México y su historia, se han caracterizado por aceptar a extranjeros que, por varias razones, deben salir de su país. Esto trae como consecuencia innumerables vértices, sin embargo, una en la cual se vio más beneficio para el país es en el desarrollo de la ciencia. La historia del país como nación que acepta extranjeros está marcada por dos exilios. No obstante, estos exilios no solo son testimonios de solidaridad, sino también momentos donde México ha enriquecido su panorama científico, tecnológico y cultural.
Sin embargo, pese a que en la historia de México se ha abrazado el aporte de científicos sin importar su nacionalidad, en años recientes el gobierno federal desde la Fiscalía General de la República (FGR) y el otrora Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se persiguió a miembros de la comunidad científica.
Persecución contra comunidad científica
En septiembre de 2021, la FGR acusó a 31 exfuncionarios del Foro y de Conacyt de presunto peculado, uso ilícito de atribuciones y facultades, operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada. El Foro Consultivo Científico y Tecnológico entró en vigor el 5 de junio de 2002, constituido por ley como una asociación civil. De esta manera operó hasta el inicio de la actual administración, cuando se dieron los primeros choques con la directora General del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, que lo desconoció como un órgano autónomo del Consejo.
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A mediados de 2019, el Conacyt desconoció la relación jurídica que tenía con el Foro y decidió no asignar recursos, lo que derivó en que la mesa directiva del Foro promoviera un juicio de amparo bajo el número de expediente 1440/2019. Inicialmente se otorgó la suspensión provisional y definitiva para que el Consejo siguiera dando recursos al Foro y en enero de 2020 el juez dictó sentencia en primera instancia en el mismo sentido. Sin embargo, en febrero de 2020 el Conacyt cambió su estatuto orgánico y eliminó el artículo en el que se establecía que el Foro estaba constituido como una asociación civil.
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La historia de los científicos exiliados en México
De acuerdo con Rebeca Silva Flores y Gustavo Pineda Loperena en su artículo titulado "Aceptación de científicos en México" en el libro " Oleadas de científicos migrantes en México" de la UNAM y el Instituto de Investigaciones Económicas, dos exilios destacan: el español, que aconteció durante los inicios del siglo pasado, y el latinoamericano, acontecido en los años setenta. El primero tuvo sus raíces en el levantamiento armado de 1936 contra la República democrática instaurada en España en 1931. Las tensiones culminaron con la huida masiva, principalmente hacia Francia, de aquellos que apoyaban la democracia.
En el artículo se menciona que México se convirtió en un faro de esperanza para muchos exiliados españoles, y en el imaginario colectivo, el país se solidificó como guardián de los valores republicanos. Agregan que bajo los principios de no intervención y autodeterminación, y amparados en el derecho de asilo, líderes políticos, intelectuales y artistas encontraron en México un nuevo hogar durante las administraciones de Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho.
Sin embargo, el artículo menciona que el beneficio fue mutuo. A las puertas de un notable desarrollo económico y cultural, México acogió con entusiasmo a refugiados que poseían la expertise necesaria para impulsar diversos sectores. Se integraron en la sociedad y enriquecieron el ámbito académico y cultural mexicano. Instituciones como El Colegio de México y El Colegio Madrid se nutrieron del talento y la experiencia de estos refugiados.
Por otro lado, el segundo exilio que los autores mencionan fue el exilio latinoamericano, aunque numéricamente menor, también dejó una huella indeleble. Las abruptas dictaduras del Cono Sur impulsaron a numerosos latinoamericanos a buscar asilo en México. Durante las administraciones de Luis Echeverría y José López Portillo, muchos encontraron refugio y oportunidades para colaborar en áreas educativas, empresariales y científicas. Estos exiliados, a pesar de la brevedad de su estancia comparada con los españoles, trajeron consigo significativas contribuciones en diversas disciplinas.
El contexto latinoamericano
Los autores mencionan que en el siglo XX, América Latina fue escenario de una notable agitación política, marcada por la participación activa de estudiantes, trabajadores, campesinos e intelectuales. La presencia del comunismo, simbolizada por figuras icónicas como Fidel Castro y el Che Guevara en Cuba, impulsó la aparición de respuestas militares y tácticas de represión en todo el continente. Esta situación llevó a la emigración de muchos a diferentes partes del mundo.
En este contexto mencionan que uno de los hechos más recordados fue la Revolución Cubana, ya que planteó una revolución conjunta, generando preocupación en Estados Unidos por posibles guerrillas cercanas. Las transformaciones políticas y culturales de finales de los años sesenta y principios de los setenta surgieron del descontento por la desigualdad y la falta de libertad de expresión.
En el artículo recuerdan que lo gobiernos militares llegaron al poder a través de golpes de Estado, utilizando la fuerza para mantener el orden. Diferentes sectores, incluidos los medios de comunicación y la iglesia católica, respaldaron estas acciones.
Uno de los factores que influyó determinantemente en llegar a otros países y a México fue la represión, pues se volvió una constante, afectando a cualquiera considerado sospechoso. Testimonios reflejan que la simple simpatía hacia ideas marxistas podía ser motivo de detención. La tortura se convirtió en un método común para obtener información y controlar a la población. La desaparición de seres queridos empujó a muchas personas a emigrar, principalmente hacia Estados Unidos y Europa.
Se menciona que en Brasil, la dictadura de 1964 condujo a una gran emigración. México acogió a destacados científicos sociales brasileños, aunque muchos regresaron a Brasil una vez encontraron condiciones de trabajo adecuadas. Este patrón de represión se observó en Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina. En estos países, centros educativos se cerraron, provocando que académicos y estudiantes emigraran. Testimonios revelan que la decisión de emigrar se basó en la urgencia de evitar peligros inminentes.
El artículo menciona que la constante amenaza, desapariciones y detenciones generaron un clima de terror e incertidumbre. Testimonios de exiliados destacan la necesidad imperante de abandonar sus países para buscar una vida más segura, con México siendo un destino común.
La adhesión de los exiliados en la ciencia mexicana
De acuerdo con los autores del artículo, la solidaridad mexicana resplandeció durante periodos de disturbios en naciones sudamericanas como Chile y Argentina. Estos profesionales encontraron en México un terreno propicio para continuar sus investigaciones y contribuir al panorama científico nacional. Instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y El Colegio de México (Colmex) se volvieron esenciales para su incorporación.
Mencionan que México, desde la década de 1970, impulsó políticas para fortalecer la investigación en el país. Como parte de esta estrategia, invitó a científicos de renombre mundial, consolidando la ciencia nacional y posicionando al país en un lugar destacado a nivel global.
Los autores, a través de diversas entrevistas a exiliados, se puede reflejar perfectamente las experiencias vividas por quienes, dejando atrás sus hogares, encontraron en México una nueva oportunidad. La mayoría de estos migrantes arribaron entre 1970 y 1982, con edades que oscilaban entre los 20 y 40 años. Algunos ya poseían formación universitaria, mientras que otros estaban en proceso de formación.
Además de la UNAM, los autores mencionan que las instituciones de educación superior en México no solo ofrecieron un espacio para el desarrollo académico, sino también un lugar de refugio y solidaridad en especial el Colegio de México y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) quienes se destacan por acoger a numerosos latinoamericanos durante estos años. Otras instituciones involucradas fueron la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Sin embargo, en las entrevistas se puede observar que a pesar de las oportunidades que México ofreció, la transición no fue sencilla para muchos. Las diferencias culturales y de lenguaje, sumadas a la nostalgia por lo dejado atrás, representaron desafíos significativos. Sin embargo, la hospitalidad y apertura de los mexicanos permitieron a los exiliados integrarse poco a poco en la sociedad.
Otros científicos entrevistados por los autores mencionan que la adaptación a un nuevo país no fue fácil, pues contaban con sus propios desafíos y ventajas. Algunos científicos recalcan la fortuna de encontrar oportunidades laborales en instituciones prestigiosas, mientras que otros destacan la calidez del pueblo mexicano.
El artículo menciona que el panorama académico en México durante esos años resultó ser más desarrollado que en sus países de origen para muchos de estos investigadores. Los autores agregan que el quehacer científico en México les ofreció más oportunidades y recursos que en sus naciones natales, en especial en campos como las ciencias sociales.
El estado de la ciencia en la actualidad
La consolidación de la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGMHCTI) el mes pasado avanzó con la oficialización del Sistema Nacional de Centros Públicos del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt). Este sistema tendrá 26 Centros Públicos en diversas localidades del país. María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Conahcyt, pone de manifiesto la importancia de estos centros en áreas humanísticas y científicas, enfatizando su potencial en la tecnología disruptiva.
Según el Conahcyt, el Sistema Nacional de Centros Públicos (SNCP) busca la articulación de recursos e infraestructuras para impactar positivamente áreas estratégicas del desarrollo nacional y temas de interés público. Estos esfuerzos buscan reforzar la independencia científica y tecnológica de México.
Anteriormente, la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación se puso en marcha tras su publicación en el Diario Oficial de la Federación en mayo de 2023. Esta nueva ley suprimió la Ley de Ciencia y Tecnología y la Ley Orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Sin embargo, a pesar de estos cambios, la comunidad científica ha expresado preocupaciones. Brenda Valderrama, investigadora del Instituto Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro de la Red Pro Ciencia, sugirió meses atrás que aún es posible mejorar la ciencia en México, pero que es crucial escuchar a quienes trabajan en la creación de conocimientos.
En otro ámbito, las Academias de Ingeniería, Mexicana de Ciencias y Nacional de Medicina han mostrado su desaprobación hacia la nueva Ley de Ciencia y Tecnología. En un comunicado conjunto, expresan su sorpresa y preocupación por la falta de diálogo con la comunidad académica. Resaltaron, además, su inquietud por las restricciones que la propuesta puede imponer a la libertad de investigación, vital para el avance científico y tecnológico en el país.
DJC