El “Compromiso Nacional por la Paz”, firmado entre el Episcopado mexicano y las candidatas presidenciales Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum, así como por el candidato Jorge Álvarez Máynez, alerta sobre tres problemas que atraviesa México en tiempos electorales: 1) uso político del voto religioso, 2) situación de inseguridad a niveles alarmantes y 3) involucramiento de los obispos en la política.
Especialistas consultados por La Silla Rota refirieron que se trata de un hecho inédito en México. Si bien existe un antecedente similar en 1988 con el encuentro que sostuvieron los entonces candidatos a la presidencia, Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas, con el Episcopado, sólo se trató de un acuerdo para que hubiera elecciones limpias, sin fraude electoral.
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“En esta ocasión es un documento inédito porque están haciendo un diagnóstico del país, en términos de algo que el Estado mexicano ha negado, que es el tema de la inseguridad. Lo relevante es que no son los obispos que están proponiendo esto en estricto sentido, están recogiendo voces de expertos y laicos, esto lo hace inédito, porque otras veces los obispos convocaban. Hacen visible un problema que para el Estado no existe, que es el tema de la inseguridad, de ese nivel”, señaló Felipe Gaytán Alcalá, Doctor en Sociología por el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.
El especialista en cultura política y laicidad refirió que la firma de este compromiso tiene tres implicaciones preocupantes para México:
1) Uso político del voto religioso. Los candidatos están haciendo un cálculo electoral para evitar que sean exhibidos por parte del clero, sin embargo, explica Gaytán, no necesariamente el hecho de que los obispos los apoyen o no, influirá directamente en la intención del voto del sector católico, porque en México no hay un voto religioso tan definido.
“Si bien la iglesia católica ya no es dominante en el país, sigue siendo la iglesia mayoritaria y puede haber una campaña desde el púlpito, señalando qué candidatos son viables o no. Pueden generar una serie de críticas a lo largo de la campaña sobre los problemas, no solamente de seguridad, sino sociales, que les peguen a los candidatos”.
2) Involucramiento de los obispos en el tema electoral. Si bien la tradición religiosa en México ha involucrado históricamente “por debajo del agua” a actores religiosos en la política, esta vez se trata de un acuerdo abierto, explícito.
“Siempre han estado involucrados, pero ahora están directamente involucrados en una propuesta muy puntual sobre seguridad, entonces los coloca como actores políticos. Esto tiene una consecuencia directa para México en el concepto de laicidad, es decir, en ¿qué momento los momentos los obispos pueden intervenir o no en política bajo este criterio? Si somos muy dogmáticos, la laicidad sería “no tienen que intervenir, no tienen que firmar nada”.
3) Hartazgo sobre el tema de la inseguridad. El especialista señala que, el hecho de que el Episcopado realice un diagnóstico alarmante sobre la violencia en México, refleja el nivel de hartazgo que existe en el país y la necesidad del sector religioso de involucrarse.
“Cuando la Iglesia Católica entra en esta etapa es precisamente porque ya es insostenible, porque tiene que intervenir en zonas de conflicto, ellos mismos tienen que estar mediando y ellos mismos han padecido la violencia. Es una forma de hacer tratar de llegar la voz de aquellos que no han podido hacerlo por otras vías. El clima de violencia ha atacado a todos y lo hemos visto en muchos sentidos”, refirió Gaytán.
“El tema de la Iglesia sigue teniendo una repercusión importante. Lo vimos en el caso de los jesuitas asesinados en Chihuahua. En la comunidad los dejó muy dolidos. Estamos viendo que los sacerdotes están tomando una voz que arde al Estado”, añadió.