La tormenta tropical "John", se intensificó 2 veces para convertirse en huracán categoría 1 y afectó distintos estados del país, dejando sus mayores estragos en Guerrero. Las lluvias torrenciales asociadas con “John” dejan hasta el momento un saldo trágico: 10 personas fallecidas, ocho en Guerrero y dos en Oaxaca.
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El ciclón genera intensos vientos, oleajes peligrosos de hasta seis metros de altura y la posible formación de trombas marinas, lo que ha encendido las alarmas en las zonas costeras del país. Ante esta emergencia, surge una pregunta clave: ¿cómo enfrenta México estos desastres naturales ahora que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) ha sido eliminado?.
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El Fonden fue creado en 1996, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, como una herramienta financiera destinada a responder de manera rápida y eficiente ante emergencias naturales. Su objetivo era cubrir los costos de reconstrucción y asistencia a las zonas afectadas por fenómenos como huracanes, sismos, inundaciones y otros desastres naturales. Durante más de dos décadas, el fondo fue un pilar fundamental para enfrentar los desastres que azotan regularmente a México.
Guerrero, uno de los estados más vulnerables ante ciclones tropicales, fue uno de los mayores beneficiarios del Fonden. Tras el impacto de huracanes y tormentas en años anteriores, los recursos del fondo fueron cruciales para la reconstrucción de viviendas, infraestructura y servicios esenciales. En su ausencia, la preocupación es que las autoridades locales no cuenten con los recursos suficientes para hacer frente a la magnitud de los daños.
La desaparición del Fonden
En octubre de 2020, el Senado aprobó la eliminación de 109 fideicomisos, entre ellos el Fonden, como parte de una política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La justificación para su desaparición fue que los recursos de estos fideicomisos serían administrados de manera directa por el gobierno, argumentando que su manejo en ocasiones carecía de transparencia y eficiencia.
Sin embargo, la desaparición del Fonden ha sido un tema polémico. Diversos sectores, incluyendo los partidos de oposición, han cuestionado si el gobierno federal cuenta con un mecanismo igual de eficiente para atender desastres de gran magnitud. El Fonden no solo brindaba apoyo financiero, sino que también seguía un esquema estructurado que garantizaba la coordinación entre los distintos niveles de gobierno para atender a las comunidades afectadas.
Un vacío en la gestión de desastres
Con el huracán “John” nuevamente tocando las costas mexicanas, la ausencia de un instrumento como el Fonden es más evidente. Los desastres naturales no solo afectan la vida de miles de personas, sino que también dañan infraestructuras esenciales, como carreteras, hospitales y escuelas. Sin un fondo especializado que canalice recursos, las respuestas tienden a ser más lentas y los procesos de reconstrucción más complicados.
La intensificación de tormentas y huracanes debido al cambio climático plantea un reto aún mayor para países como México. Fenómenos meteorológicos que antes eran esporádicos, hoy son más frecuentes e intensos. Por ello, contar con un fondo de respuesta rápida no es solo una cuestión de seguridad, sino de supervivencia para muchas comunidades vulnerables.
La reconstrucción y la asistencia a los damnificados también era parte de los beneficios del Fonden, el cual representaba un mecanismo que podía movilizar recursos a gran escala de manera ágil. En su ausencia, México enfrenta la incógnita de si podrá seguir respondiendo eficazmente a desastres de la magnitud de “John” y otros fenómenos naturales que seguirán llegando.