Jorge Romero Herrera (CDMX, 1979) milita desde los 17 años en el Partido Acción Nacional (PAN), al que ahora aspira a presidir. Pertenece a una generación pragmática de militantes que ha purgado de su discurso los postulados de los fundadores, lo mismo los liberales e intelectuales de Gómez Morín, que los católicos de González Luna.
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En entrevista con La Silla Rota, aseguró que el panismo ha aprendido “la lección de la elección” de junio, y apuró algunas rutas para su fortalecimiento en una época en la que los partidos parecen desvanecerse frente a liderazgos personalistas.
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“El próximo presidente del partido no tendrá privilegios ni gratos momentos, quizá todo lo contrario. Debemos aprender a trabajar a ras de tierra, cerca de la gente…, tener una agenda social; si seguimos en los pasillos y los comités, los ciudadanos ni nos voltearán a ver.
“Sin embargo, vienen tiempos cuesta arriba. Claudia Sheinbaum dijo en el Zócalo que democracia es diálogo y negociación, pero podríamos enfrentar seis años de ´ni te veo, ni te oigo ni te hablo´. Extenderemos la mano en aras del respeto al otro. No será nuestra culpa si nos la dejan tendida”, dijo. Y añadió:
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“El PAN no puede obsesionarse en oponerse a todo. Si hay algo en la Reforma Judicial que sea benéfico para el país, la apoyaremos… pero si el dialogo está ausente, mantendremos nuestra oposición”.
- A juzgar por las votaciones -se le planteó-, a los votantes no les importó la corrupción gubernamental, el mayor número de ejecuciones desde que existe registro, o el mal manejo de la pandemia…
- De acuerdo totalmente. La gente creyó que mientras tuviera resueltos ciertos satisfactores, podría dejar otros temas en segundo lugar. Enfrentamos un nuevo régimen en donde los votos cada tres o seis años pueden girar sólo en torno al monto de los programas sociales que se les entreguen. Es delicado.
“Una agenda social tendría que demostrar y encarar el fracaso de la cobertura de salud; que se despojó a los niños de las escuelas de tiempo completo, de las estancias infantiles que tanto ayudaban a las familias…, pero no pudimos penetrar en la gente con estos reclamos”, reflexionó.
Romero Herrera cree ver al presidente López Obrador atrás de las “prisas por el llamado ´Plan C´”, con reformas que, dijo, no sabe si se concretarán en los términos que el mandatario saliente pretende. “Por cierto -aseguró- , en falta absoluta, absoluta, de respeto hacia Claudia Sheinbaum”.
“El que quiera sacar (de la historia) al otro Plutarco Elías Calles que (López Obrador) trae dentro, va a lograr sacar al Lázaro Cárdenas que otros deben portar también”, dijo, aludiendo, sin detallar, a la crisis política ocurrida en 1936 (en el segundo año del gobierno del michoacano) en el que el entonces presidente dictó la expulsión del país del también general Calles, al que se le atribuye una imposición sobre sus sucesores durante el periodo conocido como “maximato”.
La sobrerrepresentación, inaceptable
A partir del primer día de septiembre, Jorge Romero será diputado federal por cuarta vez en forma sucesiva desde 2015, alternando una postulación plurinominal, una de mayoría, una reelección y otra también plurinominal. Como actual coordinador de su bancada en la cámara baja, presidió durante el último año la Junta de Coordinación Política. Lo haría un mes más, salvo si, como está previsto, se inscribe en la convocatoria -esperada para la próxima semana- para la dirigencia panista.
Se inclinó en favor de que el método para seleccionar al sucesor del actual dirigente, Marko Cortés, sea “el tradicional” de elección abierta a la ciudadanía, con base en un padrón que calcula estaría integrado por cerca de 300 mil afiliados. Se aseguró de ponderar a sus hasta ahora posibles adversarios, Adriana Dávila y Damián Zepeda.
“No habrá guerra civil entre hermanos”, aseguró.
Sin esperar pregunta alusiva, resaltó la principal pugna política sobre el número de diputados plurinominales que la corresponderá a cada partido en San Lázaro, una vez que el Instituto Nacional Electoral, por voz de su presidenta, Guadalupe Taddei, anuncie cómo el organismo interpretará el llamado criterio de “sobrerrepresentación” y la proyección que ese criterio tendrá en la composición de ambas cámaras del Congreso.
“Existe una laguna en la ley -aceptó Romero- sobre si el mecanismo para asignarle más bancas al partido ganador aplica, o no, también para las coaliciones. De ser este el último caso, estimó, el 54% de los votos que acumuló la coalición del oficialismo (Morena-Verde-PT) se traducirá en 72% de las bancas. El oficialismo pretende -aseguró- que el 46% logrado por la oposición se traduzca en 27% de los escaños. ¿Quién puede pensar que eso es justo, democrático?”, dijo.
Hizo un llamado a la consejera presidente Taddei a honrar el criterio emitido en diciembre pasado, en el sentido de que el Consejo General de la institución electoral vele porque la asignación de posiciones plurinominales observe equilibrio con la votación emitida por los ciudadanos.
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