Un día como hoy, el 28 de mayo de 1942, México declaró la guerra a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, tras el hundimiento de los barcos petroleros mexicanos por submarinos nazis. Aunque la participación directa de México en el conflicto fue limitada, la guerra tuvo un profundo impacto en la política y economía del país, resultando en efectos positivos.
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Desde antes del conflicto, el gobierno mexicano ya había mostrado su desaprobación hacia los gobiernos fascistas. En 1935, México se sumó a los bloqueos económicos de la Liga de las Naciones contra Italia por la invasión de Etiopía y protestó en 1938 contra la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi. Además, México reconoció a la República Española en el exilio en 1939, lo que permitió la llegada de muchos refugiados españoles al país.
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Las relaciones diplomáticas de México durante este periodo fueron complejas. La expropiación petrolera de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas había deteriorado las relaciones con varios países, incluyendo el Reino Unido y Estados Unidos, que mantenían un bloqueo comercial contra México. Sin embargo, la invasión de Polonia por Alemania en 1939 marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y aunque México declaró su neutralidad, las tensiones crecieron.
En 1941, el presidente Ávila Camacho incautó barcos alemanes e italianos en puertos mexicanos, y en mayo de 1942, el hundimiento del Potrero del Llano y el Faja de Oro por submarinos nazis llevó a México a declarar la guerra al Eje. Como consecuencia de esta declaración de guerra, el 8 de mayo de 1944, se anunció la participación directa de tropas mexicanas en las acciones bélicas mediante la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana conformada por el Escuadrón 201. La tropa fue destinada al frente del Pacífico para combatir a las fuerzas japonesas en Formosa y Filipinas.
¿Qué opinaba la gente sobre pelear en la Segunda Guerra Mundial?
A pesar de la declaración, la población mexicana estaba dividida sobre la participación en la guerra. Una encuesta de esa época de la revista Tiempo reveló, que más de la mitad de la población prefería no involucrarse en la guerra. En concreto, 41% apoyaba la declaración y el 59% decía no querer ir a la guerra. Esto, debido a que muchas personas no confiaban en Estados Unidos que había sido un enemigo histórico de México.
Para cambiar la opinión pública, el gobierno mexicano, con ayuda de Washington, lanzó una campaña propagandística utilizando la historia de Rodolfo Chacón, un sobreviviente del Potrero del Llano. Así, se justificó la decisión de entrar en la guerra, marcando un capítulo significativo en la historia de México durante la Segunda Guerra Mundial.