La ansiedad infantil es una psicopatología que afectó a 58 millones de niños y adolescentes en 2019, según la Organización Mundial de la Salud. La UNICEF señala que la inquietud, nerviosismo y temor son síntomas comunes de la ansiedad en las infancias.
Investigaciones realizadas por la Dra. Laura Hernández, de la Facultad de Psicología de la UNAM, muestran que las infancias mexicanas y latinas presentan síntomas particulares, como quejas somáticas como síntoma de la ansiedad, por ejemplo: vómito, náusea y dolor de cabeza.
El origen de la ansiedad infantil es multifactorial y puede ser causado por predisposiciones genéticas y biológicas, así como por los contextos y situaciones en los que se desenvuelven las niñas y niños.
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Según la Dra. Hernández, las prácticas parentales también desempeñan un papel importante en su explicación y manejo. Las madres y padres pueden ayudar a controlar o regular las emociones de sus hijas e hijos, y evitar situaciones como discusiones, peleas y gritos en su presencia.
La Dra. Hernández recomienda llevar a cabo acciones preventivas para evitar que la ansiedad infantil se agrave y afecte a los niños en su adolescencia y adultez, como la depresión. Es importante detectar y tratar la ansiedad temprano para evitar su progresión.
Los síntomas de la ansiedad infantil no siempre son obvios y pueden permanecer ocultos durante mucho tiempo, por lo que se debe prestar atención a cualquier manifestación, como quejas somáticas (dolor o malestar físico) y comportamientos inquietos o ansiosos. Los padres deben buscar la ayuda de un especialista si sospechan que la niña o niño puede estar sufriendo de ansiedad.
La ansiedad infantil puede ser una respuesta desproporcionada a un estímulo, como una araña, y puede manifestarse como fobias específicas a objetos, animales o situaciones. Por lo tanto, es importante comprender los mecanismos detrás de la ansiedad infantil para brindar un tratamiento efectivo.