De acuerdo con un artículo publicado por la revista Sciences, los cárteles de la droga en México, entre los que destacan el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa; son uno de los sectores que mayores empleos generan en el país. El estudio basado en cálculos matemáticos señala que los carteles tienen una masa laboral de aproximadamente 175 mil personas.
Las estimaciones del estudio consideran como principal indicador el número de personas fallecidas por los conflictos armados entre los diferentes grupos delictivos y las autoridades, así como el número de personas que han sido encarceladas por delitos relacionados al tráfico y comercialización de drogas hacia los Estados Unidos.
El artículo publicado bajo el título “Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única manera de reducir la violencia en México”, señala que pese a que el Gobierno ha emprendido acciones que han derivado en el encarcelamiento de casi 6 mil miembros de los cárteles al año, eso “no les ha impedido convertirse en organizaciones más grandes".
Los autores, Rafael Prieto Curiel, Gian María Campedelli y Alejandro Hope, precisaron que los “10 cárteles más grandes de México tienen más del 50% de los afiliados activos en el país”, de los cuales 17.9% trabaja para el CJNG, 8.9% para el Cártel de Sinaloa, y el resto se distribuyen principalmente entre La Nueva Familia Michoacana, el Cártel del Noreste y la Unión Tepito, seguidos de otros cárteles más pequeños.
En total, señalan que en México hay alrededor de 150 cárteles de la droga, convirtiendo a este sector en el quinto con mayor número de empleados en todo el país. Entre sus empleados consideran a traficantes y narcomenudistas, así como a agricultores y productores de drogas sintéticas como el fentanilo.
El artículo señala que los salarios, significativamente más altos que los de otros sectores laborales, son la principal causa de que los cárteles sean capaces de reclutar a un gran número de personas para que trabajen para ellos; los cuales compensan los riesgos de morir a causa de enfrentamientos armados por disputas con otros grupos delictivos y autoridades, así como la alta probabilidad de ser encarcelados.
Los autores consideran que “incluso si las probabilidades de muerte y encarcelamiento son aproximadamente las mismas, las consecuencias de ser víctima de un homicidio presumiblemente pesan más. Duplicar o triplicar la tasa de encarcelamiento podría entonces no alterar decisivamente el equilibrio de los pros y los contras percibidos de unirse a un cártel”.
Además, refutan la suposición de que los cárteles reclutan a las personas únicamente para producir y comercializar droga, pues señalan que la implementación de políticas para reducir el consumo de droga no se corresponde necesariamente con el reclutamiento de empleados por parte de los cárteles, pues mientras la primera va a la baja, la segunda sigue creciendo.
Esto afirma, podría deberse principalmente a la diversificación de los cárteles a otros negocios como la extorsión y la trata de personas, además de que ante la creciente aparición de grupos delictivos, los conflictos aumentan y por tanto incrementa la necesidad de los carteles por soldados con los cuales defender sus territorios.
Otro factor importante que hay que tomar en cuenta es la contratación de funcionarios públicos y militares que laboran para los carteles, sin embargo, el estudio no considera otros medios de reclutamiento implementados por los grupos delictivos, los cuales, en ocasiones se valen de amenazas para reclutar trabajadores, civiles, del gobierno y hasta militares.
VGB