CRISIS MIGRATORIA

"Quiero quedarme, necesito trabajar"; migrantes prefieren el "mexican dream"

Esta es la historia de Shelda, de 30 años, quien llegó de Haití desde hace cinco meses junto con su hija

Créditos: Foto: Raúl Estrella
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Decenas de migrantes que llegaron a México en los últimos años han optado por quedarse en el país y no buscar asilo en Estados Unidos. Personas que acuden a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados en Iztapalapa, contaron a La Silla Rota que su objetivo es recibir autorización para permanecer y trabajar aquí.

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Shelda de 30 años, llegó de Haití desde hace cinco meses junto con su hija. “Quiero quedarme porque necesito trabajar, estudiar y que mi hija también. Allá es muy peligroso, hay muchos problemas políticos, económicos, en este momento es muy peligroso”, relató.

Ambas ingresaron por Chiapas y llevan cinco meses radicando cerca del aeropuerto Benito Juárez. Cada diez días van a las instalaciones de la COMAR. “Para venir aquí toma una hora aproximadamente, me olvido de cuánto dinero utilizo, pero es mucho”.

Añade que no le es posible laborar pues para hacerlo necesita papeles. “Llevo diez firmas y aún no me dicen cuándo va a estar esto”, dijo.

Foto: Raúl Estrella

De acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP), más de 735 mil extranjeros viven en México, 328 mil 214 radican temporalmente y 406 mil 890 lo hacen de forma permanente.

Los países de los que procede la mayoría son Honduras, El Salvador y Guatemala, principalmente por situaciones de violencia, pobreza extrema y desastres naturales. En el listado comienza a destacar la presencia de refugiados de Venezuela.

HUIR O MORIR

W, quien pidió que no se usara su nombre, es un exmilitar venezolano quien pide asilo en México porque, en sus palabras, es un perseguido político en su país. Desde noviembre del año pasado radica en la alcaldía Azcapotzalco y busca ayuda de la COMAR para obtener asilo político en la CDMX.

“El proceso es tardado pero dependiendo el motivo por el que estés aquí, te ponen a hablar con un psicólogo, te hacen diez mil y un preguntas, te las vuelven a repetir a ver si cometes un error. Nos piden datos, si tenemos descendencia, todo eso y al final me preguntaron de qué trabajaba en Venezuela, cuando dije que era militar, ahí se acabaron las preguntas”.

Foto: Raúl Estrella

Contó a La Silla Rota que “al salir de Venezuela me acusaron de traición a la patria, deserción militar, porte ilícito de armas, asociación para delinquir… me metieron como siete u ocho delitos. No me iban a meter preso, mi expediente militar era impecable, no incurro en ninguno de los delitos, no soy faltante, pero como el militar tiene que apoyar al gobierno que esté y yo no quise, me iban a matar”.

W radicaba en la región de los Andes, Trujillo, atravesó la selva de Colombia y Panamá caminando, fueron alrededor de 15 días los que tardó en llegar a Chiapas, para eventualmente, trasladarse a la Ciudad de México. 

El joven de 24 años narra que gastó entre 90 y 100 mil pesos mexicanos para que las autoridades no lo aprehendieran. “Me agarró Migración tres veces, me agarró la guardia nacional, tuve que pagarles todas las veces para que no me regresaran”.

Foto: Raúl Estrella

DESISTIR NO ES OPCIÓN

México ha experimentado un aumento en la llegada de migrantes provenientes de Haití, Venezuela y Cuba, sumándose a las caravanas que ya cruzan desde el Triángulo Norte. La UPMRIP reportó que en 2024 hubo 925 mil 85 personas en situación irregular migratoria en el país, 6 mil 713 se encontraban asentadas en la Ciudad de México; Tabasco encabezó la lista con 442 mil 365 migrantes dentro de la región.

Ignobel y su sobrina, cubanos, viven desde hace siete meses en Zumpango, Estado de México y solicitan asilo en el país, pero llevan dos meses con el proceso burocrático.

“Tenemos que venir cada diez días a firmar, es como para decir ‘seguimos interesados en el proceso’, porque si dejas de venir se cierra el caso, para ellos es como que no te interesa”.

Foto: Raúl Estrella

Cada que van a la Comar hacen un trayecto de dos horas en el que gastan poco más de 300 pesos de ida y vuelta.

Dicen que la institución no les da certeza de cuándo tendrán luz verde para su petición de asilo. “Nosotros llevamos solo dos, nos dicen que serán de cuatro a cinco firmas pero hemos conocido gente aquí que llevan muchísimas más, así que no sabemos cuándo nos darán respuestas”.

Jenni y Alberto, pareja de venezolanos que radican en Lago de Guadalupe, Edomex, fueron acreedores a esta ayuda pues con una menor de tres años y un bebé a punto de nacer necesitaban urgentemente acceso a servicios médicos: “Una amiga mexicana me informó, ella me dijo ‘yo te llevo’, porque no conocemos a nadie”.

Narraron que en el Hospital Materno Infantil Guadalupe Victoria, ubicado en Atizapán de Zaragoza, le programaron su cesárea para el viernes 17 de enero. “Tuvo que ser antes porque como ya tengo una cesárea, no podían esperar a que tuviera 39 semanas, no vaya a ser que rompiera fuente o me dieran contracciones porque se me puede abrir la cesárea y es peligroso”.

Foto: Raúl Estrella

Tapachula fue el primer sitio en México que la pareja pisó en aras de obtener un futuro mejor pues dejaron su país de origen al no tener oportunidades laborales dignas, sin embargo, el actual escenario no ha pintado como esperaban: “yo a veces trabajo, es un día a la semana, me dan $500, pero todo se va en la alimentación de la niña… Algunas veces, varios vecinos nos ayudan”, aseveró Alberto.

Pese a que mantienen comunicación constante con sus familias, comentan que no reciben apoyo económico de su parte. “Mi mamá nos ayudó para venir y ahora en diciembre porque no le habíamos comprado nada a la niña. Nosotros nos aguantamos, pero a ella es diferente, le dimos un detalle… que ni lo agarra”, dijo Jenni, entre risas.

Esta familia se acercó por primera vez a la COPAR sin conocimiento claro de qué podrían solicitar, afirman, conocidos migrantes les comentaron que en la institución podrían apoyarles a regularizar su estancia en México y así, conseguir trabajo; su plan tampoco es moverse del país, sino crear una vida con mejores oportunidades que en Venezuela.

Foto: Raúl Estrella