ENTREVISTA LSR

“AMLO fue un “pico histórico anómalo”; debemos regresar al cauce democrático”: Bastidas

“Pasó por encima a los partidos, incluido Morena”, dice el analista; el proceso electoral ya está manchado; si gana, Claudia tendrá legitimidad cuestionada, agrega

El analista político Sabino Bastidas
El analista político Sabino BastidasCréditos: Tomada de https://www.anahuac.mx/
Escrito en NACIÓN el

Sabino Bastidas ha acompañado por décadas la reflexión política del país. Cerca o lejos de partidos y sus dirigentes, propios y ajenos reconocen la agudeza de este abogado que decidió montar una consultoría cuyo nombre lo define: “Pensar diferente”.  Eso es justo lo que hace en una charla con La Silla Rota en la que destaca el perfil atípico del presidente López Obrador, al que sin titubeos le atribuye una singularidad histórica que, sin embargo, dice, alejó al país de una ruta democrática y de fortalecimiento institucional.

“Es difícil que, si gana, Claudia (Sheinbaum) pueda echar mano a la legitimidad que le darán los votos a su favor, si López Obrador cumple el anuncio de que tras las elecciones recorrerá el país, en lugar de dejarle el espacio a su sucesor. A el se añade que el proceso ya está manchado”. Se impondrá, prevé, un proceso de negociaciones con múltiples actores a los que López Obrador pudo desdeñar por su fuerte base social. 

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO

Indica que tras la elección del 2024 habrá diferencias marcadas con el periodo que le tocó encabezar al político tabasqueño, “porque el sistema tiene que regresar a la normalidad institucional, a la normalidad democrática. Hemos tenido un gobierno que fue un “pico irregular” en la historia. Vamos a regresar a un estándar. Vamos a verlo, porque quien ha mandado es López Obrador, no la banda presidencial, no la institución presidencial. Es un tema de legitimidad (de AMLO), no de instituciones.

Muestras reservas ante las promesas del político tabasqueño sobre un inminente retiro a su rancho de Palenque, Chipas, para ausentarse del debate político y la injerencia en los asuntos públicos.

“Puede cambiar de opinión”, indica Bastidas, quien alerta contra la persistencia de la ley de ratificación de mandato que a mitad del próximo gobierno “nos impondrá una nueva elección” que desgastará la gobernabilidad y que significa una regresión en la consolidación institucional.

SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE LA SILLA ROTA DE GOOGLE NEWS

 

A continuación, extractos de la entrevista con Sabino Bastidas:

 

Pregunta (P). ¿Realmente López Obrador representó una ruptura en la construcción de las presidencias surgidas de estructuras partidistas, de estamentos militares o de trayectorias burocráticas?

Repuesta (R). Déjame reflexionar un poco el tema del fenómeno López Obrador, que alteró muchas de las reglas del sistema. López Obrador construyó a lo largo de 25 años una carrera política en la que no le debió la presidencia a la República a ningún estamento en particular como los anteriores presidentes de México, que fueron resultado de la burocracia, o de una serie de méritos académicos dentro de la tecnocracia.  López Obrador construyó una carrera en una relación directa con la sociedad.  Un hombre que iba y recorría una y otra vez los municipios, saludaba a la gente, construía estructuras.  Generó al final un fenómeno político diferente.  En un país muy desigual, con un segmento enorme de gente. Es un líder de masas. Una persona con presencia territorial, yo creo que se apegó a una narrativa que no se movió en 25 años. Pero el mundo se movió en 25 años, y él ajustó esa narrativa a una realidad. Construyó un discurso en torno al tema de pobreza, una agenda en México que ya era insalvable; una agenda de pobreza. Aunque todos los partidos y todos los gobiernos tuvieron una agenda para responder a esa desigualdad, la realidad es que las condiciones de México llamaban a un proyecto mayor, algo mucho más fuerte, y evidentemente tuvo ese respaldo social.  Una base política propia, una estructura propia que le dio incluso la oportunidad de hacer un partido político. 

P.- El presidente López Obrador “hiper concentra” el poder. Dice yo soy el único que manda. ¿Esto tiene un equivalente en nuestra historia moderna? ¿Algo similar ocurrió en momentos con Gustavo Díaz Ordaz, Echeverría, incluso con Salinas Gortari?

R.- La diferencia, creo, es que el hiper presidencialismo de los ejemplos que señalas y otros se basaban en el andamiaje institucional del sistema político mexicano. Y lo que cambia con López Obrador es que altera el sistema político; ya no es ni el viejo sistema de partido único priísta ni el sistema democrático con los equilibrios correspondientes. Entonces no es preciso decir que López Obrador nos regresó al modelo de partido único como el PRI en su momento; no, claramente no. Incluso, en el congreso nacional extraordinario de Morena, al mes y medio de su triunfo electoral, López Obrador toma todas las decisiones de partido. Morena no alcanzó a institucionalizarse como un partido formal de izquierda, contrario a lo que sucedió con el PRI durante todo el proceso que se vivió en México; un proceso de institucionalización de un partido único. Aquí lo que estamos viendo es una hegemonía política con un liderazgo personal carismático temporal que además ha tomado la decisión de no quedarse en el poder, aparentemente, y está diciendo me voy a ir, y que va a dejar a una persona, su aliada, con embrión de un movimiento. Pero no está institucionalizado.

 

¿Y si se arrepiente de irse al rancho?

P.- Estamos hablando ya de López Obrador como próximo expresidente. ¿Asumes que será diferente a los expresidentes de antaño? Ya lo está siendo al proponer una serie de reformas a última hora nunca habíamos visto el anuncio que acaba de hacer de una gira por todos los estados al día siguiente de que gane su candidata

R.- Estás hablando de que en lugar de abrirle todo el campo a tu ganadora si es que gana, López Obrador se va a ir a una gira a darle las gracias a la gente y eso va a ser un discurso: promesas, horas de comunicación, en lugar de estarle dando el espacio a la creación del nuevo gobierno, el nuevo plan, el control del partido que haya quedado o la coalición el caso de que ganara.

P.- Pero él ha prometido que se retira. En la política tradicional se decía que el mejor presidente se demuestra como expresidente; es decir, respetuoso de la institución y del sucesor. 

R.- Eso no significa que pasado mañana (AMLO) no pueda cambiar de opinión en cualquier momento.  Estás hablando un líder político social que puede reaparecer. Y antes no teníamos la revocación de mandato. Dentro de tres años tendremos prácticamente un proceso de elección presidencial nuevo. La próxima presidenta de México seguramente estará sometida por la oposición a un proceso de revocación que a mi juicio es un factor de desinstitucionalización muy disruptivo. Yo no estoy de acuerdo con la figura, y menos en la manera como se plantea históricamente.

P.- En nuestro país tuvimos ya un muy fuerte liderazgo que derivó en el Maximato de Plutarco Elías Calles, que controló a tres sucesores hasta que fue exiliado del país por Lázaro Cárdenas, quien purgó a toda la clase política callista. Echeverría relegó a un presidente muy fuerte, Gustavo Díaz Ordaz, y el propio Echeverría fue luego satanizado…

R.- Quedaron en el baúl de los recuerdos…. Pero yo no me imagino que la próxima presidenta, asumiendo que fuera Claudia (Sheinbaum), pueda decir: “La presidenta soy yo; tengo un marco institucional y una base política que me respalda”. Esa es, precisamente, la sutileza de esta sucesión presidencial, a mi juicio.

 

“El proceso electoral ya está manchado”

P.- Sin embargo, finalmente la legitimidad para la ganadora vendrá de 25, 30 o 32 millones de votos que vaya a tener quien gane la presidencia…

R.- Pero esa legitimidad electoral y democrática está lastimada. Está tocada, tiene fuertes debilidades. Tenemos bajo fuego un tribunal a medida; un proceso electoral Que ya es asimétrico, anómalo. Muchas de los elementos de una elección democrática ya no los tuvo esta elección (…) hay muchos elementos que estamos pasando por alto, todo el golpeteo institucional que ha llevado a cabo López Obrador deteriora en su conjunto la institucionalidad. La próxima presidenta no puede llegar a sentarse y ordenar. Esa banda presidencial no mandará como mandaban las anteriores.  No podrá tener el mismo estilo personal de gobernar. López podía darse el lujo de no hablar con empresarios, medios de comunicación y otros factores reales de poder porque no los necesitaba, porque él tenía un poder propio porque tuvo un nivel de legitimidad excepcional. 

P.- No sé cuál vaya a ser el resultado final de la de la elección, pero parece ser evidente la ineficacia de la oposición para encarnar el malestar que generó López Obrador en algunos sectores y presentar un proyecto alternativo de país.

R.- La oposición cometió graves errores. Sus actores políticos fueron metidos en un mismo costal. En 2018 López Obrador le pasó por encima a todo el sistema de partidos de la transición democrática.  PRI PAN y PRD, los tres grandes actores del proceso de transición democrática, se vieron desmantelados. Y el partido emergente que es Morena no se institucionalizó. El grave riesgo de gobernabilidad para el periodo 2024-2030 será ese vacío de partidos. Y se abrirá el registro a nuevos partidos políticos a partir de del inicio del nuevo gobierno. Entonces vamos a ver, entonces vamos a ver un reacomodo del sistema de partidos.  Habrá que entrar no solamente a un pacto político sino impulsar un nuevo sistema político, y eso va a derivar en nuevas instituciones. Porque el presidente López Obrador el error más importante que comete en su gobierno fue no tratar de convertir en instituciones un proyecto de gobierno. El mismo error que cometió Vicente Fox.