
“El gobierno de López Obrador optó por no tener conflictos con Trump y aceptó la militarización del control migratorio a través de militarizar al Instituto Nacional de Migración”, sentencia Guillén.
“México ha accedido a los planteamientos de Trump”
Ante las nuevas amenazas de Trump, Tonatiuh Guillén no descarta que el gobierno de Claudia Sheinbaum también haya entablado ya una negociación con Estados Unidos. “Eso no se sabe aún, pero lo que es visible es que el gobierno de México ha accedido a los planteamientos principales, o sea, no hay objeción”, afirma.
La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció que en solo seis días Estados Unidos regresó a más de 4 mil migrantes a México, pero Guillén considera que estas cifras no representan una deportación masiva, en especial por las promesas exageradas y desmesuradas que el hoy presidente hizo en campaña.
“Son cifras preocupantes, pero porque se trata de personas lastimadas, pero aún están dentro de un margen que está muy lejos de lo que podemos llamar deportaciones masivas”, asegura el exfuncionario.
Ha habido peores épocas: especialista
Juan Hernández-Senter, responsable de asuntos migratorios durante el gobierno de Vicente Fox, recuerda que durante la presidencia de Barack Obama se deportó hasta 600 mil migrantes en un solo año. “Inclusive Obama fue conocido como el gran deportador”, dice en entrevista con La Silla Rota.
Esta cifra está lejos de los números de deportaciones de Trump, quien, si mantiene las deportaciones en 4 mil por semana, en un año regresaría a México a poco menos de 200 mil migrantes.
Sin embargo, para el también exsecretario de migración de Guanajuato la gran diferencia es la agresividad en el discurso de Donald Trump, quien en todo momento descalifica a los migrantes tachándolos de criminales e incluso enfermos mentales.
México no tiene que rebajarse al nivel de Trump
En este contexto, Juan Hernández recomienda al gobierno no rebajarse al vocabulario de Donald Trump y, en su lugar, actuar con inteligencia y trabajar pensando en que EU es el socio número uno de México.
“Hay que recordar y empujar mucho los Derechos Humanos. Hay que tener un vocabulario apropiado, pero también saber que mucho lo que él está haciendo es su estilo y no significa que nosotros tengamos que enlodarnos con ese tipo de negociaciones”.