CRISIS MIGRANTE

Mildred y Jhanna no se bajan de La Bestia; maquinista enciende la máquina y el viaje continúa

La Silla Rota sigue el viaje de la estilista Mildred y su hija Jhanna de 9 años, a bordo de La Bestia, rumbo a Estados Unidos. Ya están cerca de su destino

Mildred ahorró dinero durante 6 meses para preparar este viaje, con su hija de 9 años
Mildred ahorró dinero durante 6 meses para preparar este viaje, con su hija de 9 añosCréditos: Especial
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-¡Bájense todos!. ¡Abajo! -gritó un policía que logró treparse al vagón cuando La Bestia detuvo su paso, en un territorio seco y árido, adelante de Chihuahua.

-¡No podemos bajarnos!. ¡Tengan humanidad! -contestó Mildred, con angustia y desesperación, sin soltar un instante a su hija Jhanna, mientras era empujada suavemente por el policía.

-¡Hay niños! ¡Enseñen sus armas! -gritó Erik, miembro del equipo de Mildred y Jhanna.

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En este ferrocarril viajan más de 100 niños y 50 mujeres embarazadas rumbo a Estados Unidos, según el registro oficial realizado cuando pasaron por Guanajuato. Pero ahora deben bajarse del tren, en Chihuahua, por orden gubernamental, por política migratoria, por instrucción de arriba. “El Gobierno no nos quiere dejar llegar”, dicen con frecuencia los indocumentados.

Los venezolanos, desanimados y destrozados anímicamente, comenzaron a bajarse del ferrocarril que los llevaría al primer mundo. Uno a uno, fueron bajándose de La Bestia, en medio de un territorio árido, donde no hay nada. A lo lejos, no se ve ningún pueblo cercano. No hay casas, ni carreteras. Así que deben caminar por el cerro, bajo el sol.

Pero Mildred no puede bajarse de este ferrocarril. “Nos estamos jugando todo”, dijo hace días. Ella no puede darse por vencida tan fácilmente. “Tomé la decisión de irme porque el dinero no me alcanzaba en Venezuela. Yo iba a hacer mercado y no cubría la canasta básica completa. Y mi hija tiene derecho a un futuro mejor”, platicó hace días.

La estilista Mildred Zerpa salió de Venezuela el 8 de agosto, junto con su niña Jhanna. Diez días antes, ambas habían festejado el cumpleaños 9 de Jhanna, con un pastel y globos, con la imagen de Stitch, el muñequito filipino de Walt Disney.

Mildred ahorró dinero durante 6 meses para preparar este viaje, con su hija de 9 años, desde Caracas, hasta EU. La ruta es de 4 mil kilómetros (como hacer 40 veces la peregrinación a pie a la Virgen de San Juan de Los Lagos). Ella juntó 600 dólares, en cortes de cabello, sin gastar en otra cosa. “No gastaba nada, todo era para el viaje”, dijo.

Mildred tiene clara su lucha. “Venimos con el propósito de ayudar a nuestra familia en Venezuela. Ayudar a mi mamá, a mi papá, a mi abuela que sufre de hipertensión y los medicamentos son muy caros, y el Gobierno no los da. Sólo hay medicamentos para su mismo grupo de corruptos, pero para los demás no. En los hospitales, dejan morir a la gente”, contó.

Hay una canción de una mujer migrante, Reymar Perdomo, que se llama Me Fui, y que Mildred escucha con frecuencia porque le hace recordar su propia historia. “Esa canción me estremece toda, me hace llorar. Se me enchina la piel cuando la escucho”, dice.

La crisis humanitaria en Venezuela está fuerte

“Imagínese, hasta un policía en Venezuela gana 15 dólares mensuales. Y usted con 15 dólares nada más compra pan, medio cartón de huevo y un pedacito de queso y ahí se fueron los 15 dólares. Un policía no puede vivir bien de lo que paga el Gobierno”.

Mildred no votó por Hugo Chávez porque era menor de edad, pero ella dice que todo cambió con su muerte.

“Chávez era otra cosa, Chávez era una persona que ayudaba mucho y se preocupaba mucho por las personas. Mientras estuvo Chávez, el Gobierno estuvo excelentemente bien. Todo se dañó desde que Chávez falleció. Todo cambió”, platicó. “En Venezuela se pasa hambre. Siento un dolor en el corazón de haber dejado a mi familia”, remató.

Por lo mismo, Mildred no puede bajarse de este ferrocarril. Ella reza todo el tiempo, a cada instante, el Salmo 91 que en un fragmento dice: “La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda, pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos sus caminos” . Toda la esperanza de Mildred ahora está puesta en este tren que las llevaría hasta la frontera. “Si lo logramos. Nos cambia todo”, platicó.

De repente, el ferrocarril, encendió motores, en medio de la nada, en Chihuahua. Muchos migrantes, se habían bajado de los vagones, pero Mildred y Jhanna se quedaron arriba, a pesar de los empujones de los policías. Entonces La Bestia comenzó a accionar el silbato y los policías se bajaron. El maquinista tomó la decisión de seguir su camino. La Bestia no puede pararse mucho tiempo, ha dicho Grupo México, la empresa operadora. Un día de paro cuesta 40 millones de pesos. Y el ferrocarril comenzó a moverse lentamente, con Mildred y Jhanna a bordo. Muchos migrantes trataron de regresar para subirse, pero no pudieron. Mildred y Jhanna se quedaron en La Bestia y les dio resultado.